Ahora que el presidente Donald Trump ha retirado las protecciones federales para estudiantes transgénero, se ha reanudado el debate sobre los derechos LGBT en todo Estados Unidos.
A pesar de estos desacuerdos, los estadounidenses son relativamente liberales comparados con otros países del mundo, donde las consecuencias para los ciudadanos homosexuales y transgénero son mucho más graves.
En Europa y aquí, en las Américas, solo una minoría considera que la homosexualidad jamás está justificada. Mas ese porcentaje aumenta en lugares como Rusia, India y China. Y las actitudes se vuelven aún más conservadoras en África, Oriente Medio y algunas regiones del sureste de Asia.
¿A qué se deben esas diferencias tan vastas en la opinión pública sobre la homosexualidad? En mi libro, “Cross-National Public Opinion about Homosexuality”, demuestro que un aspecto crítico de la respuesta estriba en entender que las características nacionales moldean las actitudes individuales.
Para cada país, un conjunto similar de características demográficas tiende a influir en la manera como las personas perciben la homosexualidad. Por ejemplo, las mujeres tienden a ser más liberales que los hombres. Las personas mayores suelen ser más conservadoras que las jóvenes. Y los musulmanes desaprueban más la homosexualidad que los católicos, los judíos y los protestantes de ciertas denominaciones ortodoxas.
De la misma manera que las personas, los países también poseen características específicas que sesgan las actitudes de sus ciudadanos frente a la homosexualidad. He analizado los datos de más de 80 naciones tomados de las tres últimas Encuestas de Valores Mundiales, el examen transnacional, no comercial y más antiguo que se conoce, el cual evalúa las actitudes, los valores y las creencias de los individuos a través del tiempo. Es el único análisis académico que incluye a personas de países ricos y pobres, de todas las zonas culturales importantes del planeta. A la fecha, reúne las encuestas de casi 400,000 respondedores.
Mis análisis demuestran que las diferencias en las actitudes de los países pueden explicarse, en buena medida, por tres factores: desarrollo económico, democracia y religión.
El dinero es importante
Suecia, Suiza y Holanda son algunas de las naciones más ricas del mundo. También se cuentan entre las más tolerantes. En marcado contraste, países como Uganda y Nigeria son bastante pobres y la gran mayoría de sus residentes desaprueba la homosexualidad.
¿De qué manera la cantidad de dinero moldea las actitudes de un país? En los países muy pobres, la gente suele estar más centrada en la supervivencia básica. Los progenitores se preocupan por la manera de obtener agua potable y alimento para sus hijos. Los residentes pueden sentir la necesidad de mantenerse unidos y colaborar con amigos, parientes y miembros de su comunidad, y llevan una vida más previsible y estable. Por lo anterior, los científicos sociales han hallado que se desarrolla una mentalidad de grupo, la cual orilla a las personas a pensar de manera parecida y a desalentar las diferencias individuales.
Debido al énfasis en la lealtad grupal y la tradición, muchos residentes de los países más pobres tienden a percibir la homosexualidad como algo altamente problemático que viola las sensibilidades tradicionales. Muchos podrían sentir que los individuos LGBT deberían adecuarse a las normas heterosexuales dominantes y a las tradiciones familiares.
Por el contrario, los residentes de las naciones ricas son menos dependientes de los grupos y están menos preocupados por la supervivencia básica. Tienen más libertad para elegir parejas y estilos de vida. Sin embargo, hasta en países relativamente ricos, como Estados Unidos, la homosexualidad aún resulta problemática para algunas personas, si bien muchas se muestran solidarias.
No obstante cuánto dinero perciben, la mayoría de las personas que viven en países pobres probablemente son afectadas por las normas culturales que se centran en la supervivencia y la lealtad, lo cual conduce a una mayor desaprobación.
Libertad de expresión
El tipo de gobierno también es importante. Las personas que viven en países más democráticos tienden a apoyar más la homosexualidad.
La democracia incrementa la tolerancia pues expone a los ciudadanos a nuevas perspectivas. La democracia también fomenta en las personas el respecto de los derechos individuales, sin importar que les agraden o no, personalmente, los individuos que están recibiendo dicha protección.
