DURANTE CINCO AÑOS, Avishai Baruch se desempeñó orgullosamente como oficial del ejército israelí. Tras dejar el servicio activo en 2003, ha sido un reservista dispuesto, listo para acudir cuando sea necesario. Sin embargo, tras los comentarios del comisionado de policía israelí Roni Alsheich, quien dijo en la conferencia de la Asociación de Abogados de Israel, realizada en agosto, que era “natural” sospechar de la comunidad etíope de Israel, compuesta por 140,000 miembros, en la comisión de delitos, Baruch afirma que ahora rehusaría enrolarse en el ejército si le llaman. A él se unirían alrededor de 340 de sus colegas reservistas etíopes, de acuerdo con una petición escrita en hebreo que compartió con Newsweek. “Estamos hartos”, señala Baruch, cineasta nacido en Etiopía que vive en la ciudad de Ramla, en el centro de Israel. “Si el gobierno israelí desea pedir que hagamos trabajo de reserva, rehusamos hacerlo. Si nos dan nuestros derechos, cumpliremos con nuestras obligaciones”.
Los comentarios de Alsheich, por los que ha ofrecido disculpas, pusieron a la vista del público lo que, para muchos etíopes israelíes, es un racismo institucional dirigido contra su comunidad. Se quejan de brutalidad policiaca, falta de buenos empleos y discriminación por parte de sus empleadores. Incluso la modelo Tahounia Rubel, nacida en Etiopía y ganadora por el voto del público de la versión israelí del reality showtelevisivo Big Brother,describió recientemente el país como “uno de los más racistas del mundo”.
La amplia discriminación que los etíopes afirman enfrentar en Israel, aunada a la preocupación del gobierno con respecto a su integración, se convertirán en temas de gran importancia en los años por venir. En agosto, el gobierno israelí aprobó un presupuesto en el que se asignaron fondos para procesar el retorno de 1300 de los 9000 judíos en Etiopía identificados como elegibles para la emigración, o aliyah, para 2018. Es probable que la llegada de miles de etíopes más exacerbe las presiones actuales, y los miembros de la minoría etíope afirman que el gobierno israelí debe mejorar las condiciones para los judíos etíopes en Israel para evitar conflictos posteriores.
Los judíos etíopes comenzaron a migrar a Israel en cantidades importantes tras una resolución emitida en 1973 por el entonces rabino en jefe sefaradí Ovadia Yosef, quien dijo que ellos eran verdaderamente judíos y, por lo tanto, estaban sujetos a la Ley de Retorno de Israel, una legislación que otorga a cualquier judío el derecho a establecerse en ese país. Los historiadores aún debaten los orígenes precisos de la comunidad judía etíope, pero están de acuerdo en que dicha comunidad se desarrolló aislada en gran medida hasta el siglo XX. Se piensa que los ancestros de los judíos etíopes de la actualidad se convirtieron bajo coacción al cristianismo en los siglos XIX y XX. A los judíos en Etiopía se les conoce colectivamente como “falash mura”, un término en idioma amárico que significa “marginales”. Este término es considerado ofensivo por la comunidad, que prefiere el nombre de beta Israel, o casa de Israel.
En las dos décadas que siguieron a la resolución de 1973, el ejército israelí, asistido por agentes de inteligencia estadounidenses, llevó a cabo varias operaciones sacando a miles de judíos de Etiopía y su vecino Sudán. El proceso alcanzó su clímax en mayo de 1991: cuando el gobierno etíope cayó, los aviones israelíes trasladaron a más de 14 500 judíos del país en menos de 36 horas, una misión a la que denominaron “Operación Salomón”. Tras varias olas esporádicas de inmigración durante los últimos 25 años, actualmente hay alrededor de 50 000 judíos de origen etíope.
Los judíos etíopes llegaron a un país dividido por líneas sociales y étnicas. Israel fue fundado según el sueño sionista de dar una patria a los judíos del mundo. Sin embargo, el proyecto fue dirigido principalmente por judíos europeos, y todos los primeros ministros desde la creación del país en 1948 han sido askenazíes, es decir, judíos cuya familia proviene de Europa Central o del Este. Muchos judíos sefaradíes o mizrajíes, provenientes de España y Oriente Medio, respectivamente, han afirmado desde hace mucho tiempo que enfrentan discriminación. Los etíopes dicen con frecuencia que son tratados aún peor.
Por ejemplo, a principios de la década de 1990 se reveló que el banco nacional de sangre de Israel destruía sistemáticamente la sangre donada por inmigrantes etíopes por temor a que estuviera contaminada con VIH (los funcionarios israelíes afirmaron que la frecuencia de la infección era de cerca de 50 veces mayor entre los inmigrantes etíopes que en la población general israelí, una acusación que los israelíes etíopes negaron). En un programa televisivo israelí emitido en 2012, se acusó al ministro de Salud del país de administrar un anticonceptivo de acción prolongada a las mujeres que esperaban emigrar al país una vez que ingresaban a este. El Ministerio de Salud confirmó posteriormente la práctica, pero negó las acusaciones de que la política tuviera como objetivo limitar el crecimiento de la población etíope en Israel.
Más recientemente, miles de judíos etíopes tomaron parte en protestas, algunas de ellas violentas, en mayo de 2015 cuando un oficial de policía fue filmado golpeando a Damas Pakada, un soldado israelí de ascendencia etíope. El departamento de policía suspendió al oficial involucrado en el incidente, identificado únicamente como Sargento Mayor Y en la prensa israelí. En junio de 2015, el entonces procurador general israelí Yehuda Weinstein determinó que el oficial no debía ser acusado, basándose en el hecho de que Pakada había iniciado el incidente. Weinstein señaló que el racismo no había sido el motivo del ataque y cerró la investigación.
Los israelíes de origen etíope se encuentran entre las personas más pobres de Israel. Cuando se incorporan a la fuerza de trabajo, ganan hasta 40 por ciento menos que los ciudadanos árabes israelíes, que suelen tener un menor ingreso que los judíos israelíes. Los inmigrantes que llegan a Israel provenientes de Etiopía generalmente llegan con poca educación formal, y en un informe publicado en 2012 por el Ministerio de Absorción de Inmigrantes de Israel, se encontró que 41 por ciento de los adultos etíopes que se habían trasladado a Israel desde 2002 estaban desempleados, lo que constituye la mayor tasa de desempleo entre las poblaciones de inmigrantes de Israel.
“Algunas personas [en Israel] tienen la idea de que cualquier persona que provenga de un país diferente, en especial de un país en vías de desarrollo, es incompetente, en especial si tiene la piel oscura”, señala Fentahun Assefa-Dawit, director ejecutivo de Tebeka, una organización de asistencia legal que apoya a los israelíes de origen etíope. “Por desgracia, hay muchas personas que son ignorantes o racistas”.
Sin embargo, en África los judíos etíopes que todavía desean regresar a su patria ancestral se mantienen firmes. “Hay racismo [en Israel], pero mis familiares me dicen que no es un gran problema”, afirma Gezahegn Derebe, estudiante de 21 años que vive en la ciudad de Gondar, en el norte del país. “Algunas personas piensan que los etíopes no son lo suficientemente buenos, y algunas de ellas piensan que los judíos blancos son mejores que los judíos negros, pero esto no ocurre en todo el país”.
El gobierno israelí afirma que está dando pasos para hacer que la transición sea más fácil para los judíos etíopes. Una vocera del Ministerio de Absorción de los Inmigrantes declaró a Newsweek que la organización puso en marcha un programa en 2014 con el objetivo de integrar mejor a los inmigrantes etíopes, en el que se incluye el suministro de ayuda financiera para estudiantes y un mayor acceso a la atención de la salud mental. “El ministerio continúa asignando una alta prioridad a la absorción de los olim [judíos que han hecho la aliyah] etíopes en Israel y seguirá reevaluando su integración conforme sea necesario”, señaló la vocera.
Mientras que los miembros de la comunidad etíope de Israel se quejaron de ser tratados injustamente, su representante de más alto nivel en la coalición que gobierna el país afirma que los judíos etíopes están bien integrados y que incluso prosperan dentro de la sociedad israelí. Avraham Neguise, el único legislador de origen etíope en el parlamento israelí, emigró a Israel en 1985 y afirma que su éxito es una prueba de las oportunidades disponibles para sus compatriotas.
Antes de convertirse en legislador (Neguise es miembro del derechista Partido Likud del primer ministro Benjamín Netanyahu), obtuvo tres licenciaturas universitarias en Israel, fundó un grupo de defensa para los migrantes etíopes y en 2006 estableció el partido político Atid Ehad, o Un Futuro, para representar los intereses de la comunidad etíope de Israel, antes de unirse al Likud en 2012. “También hay otros que actualmente son abogados y oficiales de policía”, afirma Neguise, de 58 años. “Marchamos en la dirección correcta”. Una de las principales prioridades de Neguise como parlamentario ha sido acelerar el regreso de los judíos restantes en Etiopía. Sin embargo, el plan ha sido retrasado por debates entre las autoridades religiosas israelíes sobre si los judíos etíopes deben ser elegibles de acuerdo con la Ley de Retorno.
En 2013, el gobierno israelí declaró cerrada la aliyah etíope, afirmando que todas las personas con legítima ascendencia judía ya habían emigrado. Sin embargo, en noviembre de 2015, gracias en parte al cabildeo realizado por Neguise y otros, Israel transigió y aprobó la reubicación de 9000 judíos etíopes más. Sin embargo, el proceso de reubicación no ha comenzado, y Neguise piensa que existe un prejuicio contra los judíos etíopes en el proceso de aliyah. Señala que las autoridades israelíes consideran que los etíopes no son elegibles para ingresar en el país de acuerdo con la Ley de Retorno si no pueden “probar su ascendencia judía” por el lado materno. (Según la ley religiosa ortodoxa, la ascendencia judía se transmite a través de la madre.)
Sin embargo, Neguise afirma que Israel permite que otras comunidades judías ingresen en el país si pueden probar su ascendencia judía por el lado paterno. Critica lo que denomina la “política discriminatoria” del gobierno israelí debido a que 85 por ciento de los miles de judíos etíopes que esperan emigrar a Israel en las ciudades etíopes de Addis Ababa y Gondar tienen “padres, hijos e hijas, hermanos y hermanas” en Israel. Ni la oficina del primer ministro israelí ni el Ministerio de Absorción de los Inmigrantes respondieron a la solicitud de Newsweek para explicar el retraso en el proceso de reubicación de los judíos etíopes.
Si el gobierno israelí sigue adelante con la absorción de más de 1000 judíos etíopes en los siguientes dos años, es probable que posibles repatriados como Derebe lleguen al país con nuevas esperanzas. Pero es posible que Israel no cumpla con sus expectativas. Como señala Baruch, el reservista, “Ahora luchan por hacer la aliyah, y después, enfrentarán otra lucha para vivir en Israel”.
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Publicado en cooperación con Newsweek/ Published in cooperation with Newsweek