Científicos han utilizado publicaciones de Facebook realizadas por varias personas para identificar trastornos que van desde la depresión hasta las infecciones de transmisión sexual. En su estudio, los investigadores deseaban averiguar si la observación del perfil de Facebook de una persona era una forma más precisa que el análisis de su información demográfica, como su edad, género y origen étnico, para pronosticar e identificar los padecimientos que pudieran tener.
Para realizar el estudio, publicado en la revista PLOS One, el equipo reclutó a 999 participantes y estudió los 20 millones de palabras que habían publicado colectivamente en 949,530 actualizaciones de estado de Facebook. Sus publicaciones incluyeron al menos 500 palabras entre el total de las publicaciones.
Se presentó un total de 21 condiciones, entre ellas, problemas digestivos, lesiones, embarazo, trastornos de la piel, ansiedad, obesidad, abuso de alcohol y drogas, e infecciones de transmisión sexual.
Cada una de estas condiciones pudo pronosticarse utilizando los datos de Facebook del paciente. Sin embargo, 18 categorías fueron pronosticadas con más precisión mediante el uso de datos demográficos y de Facebook, mientras que 10 de ellas fueron pronosticadas con mayor exactitud utilizando el lenguaje de Facebook en comparación con los datos demográficos.
Por ejemplo, el abuso del alcohol se relacionó con el uso, por parte de los participantes, de términos como “beber”, “borracho”, y “botella”. Términos hostiles como “estúpido”, “pendej…das” y “p…tas” se asociaron con abuso de drogas y psicosis.
Términos como “estómago”, “cabeza”, y “dolor”, que indicaban que una persona padecía los síntomas físicos de un trastorno psicológico, podrían pronosticar que esa persona padece depresión.
Por su parte, los participantes que utilizaban palabras como “Dios”, “familia” y “oración” presentaron mayores probabilidades de sufrir diabetes que las personas que utilizaban menos esas palabras.
Para ver si podían encontrar un patrón entre el historial médico de una persona y su página de Facebook, el equipo también estudió sus registros médicos electrónicos con el consentimiento de los participantes.
Este método tuvo su mayor utilidad al detectar padecimientos como la diabetes y los trastornos mentales como la ansiedad, la depresión y la psicosis.
Los autores afirmaron que, al igual que el genoma, que puede revelar la genética de una persona y su riesgo de padecer ciertos trastornos, su uso del lenguaje en las redes sociales podría constituir un “medioma social”. Asimismo, es más fácil acceder a las redes sociales de una persona que a su información genética, y la primera puede utilizarse para personalizar la forma en que se atiende su salud.
“Los datos de las redes sociales son un enlace cuantificable con la vida diaria de los pacientes, la cual suele ser elusiva, y proporcionan una amplia vía de estudios, además de aportar una valoración de los factores conductuales y ambientales que constituyen un riesgo de padecer ciertas enfermedades”, escribieron los autores.
En el pasado, los investigadores han utilizado las publicaciones en redes sociales para detectar enfermedades en toda la población, por ejemplo, durante epidemias.
La doctora Raina Merchant, autora principal del estudio y directora del Centro Médico Penn de Salud Digital, declaró a Newsweek que no esperaba que las redes sociales pudieran ser tan útiles para pronosticar condiciones de salud “aun cuando el lenguaje no siempre era explícito con respecto a la salud”.
Sin embargo, reconoció que todos los pacientes de la muestra recibían atención en una sola ubicación, por lo que los resultados podrían no ser generalizables. En el estudio, los autores destacaron que este enfoque es, en cierta forma, limitado porque las palabras únicamente indican una correlación con una condición, y no pueden explicar por qué una persona sufre una enfermedad.
“Este es un trabajo preliminar, pero indica que necesitamos realizar más investigaciones sobre la oportunidad de obtener beneficios mediante la minería de datos y la detección temprana, así como los posibles daños de dicha práctica y de los pronósticos relacionados con la salud”, afirmó Merchant.
Varios expertos del área que no participaron en el estudio consideran que está investigación es una adición interesante al floreciente campo de la epidemiología digital, y elogiaron a los autores por asegurarse de que el consentimiento de los pacientes fuera una parte central de su trabajo. Sin embargo, se preguntan de qué manera se podría proteger la privacidad en una situación del mundo real.
Adam Miner, psicólogo clínico autorizado del Departamento de Psiquiatría y Ciencias de la Conducta de la Universidad de Stanford, declaró a Newsweek: “Una pregunta abierta y muy importante es de qué manera la conducta en las redes sociales se relaciona con la salud. Esta relación abre la puerta para explorar la detección y la intervención temprana en distintas enfermedades.
“Un hecho importante es que se haya obtenido el consentimiento de los pacientes. Sin embargo, no está claro cuáles serían las expectativas adicionales que tendrían los pacientes si comparten datos de sus redes sociales con los médicos. Por ejemplo, ¿las empresas aseguradoras o el gobierno también tendrían acceso a estos datos? ¿Existen casos en los que alguien sería denunciado a la policía debido a su conducta en línea? Unas políticas y expectativas claras serán cruciales para todas las partes interesadas”, afirmó Miner.
Jason Colditz, investigador y coordinador de programa del Centro de Investigación sobre Medios, Tecnología y Salud de la Universidad de Pittsburgh, dijo a Newsweek que no le sorprendía que los textos de Facebook tuvieran una mayor utilidad que las indicaciones demográficas básicas de la edad, el género y el origen étnico.
“Sería interesante saber cuál sería el desempeño de estos datos frente a información demográfica más completa como la educación, el estatus socioeconómico, o si la persona reside en una comunidad en particular”, afirmó. “Estos factores adicionales pueden pronosticar muy precisamente las condiciones de salud”.
Continuó diciendo: “Si estos procedimientos se replicaran en una población mayor de usuarios de Facebook sin contar con su consentimiento informado, surgirían graves preocupaciones éticas. Este tipo de vigilancia es particularmente preocupante en relación con temas delicados como los trastornos de salud mental y conductual, o las enfermedades de transmisión sexual. El riesgo no solo está en identificar estos trastornos, sino también en identificar erróneamente a personas que no los padecen”.
Colditz también instó al público a no inspirarse en el estudio para tratar de diagnosticarse a ellos mismos o a otros usuarios de Facebook de forma similar.
“Es mejor dejar el diagnóstico de trastornos específicos de salud en manos de los médicos, quienes están capacitados para hacerlo”, afirmó. “Los usuarios de Facebook deben estar conscientes de que el contenido que comparten, e incluso cada una de las palabras que utilizan, pueden proporcionar información que puede ser usada para identificar aspectos de su salud, los cuales quizás no deseen hacer del dominio público”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek