¿Alguna vez te has preguntado por qué después de una noche muy activa en el bar sueles pedir una orden vergonzosamente grande en McDonald’s al día siguiente? Nuevas investigaciones indican que podría haber una razón biológica para los atracones de comida después de una borrachera. Aunque en la investigación no se ha encontrado alguna forma de evitar que las personas acudan a locales de comida rápida, al menos sabrás que no estás solo en tu disipación.
Para el estudio, los investigadores analizaron los cerebros de ratones, a algunos de los cuales se les inyectó alcohol, para comprender si existía una explicación neurológica para el aumento de apetito después de beber alcohol, se informó en Medical Xpress. Encontraron que un área del cerebro, compuesta por neuronas AGrP y ubicada en el hipotálamo, se activaba en los ratones que ingirieron alcohol, pero no en los sujetos de control. Cuando el equipo desactivó intencionadamente esas neuronas en los ratones que consumieron alcohol, estos no ingerían comida en exceso. Esto sugiere que los atracones inducidos por el alcohol podrían ser provocados por una activación constante de esta parte del cerebro.
Aunque el alcohol unido a la sobrealimentación constituye un fenómeno que se ha observado desde hace mucho tiempo, los investigadores no comprendían por qué uno se producía después del otro. Por ejemplo, el alcohol es denso en calorías y, generalmente, un alto consumo de calorías nos hace sentir llenos, no hambrientos. Pero esto no ocurre después de una borrachera.
Aunque el experimento no puede reproducirse en humanos por motivos éticos, los ratones se comportaron de la misma forma que los humanos que han bebido demasiado la noche anterior. Por ejemplo, los ratones a los que se les inyectó alcohol se mostraron más hambrientos y comieron mucho más que aquellos que no consumieron alcohol. Este efecto fue especialmente pronunciado al día siguiente, lo cual podría explicar por qué las personas que sufren resaca suelen hallar consuelo consumiendo grandes cantidades de comida. Las neuronas de los ratones se mantuvieron activas durante todo el segundo día, lo que los llevaba a seguir comiendo aun cuando estaban físicamente llenos.
No hay ningún problema si bebes unas copas de más y te sobrealimentas de vez en cuando, pero algunos investigadores piensan que estos hábitos combinados contribuyen a la creciente epidemia de obesidad en el mundo occidental, por lo que son más peligrosos de lo que parecen.
Este artículo fue publicado originalmente en Medical Daily.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek