Miles de defensores de derechos humanos son víctimas de violencia y represión en Latinoamérica como consecuencia de un modelo económico que fomenta la desigualdad extrema y que a la vez se relaciona con la cooptación de la institucionalidad estatal por parte de grupos de poder y a la poca atención de los Estados en el cumplimiento de sus obligaciones en materia de respetar, proteger y promover los derechos humanos, plantea un informe de Oxfam.
“Latinoamérica es uno de los escenarios más complejos para el trabajo de las personas defensoras, una región donde la concentración de ingresos es la más inequitativa del mundo…, una población de 175 millones de personas en situación de pobreza, las tasas de muerte violenta más altas del mundo…, 448 mil personas refugiadas…, más de 7 millones de desplazados, y una media de más de 100 mil personas centroamericanas que migran anualmente a EE.UU. como resultado de la situación de pobreza y violencia”, refiere el texto.
Oxfam menciona que son precisamente estas condiciones las que hacen aún más relevante y peligrosa la labor de las personas defensoras, que buscan cambiar esta realidad, “ante unos Estados debilitados y en ausencia de un modelo económico que garantice los derechos de la mayoría de la población”.
En el reporte “El riesgo de defender”, la organización manifiesta precisamente su preocupación por la agudización de la violencia y la represión contra las personas defensoras en los últimos años. El documento cita cifras de la organización Global Witness, las cuales indican que al menos 185 personas defensoras de derechos humanos fueron asesinadas en el año 2015 en el mundo; 122 de los homicidios fueron en Latinoamérica.
Oxfam indicó que prueba de esta realidad son hechos como el asesinato de la activista guatemalteca Berta Cáceres así como la crisis financiera recientemente superada de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
En el reporte se plantean varios factores que inciden en el incremento de la violencia contra las personas defensoras, sobre los cuales Oxfam llama la atención sobre tres aspectos que sirven para comprender las dimensiones y la naturaleza de la agudización de la violencia contra los activistas en el continente.
El primera se refiere a la particular agresión contra las mujeres defensoras por la prevalencia de la cultura patriarcal; el segunda versa sobre la vinculación entre la expansión de los proyectos y actividades extractivas y el incremento de violaciones de derechos humanos en estos territorios, y el tercer aspecto que se destaca es la cooptación de las instituciones estatales en favor del poder fáctico.
En ese contexto, la organización llamó a los Estados, al sector privado y a la sociedad civil a reflexionar y actuar de manera efectiva contra este incremento de violencia y represión.
Para ello, dijo, es primordial resaltar la labor de las personas defensoras, en su impulso por una sociedad más democrática y justa. “También es clave comprender la necesidad de construir un modelo económico inclusivo y sostenible, identificar los factores primordiales que ocasionan violencia en la región y proponer una serie de recomendaciones orientadas a combatir esta situación y la impunidad que la sostiene”.