La libertad de expresión también permite que los residentes se manifiesten sin ser arrestados. Cuando la ciudadanía siente que puede expresar sus ideas libremente, tiene mayor inclinación a manifestarse por sí y por los demás. Esto conduce a una mayor tolerancia.
Opiniones religiosas dominantes
El último factor que determina las actitudes individuales es la religión. Los países dominados por el islam, la ortodoxia oriental, y los que tienen una mezcla de religión conservadora y ciertas denominaciones protestantes ortodoxas suelen desaprobar más la homosexualidad.
En cambio, las naciones dominadas por el catolicismo y el protestantismo ortodoxo –como Suecia, España y Reino Unido- son mucho más liberales.
¿Por qué los pueblos de naciones con mayoría musulmana se oponen tanto a la homosexualidad? Tanto el islam como las sectas protestantes conservadoras generan algos niveles de creencia religiosa. La mayor parte de los textos religiosos afirma que la homosexualidad es problemática. Las personas más religiosas tienen mayor probabilidad de tomar con seriedad esos preceptos religiosos. Y cuando una mayor proporción de esos pueblos está muy dedicado a la religión, todos en el país tienden a desarrollar opiniones más conservadoras.
En esos países, los medios tienden a reflejar las opiniones religiosas. Las escuelas y los negocios tienen mayor probabilidad de respaldar las perspectivas religiosas que desaprueban la homosexualidad. El gobierno podría censurar a los medios para que no violen las sensibilidades religiosas. Y también podrían restringir a las organizaciones no lucrativas y a los grupos pro derechos humanos que promueven opiniones contrarias a los valores religiosos conservadores. Amigos y parientes observantes de la religión tienden a reforzar las opiniones contra la homosexualidad.
Por último, en esos países puede no haber bares para homosexuales u otros sitios de reunión donde puedan encontrarse con personas cuyas actitudes sean más amistosas. Del mismo modo, puede haber acceso Internet limitado donde los residentes puedan obtener más información sobre hombres y mujeres homosexuales. En esas naciones, la mayoría de la ciudadanía probablemente desaprueba de la homosexualidad, no obstante su observancia religiosa personal.
¿Es posible que la mayoría de los países se esté volviendo más liberal?
En 1996, solo había seis naciones que permitían uniones civiles o matrimonios del mismo género. Al cabo de 17 años, 43 países las están permitiendo.
Sin embargo, también se ha registrado un incremento en la cantidad de países que han impuesto una prohibición constitucional o legal para la homosexualidad, lo que indica que parece haber un ligero contragolpe. Estas acciones podrían ser una respuesta contra la legislación liberal adoptada en otras naciones.
Mientras que personas de todo el mundo adoptan actitudes más liberales, muchos mantienen su desacuerdo. Los países que se oponen abiertamente a la homosexualidad tienden a incluirla en políticas y legislaciones que reflejan esta inconformidad.
Si bien la religión, el desarrollo económico y la democracia han tenido un papel fundamental para moldear las actitudes, el camino hacia una mayor liberalización ha sido mucho menos llano de lo que sugieren estos factores por sí solos.
Los países están subordinados al contexto global. Muchas naciones localizadas en Europa y América del Norte fueron las primeras en alcanzar riquezas y volverse democráticas. Y como fueron las primeras, no sufrieron las presiones que hoy experimentan los países en desarrollo frente a las naciones poderosas que encabezaron la lucha por los derechos de los homosexuales.
Por otra parte, la religión sigue siendo relevante, incluso en muchas sociedades ricas, como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, y en naciones emergentes como Egipto y Sudáfrica.
Los cambios futuros en las actitudes seguramente se verán complicados por las fuerzas internacionales y por la trascendencia continua de la religión.
Ochenta por ciento de los países que analicé empiezan a volverse más liberales. No obstante, no podemos suponer que esos cambios siempre serán lineales o sencillos. Aunque hemos visto una tendencia general hacia una postura más liberal frente a la homosexualidad, es indudable que habrá altibajos en el camino, los cuales afectarán la manera como estas influencias socioeconómicas y culturales cobrarán forma en la escala nacional y en todo el mundo.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek