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Pegan desigualdad y abuso policial a Las Violetas

Publicado el 3 de octubre, 2017
Pegan desigualdad y abuso policial a Las Violetas

Eran aproximadamente las 10:30 pm del último viernes de septiembre en la zona de tolerancia de Aguascalientes, popularmente conocida como “Las Violetas”. Aquél lugar que se percibe como peligroso y de cuidado, esa noche se encontraba casi vacío.

Al ser un área controlada por el gobierno municipal, la seguridad se deja ver desde que se llega al estacionamiento, en el cual te cobran 79 pesos por tiempo ilimitado. Al inicio de la calle principal, llena de antros y bares, cerca de 5 policías municipales y un verificador del Departamento de Reglamentos del municipio vigilan la entrada, analizando a los clientes con actitud sospechosa o restringir el acceso a mujeres que no sean trabajadoras de alguno de los locales.

Adentro, los anuncios luminosos y la música estridente de aproximadamente 15 lugares, invitan a los clientes a pasar y tener un buen rato de bebidas y acompañamiento. De acuerdo con “Jorge” verificador del municipio que tiene 6 años trabajando ahí, hay cerca de 200 mujeres laborando como bailarinas y/o sexoservidoras.

Dentro dentro de uno de los antros más grandes y en cierta medida lujosos, con luces rosas fluorescentes arriba y abajo del escenario, meseros uniformados y tapizado de espejos en las paredes, trabaja “Denisse”, bailarina y trabajadora sexual desde hace 12 años, quien comenzó a hacerlo cuando “mesereaba” en una cantina a las afueras de la ciudad siendo menor de edad.

“Denisse” calza unos zapatos de aproximadamente 20 cm de alto, porta un traje de baño diminuto y múltiples tatuajes en todo el cuerpo. Platica tranquilamente sobre cómo tiene que lidiar con la doble vida que lleva, trabajando de miércoles a domingo ahí, y siendo mamá de dos menores. Por lo menos su hijo de 15 años sabe a qué se dedica, pero no lo discuten

“Llego con mi pants, a veces con mi mochila y les digo que vengo de trabajar, llevo a mi hijo a la prepa en la mañana, levanto a mi niña para que haga su tarea y en la tarde la llevo a la primaria. Mi rutina ya después es ponerme a hacer ejercicio, tengo mi pole (tubo), entonces practico o me pongo a bailar”.

Denisse ha sufrido los prejuicios de trabajar como sexoservidora, pero dice que le interesa poco lo que la gente opine de ella, pues lo único importante es sacar adelante a sus hijos: “quiero darles la carrera que ellos quieran”, asegura.

-¿Eres feliz?

-Sí

-¿Cambiarías algo de tu vida?

-A estas alturas, ya no

A pesar de que en ocasiones percibe un alto ingreso económico (puede llegar a casa un fin de semana hasta con 30 mil pesos), “Denisse” quiere superarse y dejar atrás esta vida que ha llevado durante 12 años. Por lo pronto, no quita el dedo del renglón en estudiar inglés, pues en el antro donde trabaja tiene mucha clientela extranjera, principalmente japoneses, americanos y alemanes.

Ese mismo viernes por la mañana, dueños de varios antros de la zona de tolerancia hicieron una denuncia pública por abuso de autoridad y tortura, por parte de autoridades policiales durante un operativo ocurrido semanas antes. Durante la rueda de prensa, aseguraron que varias de sus trabajadoras fueron víctimas de violencia psicológica, física y sexual a manos de elementos de seguridad.

Al respecto, “Denisse” reconoce que los operativos son comunes y algo agresivos, pero a ella nunca la han molestado u ofendido de alguna manera, aunque supo de casos de otras compañeras que sí se vieron afectadas. “Sí lo comentaron pero la verdad a mí no me consta”.

La vida de “Denisse” puede sonar sencilla y llevadera, si se compara con los casos de violencia que se dan a conocer en medios policiacos casi todos los días contra trabajadoras sexuales. Sin embargo, al avanzar por la calle y notar la diferencia entre un lugar y otro, se pueden percibir las diferencias económicas y hasta sociales que viven las trabajadoras de Las Violetas.

“Vanessa” es de origen zacatecano pero tiene 10 años viajando a Aguascalientes los fines de semana para trabajar aquí, cuyas ganancias utiliza para mantener a sus dos hijos.

A diferencia de “Denisse”, lo máximo que “Vanessa” gana en un fin de semana son 9 mil pesos. Después del operativo del 10 de septiembre, asegura que la clientela ha bajado tanto que ha tenido que endeudarse para poder venir a Aguascalientes, y buscar la forma de sobrevivir con ganancias de 300 pesos la noche. Además, ella sí vivió en carne propia los abusos que fueron denunciados.

“No es necesario que nos metan las manos por dentro del brassiere”, explica en un tono ligeramente acusador, “se supone que el chequeo es por fuera e incluso esta vez nos metieron la mano por dentro de la tanga. Yo pienso que si ellos creen que nosotras cargamos con algo, lo más fácil sería que nos dijeran que nos quitaramos la ropa pero no, nos tocan de una manera muy desagradable e incluso la forma en que esculcan los cuartos; nos avientan el colchón, la ropa. Hasta cierto punto yo siento que nos denigran por el trabajo que nosotros desempeñamos”. Agrega que en ese operativo, quienes las revisaron fueron policías mujeres.

Además de la inspección por persona, los policías entraron a los cuartos en donde, aparentemente buscando drogas, revolvieron camas y cajones así como ropa y artículos personales.

“Me hablaron (al trabajo) porque los perros estaban afuera de mi cuarto y fui y se los abrí. Cuando pasan ese tipo de cosas agarro mi cartera y no la suelto y ellos se molestan porque quieren que uno deje el cuarto abierto y se salgan”. “Vanessa” comenta que es muy común que se roben dinero y joyas de sus compañeras.

Otra razón por la que asegura que bajó mucho la clientela, es porque en esa ocasión los mismos visitantes resultaron agredidos.

“Sacaron una cantidad enorme de clientes y los pusieron contra la pared durante todo el operativo, si se movían les pegaban en las piernas para que las separaran y así se quedaran”. Ella calcula que todo el operativo duró cerca de 3 horas.

Un caso similar fue el de “Michelle”, oriunda de Torreón, Coahuila quien paga 300 pesos semanales por un cuarto para vivir dentro de la zona de tolerancia. En su caso, fueron policías hombres los que la inspeccionaron.

La Secretaría de Seguridad Pública Estatal emitió un comunicado en la tarde del 10 de septiembre, dando a conocer el operativo que se realizó en donde detuvieron a 9 personas por posesión de drogas y se clausuraron 3 locales, uno de ellos en donde trabaja de forma intermitente “Michelle”.

Ya habían pasado las 12 de la madrugada, y sin embargo, el movimiento que tanto se menciona que existe en este lugar, nunca se vio. Algunos hombres visiblemente ebrios salen de un local para entrar a otro, sin embargo, se percibe una calma que para los propietarios de estos lugares es alarmante.

Don “José” tiene más de treinta años administrando uno de los bares más viejos de la zona, se muestra harto de los malos tratos por parte de las autoridades cuando asegura, todos los locatarios trabajan de forma honrada y legal.

Al preguntarle si cree que exista alguna razón en especial de estos operativos, señala hacia su izquierda y pregunta “¿Sabe qué es lo que está por allá? El bosque de Cobos, ese que quieren desaparecer”, refiriéndose a la intención de fraccionar esta área conjunta a la zona de tolerancia.

La ya mencionada denuncia pública que hicieron los propietarios de estos antros fue presentada ante la Comisión de Derechos Humanos, y no descartan emitir una denuncia penal en la Fiscalía General del Estado de Aguascalientes, pues aseguran, “no somos ciudadanos de segunda para ser tratados así”.

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