Corea del Norte respondió a las acusaciones del presidente Donald Trump de que el líder norcoreano Kim Jong Un desarrollaba armas químicas y biológicas. Alegó que fue Estados Unidos quienes desarrollaron tales armas de destrucción masiva y las utilizaron en diversos conflictos en todo el mundo, incluida la Península Coreana.
El Instituto de Estudios Norteamericanos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Corea del Norte emitió un comunicado en respuesta a las afirmaciones de “algunos medios y expertos estadounidenses” de que el solitario Estado militarizado había amasado un arsenal letal de armas químicas y biológicas. El instituto estatal negó la acusación, que recientemente se incluyó en la estrategia de seguridad nacional debut de Trump, y calificó al país como “un imperio de males lleno de tramas, mentiras y engaños”.
El organismo gubernamental, quien refirió la larga historia de injerencia estadounidenses conflictos en el exterior, sugirió que el presunto uso del Pentágono de agentes químicos y biológicos durante la guerra contra Corea del Norte y otros enemigos puede haber tenido una motivación racial.
“Las atrocidades bacteriológicas bárbaras perpetradas por las bestias imperialistas de Estados Unidos durante la Guerra de Corea todavía se alzan en la memoria de nuestra gente”, dijo el director de prensa del instituto en un comunicado, según la agencia de noticias oficial Central de Corea.
“Y también son los políticos estadounidenses y los supremacistas blancos que hacen intentos concebidos para el terrorismo de estado y la extinción racial a través de la investigación abierta y el desarrollo de las armas biológicas en los laboratorios dispersos en todo el mundo”, agregó.
El conflicto de 1950-1953 librado entre Corea del Norte, respaldada por China y la Unión Soviética, y Corea del Sur, respaldada por Estados Unidos y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), siguió la división de la Península Coreana después de la Segunda Guerra Mundial y ha sido ampliamente considerada como el primer conflicto de la Guerra Fría. La Guerra de Corea terminó en lo que era esencialmente un estancamiento territorial y un armisticio que no ofreció alguna garantía duradera de paz, lo que allanó el camino durante décadas de hostilidad entre los vecinos rivales.
La enemistad residual, especialmente del lado norcoreano, se ha visto alimentada en forma de acusaciones de crímenes de guerra cometidos durante el conflicto. Las tres generaciones de la dinastía gobernante Kim de Corea del Norte han acusado a Estados Unidos y sus aliados de causar muertes y destrucción sin sentido a través de una campaña aérea masiva indiscriminada y de militarizar enfermedades para aniquilar a las fuerzas comunistas. Estados Unidos ha negado fervientemente recurrir a la guerra biológica, pero es posible que el propio presidente Harry Truman haya evitado que el ejército estadounidense usara una bomba nuclear tranquilizando a su comandante, el general Douglas MacArthur, cuando China intervino en 1951.
Sin embargo, mientras el conflicto se desencadenaba en el extranjero, Estados Unidos ensayó la dispersión de agentes biológicos en su propia gente, incluida la ciudad de San Francisco entre septiembre de 1950 y febrero de 1951. En junio de 1966, el país expuso a los viajeros al metro de la ciudad de Nueva York a un substituto del ántrax. Si bien estos experimentos generalmente se consideraron inofensivos, aunque éticamente ambiguos, el infame experimento de sífilis Tuskegee durante cuatro décadas anticipó el sufrimiento de sus desconocidos participantes y fue explícitamente de naturaleza racial. De 1932 a 1972, el Servicio de Salud Pública de estadounidense reclutó a cientos de afroamericanos que sufrían de sífilis, bajo la intención de ayudarlos, aunque en realidad se les negó el tratamiento adecuado para evaluar la progresión de la enfermedad.
El descubrimiento del experimento de sífilis de Tuskegee y la indignación que siguió dieron lugar a otras revelaciones, incluido un experimento del gobierno estadounidense de 1946-1948 en el que trabajadores de salud infectaron intencionalmente a cientos de guatemaltecos sin consentimiento con gonorrea y sífilis. Según los informes, el estudio incluyó a trabajadoras sexuales guatemaltecas que luego fueron alentadas a propagar la enfermedad entre los lugareños. En 2010, la entonces Secretaria de Estado, Hillary Clinton, se disculpó por el experimento, y lo calificó de “claramente no ético”, en una declaración citada por Reuters.
Corea del Norte ha criticado durante mucho tiempo la política exterior estadounidense, especialmente las invasiones del siglo XXI de Afganistán e Irak, la última inspirada en parte en la creencia de que el presidente iraquí, Saddam Hussein, poseía armas de destrucción masiva.
A pesar de las sanciones internacionales, Corea del Norte probó su primera arma nuclear en 2006 y una mayor intervención de los Estados Unidos en conflictos en países como Libia y Siria endureció su determinación por desarrollar una bomba de hidrógeno misiles balísticos intercontinentales capaces de golpear a los estadounidenses a pezar de las amenazas de Trump.
Facing increased U.S. military pressure, North Korea has vowed to cling to its nuclear weapons as long as it felt Washington posed a danger to Kim’s government, but has deflected claims it possessed thousands of tons of chemical weapons of its own and reports of human rights abuses. North Korea has instead accused the U.S. of devising “Plan Jupiter,” an alleged U.S. chemical and biological assault “to exterminate the Korean nation in order to realize its wild ambition for dominating the world.” North Korea then claimed to have foiled such a plot against Kim’s life in May, but did not provide any specific details of the alleged attempt.
Ante la creciente presión militar estadounidense, Corea del Norte ha prometido aferrarse a sus armas nucleares siempre que sienta que Washington representa un peligro para el gobierno de Kim, pero ha desviado las afirmaciones de que poseía miles de toneladas de armas químicas propias al igual que sobre las afirmaciones de violaciones de los derechos humanos. Sin embargo, Corea del Norte acusó a Estados Unidos de idear el “Plan Júpiter”, un presunto ataque químico y biológico de Estados Unidos “para exterminar a la nación coreana con el fin de realizar su salvaje ambición de dominar el mundo”. Luego, Corea del Norte declaró haber frustrado una conspiración de ese tipo contra la vida de Kim en mayo, pero no proporcionó detalles específicos sobre el presunto intento.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek