El distanciamiento social obligatorio en el mundo ha llevado a que las actividades rutinarias de las personas se detengan, y la fisioterapia no es la excepción, por lo cual los profesionales han debido reinventar nuevas formas de terapia y rehabilitación en los menores.
Tal es el caso de la fisioterapeuta Claudia Rodríguez García, quien, tras el avance de la pandemia y las restricciones sanitarias, apostó por la telemedicina para proteger a sus enfermos. Es decir, inició terapias y consultas en línea para no detener el desarrollo de sus pacientes.
Rodríguez trabaja en la Clínica Integral del Neurodesarrollo que se encuentra en el municipio de Irapuato, Guanajuato. Desde ahí atiende a pacientes, niñas y niños, de diversas edades y perfiles socioeconómicos, un rubro importante de considerar, ya que, durante la pandemia por COVID-19, ha resultado un reto el llevar terapia física a hogares donde no se cuenta con internet o un equipo de cómputo.
De acuerdo con Rodríguez, la estimulación temprana es un acompañamiento de todas las habilidades que los infantes tienen que aprender, tales como estirarse, gatear o caminar. La especialista aclara que, dichas actividades, los menores las desarrollan con o sin estimulación temprana; sin embargo, realizar estos ejercicios aseguran un funcionamiento óptimo de su cerebro.
“El cerebro de los niños es como una esponja porque todo lo que nosotros le ofrecemos ellos lo aprenderán. Por ello, un mito que hay que romper acerca de la estimulación temprana es que estas actividades los llevan a desarrollar hiperactividad o TDAH”, dice la fisioterapeuta en entrevista con Newsweek México.
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ESTIMULACIÓN TEMPRANA SIN SOCIABILIZAR
De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, durante la pandemia por COVID-19, el distanciamiento físico ha resultado igual de difícil para los niños que están aprendiendo acerca del mundo que los rodea.
Ante este contexto, la médica Claudia Rodríguez explica que si la estimulación temprana se practica desde casa con acompañamiento de un especialista se logrará que los menores desarrollen autocontrol: si no encuentran un juguete, lo buscarán; si pierden en el juego, lo volverán a intentar, y si una acción no sale en el primer intento, entonces comenzarán de nuevo.
“En los niños es recomendable que la estimulación temprana sea de forma grupal para comenzar a sociabilizar, aprender a esperar turnos, a ser empáticos y a acompañar. Sin embargo, el problema surge cuando las madres son muy competitivas y presionan a sus hijos o los comparan con otros niños”, agrega.
Ante ello, los padres deben comprender que cada infante crece y se desarrolla a su propio ritmo. Por eso no es recomendable sobreesforzar a los menores porque les provoca frustración y desinterés para intentarlo de nuevo.
TODO EMPIEZA DESDE EL VIENTRE
La estimulación temprana en los menores se distingue por cuatro etapas que marcan su desarrollo. Sin embargo, la especialista recomienda a las futuras mamás iniciar antes de que nazca el bebé.
“La estimulación prenatal es vital. Les recomiendo empezar con masajes a partir del cuarto mes de embarazo. Podemos trabajar con música, lecturas en la panza y luces, que dan beneficios al bebé, como tolerar la luminosidad del nuevo entorno al que se enfrentarán cuando nazcan”.
También señala que el recién nacido es capaz de recordar la música que los padres le pusieron mientras estaba en el vientre, lo que permite crear un entorno más agradable en el que el bebé podrá relajarse.
Antes de iniciar con la estimulación temprana es importante que los padres estén acompañados de un especialista en fisioterapia, ahora vía remota, para evitar lesiones o desgarres físicos que puedan afectar la salud de los menores.
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Las cuatro etapas idóneas para iniciar los ejercicios de estimulación temprana son: control de cuello y giro, que va de los 0 a los 3 meses; sentado y arrastre, de los 3 a los 6 meses; cuatro puntos y gateo, de los 7 a los 11 meses; y pararse y caminar, que va de los 10 a los 11, 12 y 14 meses, con sesiones de una hora al día.
“Cada edad es relativa. No quiere decir que cuando el cumpla tres meses quiere decir que ya debe hacer estos ejercicios, sino que es una guía para observar si hay retraso psicomotor, es decir, si el bebé tiene cinco meses y no levanta la cabeza, eso es un foco rojo y hay que llevarlo, de inmediato, a estimulación temprana”, previene.
Como respuesta a la pandemia por COVID-19, la Unicef y Lego Foundation recomiendan una serie de actividades para que padres y miembros de la familia pasen ratos divertidos con sus menores para continuar con su desarrollo y ampliar su mundo cuando el espacio es reducido.
BENEFICIOS PARA TODA LA VIDA
De acuerdo con Rodríguez, los beneficios de la estimulación temprana en los infantes se verán reflejados no solo en las primeras etapas del desarrollo, sino también en la adolescencia y la vida adulta.
Por un lado, les ayuda a que su cerebro se desarrolle de forma óptima. Las principales habilidades en las que se desenvolverá son la adaptativa, que es la parte de la inteligencia; motora, en la que influyen todos los movimientos, así como la coordinación y movimiento. También les hará progresar en la parte del lenguaje y la parte social.
“Aunque estamos en tiempos de pandemia, esta parte social entre familia, que es el primer grupo en el que nos construimos, también se ve favorecido”, señala.
Durante su crecimiento —tanto niñas como niños que tuvieron sesiones de estimulación temprana— tendrán mejor autocontrol, buena autoestima, iniciativa en sus actividades y solución de problemas. Además, serán personas creativas, innovadoras, con mayor habilidad para hablar y desenvolverse. Serán más abiertos ante el mundo.
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En cambio, un menor que no es estimulado le costará mayor trabajo iniciar el movimiento porque no les gusta moverse ni hacer actividades como brincar, bajar, correr, rodar, porque nunca tuvieron la experiencia y al intentarlo se asustan. Son niños más tímidos, les cuesta trabajo sociabilizar con sus pares y seguir reglas e indicaciones.
“Lo anterior solo si hay un abandono total de la estimulación temprana. Tampoco quiere decir que todos los niños que no hicieron ejercicios de estimulación temprana vayan a tener estas características, sin embargo, sí pueden tener ciertos rezagos en el equilibrio y en la coordinación”, añade.
La médica señala que “si tenemos más niños y niñas con determinación, podemos evitar la deserción escolar, si tenemos infantes con mayor confianza y respeto a sus pares, podemos evitar temas de bullying, entonces, es muy importante llevar a cabo la estimulación temprana”, recalca.
Rodríguez García es licenciada en fisioterapia, egresada de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), en convenio con el Instituto Teletón de Estudios Superiores en Rehabilitación, hoy Universidad Teletón. Durante cuatro años laboró en el Centro de Rehabilitación Infantil Teletón Guanajuato. Fue encargada del área de rehabilitación pediátrica en Fisiokids.
Hoy coordina el área de rehabilitación pediátrica y estimulación temprana en la Clínica Integral de Neurodesarrollo en Irapuato, Guanajuato, y es docente de la Universidad Liceo Cervantino en el área de puericultura.