CELAYA, GUANAJUATO.— En México, el flujo migratorio de centroamericanos,
en su mayoría de Honduras, El Salvador y Nicaragua, va en aumento, a pesar
del endurecimiento de las políticas migratorias de las autoridades mexicanas
hacia las personas que deciden migrar a Estados Unidos, como ha sucedido
desde la implementación del Plan Frontera Sur, en 2014.
su puesta en marcha, pretende regular el ingreso de centroamericanos al país
y atacar las bandas delictivas que los atracan. Sin embargo, a más de un año de
su ejecución, ha ocurrido lo contrario: la violación a los derechos humanos ha
ido en aumento. Según defensores de migrantes, se ha registrado un acelerado
aumento en los atracos, abusos, violencia y muerte de centroamericanos que
intentan llegar a Estados Unidos.
al contrario, se está poniendo más en riesgo la integridad del migrante porque
ahora estos están tomando brechas y caminos distintos más alejados, y los que
abordan el tren tienen más riesgo de jugarse la vida”, comenta Ignacio Ayala,
defensor de migrantes en Celaya, en el sur de Guanajuato, población donde se
tomaron las fotografías que ilustran este reportaje.
disparar si los ven arriba del tren. Hace unos dos meses le dieron un balazo a
un migrante porque iba en el tren. Están peligrando, vienen muchos días caminando,
sin dormir, sin comer, en situación más cansada, y algunos también
lesionados porque pudieron escaparse de una golpiza”, añade Ayala.
Muchos mexicanos originarios de la zona han migrado hacia Estados
Unidos.Además, es un punto importante en donde los migrantes centroamericanos
pernoctan y se replantean hacia qué zona de la frontera deben seguir,
según como esté el camino. En esta zona tienen la posibilidad de tomar la ruta
del Pacífico, hacia Guadalajara, o la del Golfo, en el tren conocido como “la
bestia”, hacia San Luis Potosí y Tamaulipas. La mayoría de los migrantes que
pasan por Celaya llegan caminando principalmente desde el Estado de México y Querétaro para evitar lo más posible abordar el
tren y tomarlo más adelante.
gusto, sino porque desean salvaguardar su propia
vida y la de sus familias. Desean mejor calidad
de vida, sin violencia, que no están encontrando
en su país, ellos tienen ese derecho. Son personas
dignas de admiración, no son peligrosas como
algunos quieren que así las percibamos, sólo ejercen
su derecho a buscar una vida mejor”, comenta
Ignacio Martínez Ramírez, quien junto a Nelly,su esposa, y don Fredy trabaja como defensor de
derechos de migrantes en Celaya.
del país, ser defensor de migrantes es peligroso.
El defensor debe afrontar una serie de riesgos
y amenazas en su día a día y es consciente de ello,
pero no por eso detiene su labor. Algunos auxilian
al migrante en albergues y otros de plano en
la calle o sitios donde saben que llegan o pernoctar
brevemente, y en donde les ofrecen incluso
atención médica. “El simple hecho de darles un plato de comida, platicar con ellos, brindarles una sonrisa, es necesario. Llevan
semanas con temor de ser agredidos y sin hablar”.
comida para repartirla entre los migrantes. Buscan donativos y apoyos económicos o en especie, y de esta manera los siete días de la semana preparan alimentos
para ofrecerla a los viajeros centroamericanos. “Hasta el momento no
hemos tenido incidentes de inseguridad, pero estamos alerta porque sabemos
del peligro. De cierta manera intentamos protegemos con el apoyo de organizaciones
que nos proporcionan ayuda como Oxfam México y la Cruz Roja, pues
nos sirve como blindaje. Sabemos que está difícil la situación en el Bajío, pero
no podemos cerrar los ojos y ser indiferentes”.