Se estima que una de cada 50
personas sufre de Trastorno Dismórfico Corporal (BDD, por sus siglas en
inglés), aunque muchas personas –incluidos muchos médicos–no tienen conciencia
de su existencia.
Alanah es una joven y bella mujer, que
cuando se mira en el espejo no ve lo que otros ven. “Pensé que era una crueldad
para los demás tener que ver mi rostro, que es realmente chocante”, explica
Alanah, de 20 años. “Veo marcas alrededor de toda mi cara; veo mi piel llena de bultos y manchas; veo mi
nariz muy grande y torcida, sobresaliendo demasiado; y mis ojos son muy pequeños”.
Descripción que no refleja la realidad.
Ella sufre de una condición que hace que la gente se obsesione con los
defectos que percibe en su apariencia. Cuando su condición empeora, la persona
afectada se mira una y otra vez en el espejo, y se esfuerza por ocultar
cualquier defecto que cree haber visto. La rutina de maquillaje de Alanah, por
ejemplo, puede durar hasta cuatro horas y, aún después de eso, con frecuencia
se siente demasiado ansiosa como para salir de casa.
De niña pequeña Alanah era feliz. Cuando cumplió 14 años las cosas empezaron a
cambiar, por razones que nunca llegó a entender. “No lo noté en ese
momento, pero mirando en retrospectiva me doy cuenta de que era los síntomas
del BDD. Por ejemplo, yo estaba en el colegio y estaba muy atenta del entorno
por si había alguien mirándome; cada
vez iba más al baño para mirarme en el espejo”, recuerda. A los 15 años
dejó de ir a clases.
Esto llevó a la joven a aislarse
cada vez más. “Durante los primeros dos o tres años no sabíamos qué ocurría”, comenta
Scarlett, la madre de Alanah. “De ser una estupenda estudiante, con mucha
confianza en sí misma, simplemente colapsó; no podía salir, yo tenía que bañarla, darle de comer, de beber; ella
estaba todo el día en la cama”, agrega.
Pasó mucho tiempo hasta que Alanah
fue diagnosticada con BDD, los médicos creían
que tenía angustia adolescente o problemas de ansiedad. Hasta que su
condición fue diagnosticada en la Clínica Maudsley, en Londres.
Rob Wilson, terapeuta
cognitivo-conductual y director de la Fundación sobre Trastorno Dismórfico
Corporal, señala que el BDD con
frecuencia comienza en la adolescencia y en ocasiones puede ser una respuesta
al acoso y a las burlas, o se relaciona con algo que hace que la persona
se sienta diferente: “Siendo adolescentes, a todos nos preocupa cómo nos vemos.
Lo que distingue al BDD es quela
persona pasa preocupada por su apariencia al menos una hora al día; le causa
niveles significativos de sufrimiento, con altos grados de ansiedad, vergüenza
o depresión y, además, es tan fuerte
como para perturbar su vida normal”.
Wilson abunda: “Hay muchos otros
factores –genéticos, sociales, experiencias en los primeros años de la vida,
variables de la personalidad– que se van juntando hasta crear un problema tan
severo como en BDD; la naturaleza de este desorden significa que una persona
cree que tiene un problema físico, en lugar de un problema psicológico, por lo
que gastan un montón de dinero en maquillaje y cirugía estética”.
La recuperación de Alanah comenzó
con una estancia de cinco meses en un centro médico y ahora sigue tratamiento
con sesiones regulares de terapia cognitivo-conductual. Pese a no haber querido
que nadie la fotografiara desde su temprana adolescencia, Alanah decidió hacer
frente a su condición para una nueva serie de la BBC llamada “No Body’s Perfect”
(Ningún cuerpo es perfecto); posó para
el fotógrafo de moda Rankin con el fin de contribuir a crear conciencia sobre
el BDD y ayudar a otros a reconocer síntomas de esa condición.