La comedia negraI, Tonya, sobre la otrora campeona de patinaje artístico Tonya Harding, es la definición cinematográfica de “no sabes si reír o llorar”. El guionista, Steven Rogers, espera que “hagas un poco de las dos”. Y quizás ambas a la vez, a veces con los dientes apretados. La película, que no blanquea a Harding, trata de ser una especie de redención. Como mínimo, te da una perspectiva: Tonya Harding nunca tuvo una oportunidad.
Por supuesto, ella es mejor recordada por el momento más fascinante del patinaje artístico en los tabloides: lastimar la rodilla de su principal rival, Nancy Kerrigan. Los medios de comunicación hicieron tan buen trabajo en reducir el asunto Harding vs. Kerrigan a Gentuza vs. Princesa, que muchos todavía recuerdan erróneamente a Harding como la atacante. Como a menudo sucede, la historia tiene más matices de los que insinuaron los encabezados.
Rogers, quien creció en Washington, el estado natal de Harding, pasó semanas entrevistando a la exatleta (expulsada de por vida del deporte en 1994) y a su exmarido, Jeff Gillooly. Fue el delirante mejor amigo de Gillooly, Shawn Eckhardt —el supuesto guardaespaldas de Harding y autoproclamado agente de la CIA— quien ideó el plan demente para evitar que Kerrigan compitiera en los Juegos Olímpicos de 1994 (pero ella se recuperó a tiempo para ganar una medalla de plata).
La historia es tan loca que Margot Robbie, la actriz australiana que interpreta a Harding, no podía creer que fuera verdad. “Margot era demasiado joven cuando sucedió —dice Rogers—, y ella seguía halagándome por mis brillantes invenciones cómicas, como el que Shane Stant [el atacante, un idiota contratado por Eckhardt] usara la cabeza para romper una puerta de vidrio y escapar, en vez de la macana de policía con la que acababa de golpear a Nancy. Tuve que decirle renuentemente que no fue obra de mi imaginación”.
La verdadera Harding fue, brevemente, la mejor patinadora artística del mundo, la única que podía realizar un triple axel (en una competencia completó dos), un talento nunca laureado apropiadamente. Tenía unas cuantas cosas en su contra, incluida su pista de audio favorita para sus actuaciones (música de rock), su chabacano peinado voluminoso de la década de 1980 y una actitud de “tómame o déjame” que la estirada Asociación Nacional de Patinaje en Hielo odiaba. Harding era admirablemente dura y ambiciosa, si se le juzga según los estándares de hoy. Pero no fue lo bastante fuerte para superar, entre otras cosas, a Gillooly, un hombre violento y colosalmente inepto cuyo nombre se volvió sinónimo de lastimarle a alguien la rodilla.
Y luego estaba la madre de clase baja de Harding, LaVona Golden, quien presionaba a su hija con cualquier medio necesario. Rogers no pudo localizar a Golden (Harding le dijo que no sabía si su madre estaba viva o muerta: “Podría estar viviendo en un tráiler atrás de una tienda porno”). Pero mucha gente presenció el abuso físico y verbal a Harding, que incluso llegó a golpear a su joven hija con un cepillo para el pelo en un evento de patinaje. “La única cosa en la que Jeff y Tonya estuvieron de acuerdo, y no estaban de acuerdo en nada, es cuán mala era LaVona”, dice Rogers.
Él obtuvo la personalidad distintiva de Golden de un metraje documental, pero escribió el papel para Allison Janney. “Ya había escrito antes para ella, y nunca pudo interpretar los papeles. Era un chiste no muy gracioso entre nosotros”, comenta el guionista, quien estudió actuación con Janney en el Neighborhood Playhouse de Nueva York en la década de 1980. “Así que la uní al papel incluso antes de que leyera el guion o aceptara hacerlo. Su involucramiento era una condición de venta”. En pocas palabas, añade, “nadie interpreta un desastre tan bien como Allison”.
EN HIELO DELGADO: “Tengo un gran enamoramiento femenino con Margot”, dice Janney de Robbie al recrear el momento en que Harding logró por primera vez un axel triple en una competencia. FOTO: CORTESÍA DE NEON
La película va y viene entre recreaciones de un documental de 2014 y el ascenso y la caída de Harding como patinadora. Una de las escenas del “documental” presenta a una Golden más vieja, atada a un tanque de oxígeno, con un periquito en su hombro izquierdo mordiéndole la oreja. Es una actuación brillante, aun cuando el ave, interpretado por Little Man, casi le roba la escena a Janney. “Sin duda, mi coestrella animal favorita, y he tenido unas cuantas”, dice la actriz. “Esta ave hizo mucho por mí”.
Al igual que su peluca asombrosamente fea. “Cuando me vi al espejo por primera vez como LaVona, pensé: ¡Esto es fantástico!”, comenta Janney. “Es la vez que menos me he visto como yo, lo cual fue muy liberador. Normalmente, no soy fan de verme; me pongo muy quisquillosa y me quejo por naderías”.
Tras años de coleccionar Emmys (seis) por su trabajo en televisión —como la imponente C. J. Cregg enThe West Wing; como un ama de casa sexualmente aventurera enMasters of Sex, y como la madre dominante enMom, la comedia de situación de CBS—, la escasez de buenos papeles cinematográficos para Janney es desconcertante. “Papeles metidos con calzador, como la directora de la CIA o el FBI”, es como Rogers describe lo que por lo general le ofrecían. “Pero Allison es Viola Davis y Cate Blanchett. Tiene esa clase de poder. Escribí este papel para que no pudiera negarlo”.
Rogers sabía que a Janney le encantaría la historia porque, cuando adolescente, compitió en patinaje artístico. Un accidente le puso fin a eso (atravesó una ventana de vidrio y se cortó), pero sigue siendo fan del deporte y recuerda vívidamente que vio patinar a una Harding claramente angustiada en los Juegos Olímpicos de 1992.
“Cuando se rompió la agujeta de Tonya, y luego fue llorando hacia los jueces, lo vi con las manos cubriéndome el rostro”, dice Janney. “Me sentía mortificada por esta jovencita que estaba obviamente implicada y era culpable en cierta forma. Y, por supuesto, toda la cosa mediática de la pobre Nancy Kerrigan y Nancy diciendo: ‘¡¿Por qué, por qué, por qué?!’ una y otra vez. Esa narrativa de la prensa fue hecha para televisión”.
En una de las escenas posteriores deI, Tonya, Gillooly se percata de que los reporteros, que habían acampado en su césped por meses, corrían a sus camionetas. Vez de reojo la razón en su televisión: metraje de una Bronco blanca en una carretera, perseguida por policías. “Y justo después de O. J. fue el juicio de los hermanos Menendez”, comenta Janney. “El triunvirato del ciclo de 24 horas de noticias”.
EL GRAN ESCALOFRÍO: La verdadera Golden con su hija en 1994, después de años de no hablarse. FOTO: CRAIG STRONG/AFP/GETTY
La película, dirigida por Craig Gillespie (Lars and the Real Girl), es una mezcla hábil de sátira e historia moralista. Todos son culpables, algunos más que otros (Bobby Cannavale representa a los medios de comunicación en un giro mordazmente divertido como un reportero dehard copy). Pero el guion de Rogers no trata de responder la cuestión del involucramiento de Harding en el ataque (ella niega siquiera haberlo sabido). Más bien, dice Janney, la película se trata de “ver las complejidades de lo que sucedió, y en qué ambiente creció Tonya. Entiendes por qué ella se halló con este tipo de personas”.
Una joven LaVona Golden hace su debut con “Devil Woman” de Cliff Richard (la banda sonora de Gillespie de éxitos de radio de las décadas de 1980 y 1990 es lo máximo). Entra en el hielo con sus zapatos de calle, jalando a una Tonya de tres años del brazo y un cigarrillo pegado a su mano como un sexto dedo. Le grita a la instructora que da lecciones a un grupo de jóvenes patinadores: “¡Oye! ¡Por aquí! Quiero preguntarte algo”. No hay seducción con Golden. “Sí me pregunté cómo iba yo a apoyarla”, dice Janney con una risa.
Humanizar a Golden fue un reto, pues fue una mujer que abusó sin descanso de su hija y de todos los demás. La actriz extrajo algo de compasión de su propio pasado. “LaVona habla de llevar a Tonya a prácticas a las cinco de la mañana y tener todos esos empleos de mesera, con cada centavo destinado a su patinaje. Sé lo que es eso, porque mis padres lo hicieron por mí. Es mucho para una madre soltera”.
Janney continúa: “Pienso que ella vio que su hija tendría un camino difícil. Tonya no tenía todas las cosas que se ven como necesarias para ser una competidora viable en Estados Unidos. Con el fin de darle a su hija una oportunidad, necesitaba ser dura con ella. Y no defiendo a LaVona —añade la actriz—, pero no pensó que debía importar qué música tocaba Tonya. Solo importaba que era una gran patinadora”.
Una escena devastadora cerca del final de la película capta la disfunción desgarradora. Madre e hija no se han visto por años, pero Golden visita a Harding en uno de sus momentos más bajos, cuando está atrapada en su casa por una multitud de reporteros y camarógrafos. “LaVona se pone a sí misma en este lugar incómodo de ser una madre agradable”, dice Janney con una risita. “Tiene que expresar cosas que normalmente no diría; sentimientos suaves y confusos como ‘estoy orgullosa de ti’ y ‘lo hiciste bien’”.
Janney piensa que Golden en realidad sentía esas cosas en alguna parte. Pero, al final, traiciona a Harding una vez más (lo siento, nada de adelantos).
“Tiene una frase, cuando le grita a Tonya: ‘¡Yo también odiaba a mi madre, sabes!’”, comenta la actriz, quien piensa que Golden también recibió abusos. Dado que Rogers no pudo localizarla, eso es especulación. Pero al ver el metraje de Golden en el documental, Janney menciona: “Vi toda su ira y amargura por todo en su vida”.
La frase favorita de Rogers en el guion nunca se usó en la película. “LaVona dice: ‘Tonya siempre dijo que, al crecer, todos la golpeaban. Bueno, era solo una reacción natural a estar cerca de ella’”. Rogers ríe. “Seguí fastidiando a Craig para que le hallara un lugar”.
No importa. Janney lanza muchas puntadas selectas, incluida una de las mejores de la película: la Golden más vieja —percatándose de que la trama del filme está pasando a los años en que Harding dejó de hablar con su madre— le dice a la cámara: “Mi argumento está desapareciendo. ¿Qué chingados!”
Janney disfrutó esa frase. “Quise decir eso en muchísimas películas en las que he estado”.
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Publicado en cooperación conNewsweek / Published in cooperation withNewsweek