Las formas comunicacionales evolucionan a la velocidad de la luz. Pasmoso fueron sus inicios como exponenciales e instantáneos son ahora. Los formatos mediante los que nos comunicamos son distintos cada segundo, cada instante, es el ser de las tecnologías de comunicación e información. Las masas se volvieron público, precisamente en el siglo XX, después de su rebelión. Pasamos del telegrama de un par de oraciones a conversatorios impresionantes de 140 caracteres. Llegó el móvil al inicio del tercer milenio como una extremidad humana más, prótesis de calidades inimaginables. La propagación ha sido exponencial, lo que provoca que sea el medio más usado en presente y será en futuro. En las dos primeras décadas de este siglo el crecimiento de móviles en todos sus formatos ha sido una invasión sorprendente, sus nichos se multiplican.
El matrimonio de móviles e Internet crean una revolución esférica. El género epistolar pasó al “email”, empero luego “la carta” se empoderó en un formato sintético por vía de redes sociales. “El chat” definió contundente una nueva avenida comunicacional, sintetiza las ideas, graba mensajes de voz, comparte vídeos… Desde luego, ha puesto en riesgo el lenguaje, que a pesar de ser un ente vivo y un cálculo, pierde sus reglas en olvidos y posverdades. El recuerdo de buzones, tarjetas navideñas, ofertas comerciales postales… son evocaciones llenas de nostalgia. La actividad comercial pasó de sus vidrieras, mostradores, cajas registradoras, probadores…, a formatos de venta por internet que cada día aumenta simpatizantes. En estas disrupciones se coloca internet móvil, es acompañante a todo lugar, con ello ha configurado un paradigma constante de comunicación y laboral. Las prótesis móviles decidieron ser inteligentes, en el cuenco de la mano tenemos una nano-organización que mediante aplicaciones ofrece ventanas a indicadores, informaciones, comunicaciones, espectáculos, comercios, desde luego la política…
La conversación cambia, no creo que sea malo, solo que es un formato que pasa a las pantallas virtuales donde se pierde la condición humana de cara a cara, del abrazo, la mirada, las complicidades del discurso corporal. También, entiendo que desarrollan compensaciones. Para mí la comunicación en persona sigue siendo la más importante. Aun con la vertiginosidad de la comunicación de hoy, la experiencia en lo político social no es satisfactoria. En política, por ejemplo, se desarrolló un modelo de comicios, inobjetable, confiable, un modelo e comunicación política de vanguardia, empero los actores siguen empeñados en la trampa, la simulación, el engaño… para ello han desarrollo el uso de las tecnologías de la comunicación y de la información perverso y pervertido tanto en la mercadotecnia como en el discurso político, de graves consecuencias, el país está va a una crisis económica y social, de la que no hay política pública mostrada que lo impida. El discurso si, ese si, en sus imperativos de porque lo digo yo, “vamos bien”, ¡error!
La política como el eje sagrado de lo colectivo requiere perfeccionar sus culturas, técnicas, ciencias, disciplinas… La lectura, por ejemplo, es insustituibles por digitalizaciones en ambiente tipo ventana, las personas no son un “clic”. Los infogramas no sustituyen las mentalidades, solo orientan, pero la comunicación requiere información y motivación. Vivimos una sociedad compleja y días negros, confusos, sin brújula, no hay una comunicación atendible y satisfactoria para la sociedad con el tema Covid-19. Cada voz se “alza a la mitad del foro” para llevar agua su molino, con ello las confusiones y las desconfianzas han crecido.
Entonces requerimos transitar la comunicación, sacarla de sus comodidades para que desarrolle sus propias intensidades. Nos conformamos con los conceptos de oferta y demanda de manera pasiva, la persona es actora influyente en los procesos productivos merced a la comunicación abierta, a 360 grados. Los conversatorios y las conversaciones deberán superar las frases y sus luchas mediáticas, no quedarse en mensajes, en una sociedad democrática el proceso de discusión y participación hace a la persona digna de hacer uso de la palabra. Escuchar para hablar, hablar para ser escuchado. Las posiciones geométricas del esquema de la comunicación pasaron a un proceso por el que se pueden compartir significados.
Hace tiempo una frase que cimbro a los escuchas fue “con Pepsi sí”, luego perdió intensidad años después en un fusil poco digno de la política, “con PRI sí”; hoy la frase queda atrapada en una atmosfera abierta y plural, no podemos seguir los viejos caminos de la comunicación, no podemos seguir edificando con ajuste a rancios principios de la economía de la oferta. Las marcas hablan y discriminan, veámoslo en las próximas campañas políticas, artículos, verbos, sustantivos… deforestarán los bosques de la política y la comunicación, nos dirán, por ejemplo, que la honradez es la manera de honrar a los héroes. Es preciso determinar el lugar desde donde se coloca el emisor con un discurso disruptivo de comunicación.