El lunes
en la noche, los residentes de la ciudad de Melbourne, en el sureste de Australia,
sufrieron los embates de una intensa
tormenta. Para algunos, el
daño fue mucho más allá del colapso de varias estructuras y árboles caídos; severos ataques de asma que generaron más de mil
800 llamadas al servicio de emergencia entre las 6 de la tarde y
las 11 de la noche, seis veces más de las que se reciben regularmente en ese
mismo período de tiempo, señaló Jill Hennessy, ministra de salud de Victoria,
el estado en el que se encuentra Melbourne.
La Sociedad de Inmunología Clínica y
Alergia de Australasia explica con sencillez el fenómeno: cuando llueve,
el polen absorbe el agua y se divide en cientos de partículas mínimas que se
inhalan con facilidad. Durante una
tormenta, el agua penetra en el polen con mayor rapidez, lo que acelera
su ruptura. Esto aumenta los niveles de polen en la atmósfera. Y cuando se
añaden los fuertes vientos característicos de estos fenómenos climáticos, las partículas tienen mayor alcance y detonan
una reacción alérgica que ocasiona ataques de asma. Las personas que ya
tienen esa condición son mucho más susceptibles que los demás. También lo son
quienes sufren de rinitis alérgica al polen.
Según Mick Stephenson,
director de Ambulancias Victoria, el departamento que coordina los servicios de
traslados de emergencia en Melbourne, lo
que ocurrió en la ciudad –el brote de ‘asma de las tormentas eléctricas’– fue
inusual y sin precedentes por el número de afectados.
“La
mayoría de las personas que llamaron indicaron que tenían dificultades para
respirar, dolores en el pecho y sibilancia (sonido agudo que se produce cuando
los bronquios se estrechan y el aire pasa por los conductos respiratorios)”, agregó
Stephenson. “Los síntomas de quienes sufren de asma se exacerbaron, pero también vimos casos de personas que tuvieron
ataques de asma por primera vez en su vida”.
Robin
Ould, director de Asma Victoria, una organización que se dedica al manejo de
este mal, también coincidió con respecto a la rareza del fenómeno. “El conteo de partículas de polen que se
registró ese día fue de 102, más del doble de lo que se registra en un día
regular”.
La
capacidad de los servicios médicos para atender la emergencia llegó a su
límite. Un portavoz del Hospital Real de Niños, por ejemplo, reporta que en un
período de 24 horas atendieron 500 casos de problemas respiratorios, lo cual es
extraordinario para el centro asistencial.
Un estudio realizado por el
Departamento de Enfermedades Respiratorias de Nápoles, en Italia, refiere que se
han registrado casos similares al
de Melbourne en ciudades del Reino Unido, Italia y Estados Unidos.