Todo está listo para que del 2 al 4 de julio se lleve a cabo en la ciudad de Puebla el Smart City Latam Expo Congress, un evento que organiza Fira Barcelona alrededor del mundo con el objetivo de que autoridades, empresarios, universidades y organizaciones de la sociedad civil compartan experiencias para mejorar la calidad de vida en las ciudades.
A decir de Manuel Redondo, presidente de Fira Barcelona México, desde su primera edición, en 2016, el evento ya es un punto de encuentro para quienes plantean la necesidad de desarrollar mejores ciudades a través de la tecnología y de la innovación.
“Es un evento de más de 10,000 profesionales que durante tres días —en más de 60 conferencias y casi 300 ponentes— debaten y comparten sobre todas las temáticas urbanas y sobre los retos de las ciudades latinoamericanas”, afirma Redondo en entrevista.
—¿Qué es una Smart City?
—El concepto ha venido evolucionando y esta evolución ha permitido que se abuse. Parte de los esfuerzos de Smart City Latam Congress de Fira Barcelona, como organizadora de este encuentro y junto con ONU-Hábitat y otras agencias y actores relevantes de la transformación urbana y territorial en América Latina, es que nos pusimos a trabajar en la alianza Smart Latam, que es una plataforma permanente de colaboración para impulsar las smart cities [ciudades inteligentes] en América Latina, y esto va más allá del evento, es una red colaborativa. Entonces, lo primero que había que hacer era definir qué es la smart city para América Latina y debe ser una ciudad con inteligencia en todos sentidos, no nada más a nivel de tecnología, sino de gestión, articulación de todos los actores que puedan permitir tener mejores entornos y también tiene que ser una ciudad sostenible, inclusiva, una ciudad que pone al ciudadano en el centro y que pone las tecnologías y la innovación para que esto suceda, y suceda más rápido.
—¿Qué buenos ejemplos tenemos ciudades en Latinoamérica?
—Al final de cuentas, la smart city es un camino. Hay muchos ejemplos de proyectos que son dignos de compartirse, y el evento pretende compartir experiencias, también retos. En todos lados se están haciendo cosas en temas de la gestión urbana y territorial, temas de movilidad, de gestión de residuos, de agua, el empoderamiento ciudadano y la participación en la gobernanza de la ciudad. El gran reto latinoamericano es que son proyectos que todavía están aislados y desvinculados, por eso la importancia de tener una red de colaboración, que es lo que pretende la alianza Smart-Latam, y que estamos impulsando con ONU-Hábitat, para que podamos compartir todo esto y vincular estos proyectos para que auténticamente tengamos ciudades que estén en el Smart City de manera integral y transversal.
“Por ejemplo, hay casos, como el chileno, que me parece que son dignos de compartirse; es el primer país latinoamericano que ya tiene desde el gobierno nacional un programa de ciudades inteligentes, porque sabemos que en América Latina y en México, la transformación urbana y el mejoramiento de la calidad de vida en las ciudades depende más de los gobiernos nacionales que del propio acalde, eso a lo mejor no pasa en otras partes del mundo, particularmente en Europa hay muchos casos en los que un alcalde en 8, 10, 15 o 20 años transforman su ciudad, pero son contextos diferentes tanto en lo político como en lo económico o cultural y aquí, en América Latina, necesitamos, sí o sí, la vinculación de todos los niveles de gobierno para que de manera coordinada se pueda avanzar más rápido en estas transformaciones”.
—¿En México es muy complicada la política a largo plazo?
—Totalmente. En México, las capacidades municipales, de los gobiernos locales, están por debajo del promedio latinoamericano. Los gobiernos municipales han venido perdiendo capacidades y presupuesto en los últimos años y eso ha generado un círculo vicioso y no solo en las diez ciudades más importantes, también en las ciudades intermedias, que ahí realmente está el gran reto, la gran oportunidad, porque estas ciudades son las que tienen una oportunidad muy grande de cambiarlas en un corto plazo.
“Una ciudad de 5 millones de habitantes, de 10 millones de habitantes, una urbe de 20 millones de habitantes, tiene unas complejidades que rebasan una gestión, pero una ciudad intermedia en Latinoamérica tiene mucha oportunidad, en el corto plazo, de sumarse a toda esta inercia y, a partir de la tecnología, de la innovación, de la vinculación, pueda, en muy poco tiempo, transformarse y mejorar la calidad de vida y el entorno de una región.
“Hay una necesidad de capacitación y formación profesional del propio staff municipal, al no haber una visión de largo plazo, donde cada tres años parece que se empieza de cero, en los gobiernos locales no hay una cultura de servidor público, técnico profesional, que esté más allá de las administraciones, y eso no da continuidad, no da una visión de largo plazo.
“También es cierto que en México hay más de 50 zonas metropolitanas y más de la mitad de nuestro problemas urbanos están en la gestión metropolitana, como los temas de seguridad, el agua, la movilidad, el manejo de residuos, entonces, al final de cuentas puede llegar un alcalde muy bueno a una zona metropolitana y puede tener una visión muy clara y un equipo muy potente y puede traer todas estas nuevas tecnologías y una visión de gestión transversal, pero si alrededor no están vinculados, pues sirve de muy poco. Entonces, el otro gran tema es cómo resolver el asunto metropolitano en México y, hablando de América Latina, hay países que, de una u otra forma, nos llevan ya algunos años en los temas metropolitanos.
—¿Se crearon gobiernos metropolitanos?
—Hay autoridades metropolitanas. Brasil, que también es un país federado muy parecido a cómo funciona la administración pública en México, ya ha resuelto el tema metropolitano. Nosotros aún lo tenemos como un gran reto, más allá de las tecnologías estrictamente urbanísticas, si no resolvemos el problema urbano desde la legislación, vamos a caminar muy lento a nivel de colaboración y coordinación en las zonas metropolitanas.
—¿Quiénes son las grandes personalidades que van a estar en el Congreso?
—Hay una serie de conferencias de todas las temáticas de la gestión urbana: Movilidad y planificación urbana y territorial, Empoderamiento ciudadano y gobierno abierto, Equidad, Aprendizaje y cultura, Transformación digital y desarrollo económico, Seguridad y resiliencia. Este año el eje rector del evento es “Inclusión radical, un espacio para todos” y pretendemos comunicar este tema no nada más a nivel de accesibilidad o la inclusión en los servicios públicos básicos, sino también la inclusión como una necesidad de la vinculación de todos los actores y todos los agentes de cambio y de todos los ciudadanos para tener mejores ciudades.
“Tendremos ponentes destacados como Mónica Ramírez, una latina que en Estados Unidos se ha convertido en un referente de la sociedad civil; Natalia Martínez, referente de la innovación a cargo del Centro de Innovación de la Universidad de Cambridge; Renata Ávila, directora de la Fundación Ciudadanía Inteligente, especializada en la preservación de los derechos ciudadanos, y viene el que hoy por hoy es una de las voces más reconocidas: Mikael Colville-Andersen, líder mundial en urbanismo que está asesorando a muchísimas ciudades en el proceso de adaptar su movilidad y sus calles a las nuevas necesidades, es pionero en la filosofía de la simplificación urbana”.
—¿Cuál es la expectativa del Smart City Expo Latam Congress?
—Este evento cada vez es más latinoamericano, cada vez vienen más delegaciones de América Latina, pero me parece que, en el contexto de México, con el cambio de tantos gobiernos locales y del propio gobierno nacional, es la oportunidad de muchos tomadores de decisión de vincularse a todo este movimiento smart city para resolver los retos y los problemas de las ciudades latinoamericanas.
“Eso es muy importante para que los tomadores de decisión, particularmente los gobiernos, puedan hacerse de muchísimo conocimiento compartiendo tanto soluciones como retos para avanzar en la transformación de las ciudades y que tengamos mejores lugares para vivir, mejores entornos. Al final de cuentas eso termina siendo el objetivo final”.