Las luces se apagaron, se levantó el telón y salieron a escena los talentosos jóvenes del Ballet Nacional de Holanda. Cinco actos presentaron la noche del viernes 21 de octubre en Guanajuato, durante la celebración del Festival Internacional Cervantino, siendo “Don Quijote” su presentación estelar.
La sala del Auditorio del Estado estaba repleta. Cientos de mexicanos y extranjeros acudieron a ver un espectáculo que demuestra la belleza y las sutilezas del cuerpo humano.
La danza transforma al ser humano en una expresión de arte en sí mismo, sin límites en su capacidad creativa. Los bailarines holandeses la ejecutaron a la perfección.
Bajo la dirección de Ted Brandsen, la producción de Alexei Ratmansky, y de fondo, la música de Ludwig Minkus, se evocó al personaje creado por Miguel de Cervantes Saavedra, “Don Quijote”.
Desde cada asiento se observaron técnicas individuales perfectas en cada uno de los bailarines que, en conjunto, formaron una oleada sincrónica de movimientos corporales. Un espectáculo visual que llena la pupila y conmueve al corazón.
Considerada una de las cinco mejores compañías de ballet del mundo, la agrupación realizó números de ballet clásico y danza contemporánea.
La primera parte de la función de la noche del viernes fue un espectáculo de ballet tradicional. “Vier leste Lieder” fue el primer acto, una de las coreografías de Rudi van Dantzig más elogiadas y presentadas, en donde la música y la danza están íntimamente entrelazadas. Melancolía es lo que se siente en el estómago mientras se observan los tiernos abrazos que interpretan los bailarines. En esta parte se expresa el tema de la aceptación de la muerte en cuatro duetos excepcionalmente inspirados.
El segundo acto dio un salto hacia la modernidad. En “Two Gold Variations”, la música se tornó contemporánea y la vestimenta moderna y brillante. Para su creación, Hans van Manen, el coreógrafo, se inspiró en dos movimientos del “Gold Rush Concerto” de Jacob ter Veldhuis. El coreógrafo quería que los bailarines hicieran cosas nuevas y diferentes de manera continua. Pero, eventualmente, todo confluye y el ballet se convierte en una atmósfera de diálogo cada vez más acalorado entre un hombre y una mujer.
“Tarantella Pas Deux”, de George Balanchine con música de Louis Moreau Gottschalk, y “Variations for Two Couples”, de Hans van Manen con música de Benjamín Britten, siguieron en el espectáculo.
El momento final llegó cuando el Ballet Nacional de Holanda se transformó en “Don Quijote”, pieza para la que utilizó vestuario de época y ofreció un homenaje al “Príncipe de los Ingenios”: Miguel de Cervantes Saavedra, a 400 años de su fallecimiento.
La obra “Don Quichot”, versión de Alexei Ratmansky a la obra original de Marius Petipa, incluyó “Grand pas”, “Fandango” y “Finale”.
Aplausos prolongados en todo el auditorio estuvieron presentes alegremente en los dos intermedios y al final.
Los jóvenes del Ballet Nacional de Holanda visitaron las pirámides de Teotihuacán y la Ciudad de México antes de llegar a conquistar el Pueblo Mágico de Guanajuato.
FOTOGRAFÍAS: Página de Facebook Dutch National Ballet