Después de más de un mes de padecer los estragos del Covid-19, este lunes el Obispado de Aguascalientes confirmó el fallecimiento de su líder religioso, José María de la Torre Martín, a los 68 años de edad.
“Con profunda pena y dolor, pero con la esperanza puesta en nuestro señor Jesucristo, vencedor de la muerte y del pecado, comunico a todos ustedes, que hace unos instantes nuestro Señor Obispo, José María de la Torre Martín, ha sido llamado a la Casa del Padre”, señala el comunicado emitido por la vocería de la Diócesis de Aguascalientes.
Desde el pasado 5 de noviembre, el líder católico presentó síntomas graves del Covid-19, por lo que fue trasladado a recibir atención a la clínica privada Star Médica. Al agravarse su estado de salud, fue ingresado al Hospital Hidalgo, en donde permaneció en intubación a un ventilador artificial.
A finales de noviembre fue sometido a una traqueotomía para mejorar su capacidad pulmonar, sin embargo su estado de salud no logró tener la mejoría que se esperaba.
En las últimas horas su condición física se agravó aún más luego de padecer una infección en los pulmones, que finalmente le llevó a la muerte.
Como señal de su muerte, el obispado comunicó la indicación para que repiquen las campanas de los templos para anunciar la noticia.
Hasta el momento no se ha notificado la forma en la que se realizarán sus honras fúnebres, aunque se informa que se acatarán las medidas sanitarias para evitar aglomeraciones y se preserve la sana distancia.
José María de la Torre Martín fue nombrado como obispo de Aguascalientes el 31 de enero de 2008 por el papa Benedicto XVI, para sustituir a su antecesor, Ramón Godínez Flores, quien falleció en 2007 a causa del cáncer de páncreas.
Nació en la comunidad de Pegueros, Jalisco, el 9 de septiembre de 1952, por lo que tenía 68 años de edad.
Estudió Filosofía en el Seminario Mayor de Guadalajara y Teología en el Seminario Mayor de Monterrey y de San Juan de los Lagos. Era licenciado en Teología Pastoral por la Universidad Pontificia Salesiana de Roma.
Se ordenó como sacerdote en 1980 en San Juan de los Lagos y ejerció como párroco. Antes de ser nombrado obispo, era moderador de la acción pastoral de la catedral y del santuario de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos.
De acuerdo al canon 377 del Código de Derecho Canónico, la decisión de nombrar a los obispos de rito latino corresponden al Papa en turno, quien nombra libremente a los obispos, o confirma a los que han sido legítimamente elegidos.
Al menos cada tres años, los Obispos de la provincia eclesiástica o, donde así lo aconsejen las circunstancias, los de la Conferencia Episcopal, deben elaborar de común acuerdo y bajo secreto una lista de presbíteros, también de entre los miembros de institutos de vida consagrada, que sean más idóneos para el episcopado, y han de enviar esa lista a la Sede Apostólica, permaneciendo firme el derecho de cada Obispo de dar a conocer particularmente a la Sede Apostólica nombres de presbíteros que considere dignos e idóneos para el oficio episcopal.
El obispo de la iglesia católica cuenta con atributos característicos, como la cruz pectoral y un anillo como símbolo de su consagración a Cristo, y el segundo como alianza con la iglesia y con el Papa de Roma.