En 2015, la diseñadora bielorrusa Julia Halovina creó una versión del escudo de armas de su país con una mujer caracterizada como caballero y blandiendo una espada. Cinco años después, la imagen resultó profética, en un momento en el que en el país, conocido como “la última dictadura de Europa”, un mujer se opone, con férrea determinación, al único presidente que Bielorrusia ha conocido desde el final de la Unión Soviética.
En la ruta de campaña, cientos de miles de personas han asistido a mítines para escuchar el mensaje de cambio de Svetlana Tikhanovskaya, una mujer de 37 años que se decidió a postularse después de que a su esposo, el popular bloguero Sergei Tikhanovsky, se le prohibió registrarse como candidato.
Ahora, la candidata suplente ha llamado a la gente a levantar la voz. Sus presentaciones en los mítines, junto con otras dos mujeres relacionadas con figuras de la oposición a las que también se les prohibió postularse, conforman un formidable cuadro femenino en oposición a la clase gobernante bielorrusa, dominada por varones, y encabezada por Alexander Lukashenko desde 1994.
“Él la subestimó completamente. Pensó que era una ama de casa y que no representaría ninguna amenaza. En varias ocasiones, dijo que ‘las mujeres no son aptas para este puesto’, señaló Alex Kokcharov, analista de riesgo país de la empresa de consultoría e información IHS Markit, con sede en Londres, refiriéndose a Lukashenko.
Lee más: Triunfa en Rusia la reforma que permite a Putin gobernar hasta 2036
“Eso provocó una reacción adversa. Las mujeres dijeron, ‘¿De qué habla? Por supuesto que somos capaces de postularnos’”, declaró a Newsweek.
En los mítines, Tikhanovskaya se presenta junto con Veronika Tsepkalo, directora de campaña de su esposo Valery Tsepkalo, a quien también se le prohibió postularse. Para completar la triada está Maria Kolesnikova, directora de la campaña presidencial de Viktor Babariko, arrestado por acusaciones de lavado de dinero y evasión fiscal.
“Las tres damas son el rostro de la campaña y fue muy buena idea hacerlo así”, afirma Valiantsin Stefanovic, del grupo de defensa de derechos Viasna, con sede en Minsk.
“Hay una gran simpatía por Tikhanovskaya. Ella dice que es una mujer ordinaria, que no es nada especial. Dijo, ‘Vine a postularme porque quiero que mi esposo sea liberado’. Es una historia muy hermosa”, dijo a Newsweek.
Entérate: Rusia promete megaproducción de una vacuna contra la COVID-19 sin reconocimiento de la OMS
El logotipo de campaña de Tikhanovskaya, que presenta un puño cerrado, las manos formando un corazón de Kolesnikova y el signo de la victoria de Tsepkalo constituyen una imagen prominente entre los partidarios que asisten a los mítines, adornados con banderas rojas y blancas: los colores de una oposición cada vez más enfervorizada.
En un evento de campaña realizado en Maladzyechna, una ciudad de cerca de 100,000 habitantes y situada al noroeste de Minsk, la capital del país, Tikhanovskaya dijo a los presentes: “¿Acaso creen que no estoy asustada? Todos los días estoy asustada. Pero reúno todo mi coraje, supero mi miedo y voy hacia ustedes y hacia la victoria”.
Sus hijos, de cinco y 10 años respectivamente, fueron llevados fuera del país por razones de seguridad. De acuerdo con el grupo de derechos humanos Viasna, al menos 1,100 personas han sido arrestadas desde mayo en los mítines preelectorales.
“Es el tiempo de las mujeres. Ahora existe un impulso en el que la esencia del poder y la sabiduría de las mujeres podrían traer el cambio”, señaló Natalia Kaliada, directora artística y cofundadora del Teatro Libre de Bielorrusia.
Su grupo ha vuelto a lanzar una campaña en la que han participado famosos como Stephen Fry y Emma Thompson, y en la que se pide que la elección del domingo sea libre y justa. La principal política que impulsa Tikhanovskaya es sostener elecciones genuinas en un plazo de seis meses.
Te puede interesar: Controvertidas frases de líderes mundiales en época de pandemia
“Se trata de un movimiento muy empoderador porque lo que une ahora a la gente son candidatos políticos que están en la cárcel y mujeres que dirigen y hacen escuchar las voces de aquellos que están encarcelados. Es una combinación hermosa y fuerte”, dijo Kaliada a Newsweek.
“Como siempre, en tiempos de guerra, y esta es una guerra, las mujeres han levantado la voz y han dominado. En Bielorrusia, las mujeres siempre han tenido un papel preponderante. Creemos fuertemente en nuestro poder. Fue ese poder en particular lo que despertó a Bielorrusia. El pueblo de Bielorrusia ve a esas poderosas mujeres capaces de levantar la voz contra un dictador y contra la represión”.
