¿Quién ha hecho hasta ahora la mejor precampaña política en redes sociales? La pregunta en sí misma es problemática. Qué debería entenderse por “mejor campaña”, es un asunto a discutir. Por ejemplo, ¿la mejor es aquella que logra mayor “recordación”?
¿La mejor campaña es la que genera una adhesión política o intención de voto? En ese sentido, sus efectos podrían medirse hasta pasada la elección, y matizar el nivel de influencia o persuasión generado a través de las redes en tal resultado.
¿La mejor campaña es la que reúne esos atributos, y otros más, que generan efectos perdurables a favor de quienes la emitieron, aun pasando la elección y sea cual sea su resultado?
Hay, como puede verse, un “vacío de criterios” consensados entre los expertos en opinión pública; pero más aún, también una tentación a dejar de lado la incorporación de contenidos de calidad es decir, propuestas viables y pertinentes de cara a la ciudadanía, en aras de la “creatividad” y la “innovación”.
Algunas estimaciones calculan que en el año 2012 había en el país alrededor de 11.5 millones de cuentas activas de Twitter, y poco más de 33 millones de cuentas en Facebook; prácticamente la totalidad de ellas pertenecientes a personas que habitaban en zonas urbanas, y que al mismo tiempo formaban parte de la población con mayor nivel educativo en el país.
Esas cifras bastaron para impactar en el curso de las campañas. El ejemplo de mayor relevancia en ese momento fue el denominado movimiento “Yo soy 132”, el cual, si bien no determinó el resultado electoral, sí generó un cierto “ánimo” político y se convirtió en un factor de debate en el curso del proceso electoral.
En el año 2017, se estima que hay alrededor de 35.3 millones de usuarios de Twitter (más de tres veces las existentes en el 2012); así como alrededor de 61 millones de usuarios en Facebook.
Hasta ahora también, el precandidato “puntero” en las encuestas, Andrés Manuel López Obrador, tiene 3.48 millones de “seguidores” en Twitter. Mientras que en Facebook su página tiene 2.3 millones de “Me Gusta”. José Antonio Meade tiene 1.035 millones de seguidores en Twitter, y 360,465 “Me Gusta” en Facebook. Ricardo Anaya es el más rezagado en Twitter, pues tiene 402,821 aunque tiene 901,626 “Me Gusta” en Facebook.
En suma, López Obrador tiene 5.7 millones de personas que siguen sus cuentas en estas dos redes sociales; José Antonio Meade tiene 1.37 millones; mientras que Ricardo Anaya llega a una suma de 1.3 millones. Lo anterior sin considerar que muchos de ellos (y sería difícil saber cuántos son), siguen ambas cuentas de manera simultánea.
¿Qué red es más eficaz en la discusión política? Sin duda lo es Twitter. El fenómeno mencionado del #YoSoy132 pero también el de #Ayotzinapa así como otros casos en los que se ha llegado a la destitución de funcionarios públicos, son una muestra de la fuerza que tienen las redes sociales, y en particular Twitter, como caja de resonancia, pero también como origen, de temas y agendas de discusión pública.
Otro aspecto a considerar es que no necesariamente el número de seguidores representa “adhesión” a propuestas o causas; y que tampoco más seguidores implican necesariamente mayor impacto o eficacia en las redes.
En esa lógica, quien piense que puede ganar una elección, -en cualquier nivel-, con base en su presencia en redes sociales, está profundamente equivocado; sin embargo, pensar que sin una buena estrategia digital puede llegarse al triunfo, significa igualmente un error de altas proporciones.
Habrá que dar seguimiento puntual a las cibercampañas, pues en mucho, lo que ocurra en el proceso electoral dejará de estar tamizado o mediado por los “medios tradicionales”. Ha llegado sin duda, la hora de las “cibercampañas”, y puede pronosticarse que quien gane la “batalla” en redes sociales, tendrá una posición de ventaja respecto de lo que ocurra al momento de la votación efectiva, en el mundo real de las casillas instaladas.
@saularellano