La persecución del delito de acoso sexual sigue permeado por la simulación, al menos en Chihuahua.
A pesar de las numerosas campañas de protección a mujeres, voces en contra del hostigamiento callejero, advertir las señales de alerta antes de que sea demasiado tarde y los alarmantes índices de violación y feminicidios en el estado; el argumento policíaco no ha cambiado.
“No te violó ni te mató, no hay delito qué perseguir, nada podemos hacer”, le dijeron a Marisol, quien el miércoles pasado acudió al Centro de Justicia para las Mujeres (CEJUM), a donde la canalizaron agentes de la Policía Municipal, que atendieron el incidente del cual fue víctima en la vía pública.
Sin embargo, la trabajadora social Marisela Mediano Alvídrez, le dijo que no ameritaba una denuncia ante el Ministerio Público, aun cuando era la segunda ocasión en que el hombre intentó llevársela. Eso sí, a Marisol le dieron un documento a modo de justificante para que lo presentara en su trabajo y demostrara por qué no se había presentado.
“La primera vez eran como las 5:20 de la mañana cuando lo vi a unas calles de mi domicilio e intentó agarrarme mientras se masturbaba, pude zafarme y corrí, afortunadamente pasaba un camión de la maquiladora y le pedí ayuda al chofer, quien me auxilió”, detalló la afectada.
Ante lo ocurrido, Marisol pidió cambiar de horario en su trabajo para no volver a toparse con su agresor, sin embargo, volvió a suceder y el hombre apareció justo en la esquina, de nuevo forcejeó con él y corrió.
“No supe qué hacer, era un pánico espantoso, sólo de comparar su fuerza con la mía, yo no sé cómo logre soltarme, quizá porque traía desabrochado el suéter… Como pude hablé a emergencias y les dije que por favor me ayudaran, que me iban siguiendo, les dije cómo iba vestida y sí llegaron unos agentes, les dije cómo iba vestido el tipo y lo detuvieron”.
Ya con el agresor detenido, los oficiales lo interrogaron y aceptó que sí trató de agarrarla, pero que ella tenía la culpa porque lo provocaba y que no era la primera vez, sólo que antes lo que hacía era satisfacerse él mismo.
Los policías lo detuvieron y a Marisol la llevaron al CEJUM. Él fue liberado poco después sólo por alterar el orden público y ella quedó más expuesta que antes.
El delito de hostigamiento sexual está descrito dentro del Código Penal de Chihuahua, como el acto de asediar a una persona con fines sexuales, a pesar de su oposición manifiesta y la multa va de seis meses a dos años de prisión y una multa de 30 a 60 veces el salario mínimo vigente.
Al respecto, la diputada local Blanca Gámez, reprochó que el sistema legal no funcionara para la afectada.
“No pueden seguir pasando estos casos”, subrayó al ofrecer por medio de sus asesores legales, apoyo a la víctima en caso que de quiera entablar la demanda por hostigamiento sexual, incluso por el actuar de la funcionaria del CEJUM, al dejar en libertad al presunto acosador a sabiendas de que multiplicó el riesgo para Marisol.