La posibilidad de que cualquier persona que no sea Lukashenko sea declarada ganadora por la Comisión Central Electoral este 10 de agosto es baja, dados los mecanismos que tiene a su disposición para influir en la votación.
Sin embargo, si Tikhanovskaya obtiene suficientes votos, y si el impulso que la respalda es lo suficientemente fuerte, podría inspirar a un movimiento de oposición disgustado por carecer del derecho a la representación. Las revoluciones de color en otros estados post soviéticos han comenzado con menos.
Mientras tanto, el presidente ruso Vladimir Putin mira atentamente el desarrollo de los acontecimientos en ese país vecino de Rusia.
En ocasiones, las tensiones entre Lukashenko y Putin se han desbordado. La semana pasada, el líder bielorruso acusó a un grupo de rusos detenidos en un sanatorio en las afueras de la capital de ser mercenarios del famoso Grupo Wagner, una empresa militar privada proscrita por el Departamento de Estado de Estados Unidos, que habrían sido enviados para desestabilizar al país antes de la votación, lo cual es negado por el Kremlin.
Lukashenko ligó al grupo con el esposo de Tikhanovskaya, lo cual hizo surgir preocupaciones de que utilizaría este hecho como excusa para tomar medidas drásticas contra su campaña o, más ampliamente, en todo el país.
Lee más: Estados Unidos acusa a Rusia de probar un arma antisatélites en el espacio
El movimiento Maidan de Ucrania tiene un gran peso en la mente de Lukashenko, al que se refirió cuando amenazó con expulsar a los periodistas extranjeros de su país. Este martes, mientras se desarrollaba la votación anticipada, afirmó que sus oponentes planeaban desatar una violencia mortífera en Minsk, informó la agencia noticiosa Interfax.
A Putin no le entusiasma ver en Bielorrusia una repetición de las llamadas revoluciones de color ocurridas en Ucrania y Georgia, por lo que querrá mantener a Lukashenko en el poder, en medio de la cantidad justa de turbulencia para hacer que siga recurriendo a Moscú en busca de estabilidad.
Tatiana Stanovaya, directora de R.Politik y becaria no residente del Centro Carnegie de Moscú, señaló que el plan de Putin es integrar a Bielorrusia dentro de Rusia y que los mercenarios pudieron haber estado en aquel país, no necesariamente con conocimiento del Kremlin, para evaluar el estado de cosas.
Lukashenko se ha resistido a las acciones para lograr la integración. El ex embajador ruso en Minsk, Mikhail Babich, habló de una mayor integración cuando ocupó el cargo en 2018. Posteriormente, fue destituido por el Kremlin tras enfurecer al presidente bielorruso por reunirse con representantes de la oposición.
“El problema es que Putin teme que Lukashenko no sea lo suficientemente fuerte para manejar la situación en caso de que surja una revolución de color, por lo que ha dicho, que ‘estamos aquí para ayudar’”, declaró Stanovaya a Newsweek.
“Lukashenko no está muy feliz con esta ayuda y piensa que puede arreglárselas. No quiere que Rusia se involucre así. Ha mostrado que Rusia debe mantenerse alejada, que él puede valerse por sí mismo”.
Lo que es casi un hecho es que Lukashenko será declarado ganador el 10 de agosto. Lo que es menos seguro es lo que ocurrirá después.
Tsepkalo, el candidato de oposición al que se le prohibió postularse, piensa que el presidente huirá del país si tiene que enfrentar a cientos de miles de manifestantes después de la elección. Esto reflejaría el destino del presidente ucraniano derrocado Viktor Yanukovich en 2014.
“No creo que el ejército bielorruso sea capaz de usar las armas contra su propio pueblo”, declaró Tsapkala a Current Time TV.
Para entonces, una figura de oposición podría poner en riesgo los planes de Putin para lograr la integración.
“Existe algún riesgo de que veamos algunas protestas masivas en Minsk y en ese caso, Rusia tendrá que intervenir, pero no militarmente”, señaló Stanovaya.
“Temen que esta parte occidental de la sociedad, como la consideran, pudiera robarle Bielorrusia a Rusia. A Putin le preocupa que ahora tenemos un tiempo bastante corto para asegurar a Bielorrusia como una zona de influencia rusa”, dijo, y añadió que Putin piensa que “si no lo hacemos ahora, podríamos perder a Bielorrusia para siempre”.
“Temo que existan algunas fuerzas de la elite rusa que pudieran proponerle a Putin que intervenga más estrechamente”, añadió.
Esto también podría hacer que muchas personas reconsideren su futuro en Bielorrusia. Kaliada dijo a Newsweek: “Si Lukashenko continúa en el poder, existe la posibilidad de que muchas personas jóvenes salgan del país. Durante los siguientes cinco años, no habrá desarrollo en el país si no hay esperanza en él”.
—
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek