Los efectos en la salud persisten incluso después de reunirlos.
Estados Unidos ha dado marcha atrás a su política de separar a los infantes de sus mamás y papás. Sin embargo, las familias siguen fracturadas. Paul Spiegel, médico humanitario que dirige el Centro para Salud Humanitaria en la Escuela de Salud Pública Bloomberg, en la Universidad John Hopkins, habló con Newsweek acerca del impacto de la detención.
“La Academia Estadounidense de Pediatría ha sido muy clara al decir que la separación que hemos presenciado es equivalente a abuso infantil”, acusa.
—¿Qué evidencias hay de los efectos de la detención en la salud mental?
—Hay una cantidad enorme de datos sobre los efectos negativos de incidentes traumáticos como divorcio, separación de los padres, colocación en hogares de acogida y abuso físico o sexual. Y esos efectos son acumulativos. Hay consecuencias crecientes para quienes sufren más de un trauma y, particularmente, para quienes sufren más de cuatro.
—¿Cuáles son las consecuencias potenciales para los niños?
—El trauma prolongado puede cambiar la arquitectura de sus cerebros porque no están completamente formados a esa edad. Ese estrés tóxico pone al cerebro en una modalidad continua de luchar o correr, la cual es una respuesta importante para enfrentar peligros inmediatos. Sin embargo, nadie puede estar en ese estado las 24 horas del día durante varias semanas.
“La separación puede agravar las dificultades de aprendizaje. Algunos menores pueden volverse más propensos al abuso de drogas, depresión y al trastorno por estrés postraumático. Si el niño tiene la predisposición genética para un padecimiento mental, un incidente semejante podría hacerlo aflorar. Un estudio encontró un incremento de diabetes, enfermedad cardiovascular y muerte temprana en niños que experimentaron traumas repetidos.
—¿Es posible limitar las consecuencias reuniendo a los niños con sus familiares cuanto antes?
—Cuanto antes termine la separación, mejor, pero el daño ya está hecho.
—¿Hay manera de prevenir las consecuencias a largo plazo?
—Con mucho, lo mejor sería no separarlos, por principio de cuentas. Pero si separan a los infantes de sus progenitores, entonces deben estar en un ambiente acogedor, recibir información suficiente y permitirles hablar con alguno, ya sea su mamá, papá o un tutor.
—¿Puede poner en un contexto global la política de las separaciones?
—Por lo que sé, Estados Unidos es el único país que separa a los niños de las familias que buscan asilo. Esta situación no es equivalente a la de Liberia, donde los infantes son forzados a convertirse en soldados, a usar drogas, y a matar o a cometer otros actos horribles. Es verdad que hay niños en otras partes del mundo que están sufriendo cosas peores, pero esto lo está haciendo un gobierno federal por iniciativa propia. No existe una ley que diga que tienen que hacerlo.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek