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Tasas de interés bajo cero buscan “descongelar” economías

Publicado el 29 de febrero, 2016
Tasas de interés bajo cero buscan “descongelar” economías

En
su columna del New York Times La
conciencia de un liberal, Paul Krugman cita a Tim Duy, académico de la
Universidad de Oregon, quien dice que el colapso de las reservas en los bancos
sugiere firmemente que las políticas de tasas de interés negativas (NIRP por
sus siglas en inglés) no son compatibles con nuestras instituciones económicas
actuales. “El sistema depende de los bancos, y los bancos necesitan ganar
dinero, y les cuesta trabajo hacerlo en un ambiente de tasas de interés
negativas. ¿Debería ser una sorpresa que la amenaza de el NIRP esté golpeando
al sector financiero?”, cuestiona Duy. Desde la perspectiva de la academia,
esta medida de política monetaria no sólo no cumple con su propósito, sino que
daña a los mercados más de lo que los estimula.

Aún así, algunos bancos centrales en
Asia y en la Unión Europea han decidido aplicar las tases de interés negativas
a los excesos en depósitos existentes en los bancos comerciales. El objetivo
principal en Dinamarca, Suiza y Suecia y Japón es desincentivar la compra de la
moneda local con el fin de apreciarla, contrarrestar el colapso en la demanda
agregada que sucede de manera característica en periodos deflacionarios y
estimular el crecimiento económico. El Banco Central Europeo fue la institución
que decidió probar esta medida por primera vez desde la década de los 70, en
una escala nunca antes vista. En diciembre, cobró un 0.3 por ciento a los
bancos por retener sus depósitos.

Incluso la Reserva Federal ha pedido
a los bancos considerar un escenario de NIRP en Estados Unidos. “Supongo que si
la economía se debilitara dramáticamente de forma inesperada, y decidiéramos
utilizar un amplio rango de herramientas de política monetaria para estimular
[la economía], es algo que podríamos contemplar como una posible acción”,
declaró el Presidente de la Fed en Nueva York, William Dudley. La medida se ha
aplicado en una serie de “pruebas de estrés”, donde se mide la resiliencia de
los bancos en caso de un escenario de recesión global severa, acompañada de un
periodo de tasa negativas para bonos gubernamentales de corto plazo.

La semana pasada, en la reunión del G20 en
Shanghai, se habló del débil crecimiento económico proyectado para 2016 y 2017,
que podría tener implicaciones para las políticas monetarias divergentes que se
están aplicando alrededor del mundo. El Fondo Monetario Internacional ajustó
sus expectativas a 3.4 por ciento para 2016 y 3.6 para 2017. Estimular la
demanda es esencial, y algunos países están acudiendo a medidas que antes solo
existían en los libros. Aún es muy temprano para concluir si han sido efectivas
para “descongelar” a la economía mundial.

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