MIGUEL ÁNGEL OSORIO CHONG, secretario de Gobernación de México, recibió un teléfono móvil de parte de una de las edecanes presentes en la XXVII Reunión de Embajadores y Cónsules que tenía lugar en la sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores en la Ciudad de México. “Quiero leerles un tuit que acabade subir el presidente en este momento”, dijo, y colocó el dispositivo móvil encima delestrado. Y continuó: “Dice: ‘Misión cumplida. Lo tenemos. Quiero informar a los mexicanosy a las mexicanas que Joaquín Guzmán Loera ha sido detenido’”.
Claudia Ruiz Massieu, canciller del país,estalló en aplausos y en júbilo. El propio Osorio Chong, tras devolver a la edecán el teléfono móvil, comenzó a aplaudir. Dejó de hacerlo para saludar y abrazarse con el general Salvador Cienfuegos, secretario dela Defensa Nacional, quien, un poco antes, había desplazado y conminado con una mirada de fuego al secretario de Marina, Vidal Soberón, a que se colocase del lado izquierdo del secretario de Gobernación. Pero ese momento incómodo había quedado atrás. Todos los presentes lanzaban vítores y hurras deun modo tan artificiosamente casual, que la celebración parecía formar parte del guion deuna película hollywoodense con un maravilloso final feliz.
Unos instantes antes, a las 12:32 horas del 8 de enero de 2016, Enrique Peña Nieto había liberado el tuit que fue compartido más de 78 000 veces, y fue marcado como favorito por más de 54 000 personas. Pero el tuit no era tan políticamente correcto como lo leyó y mejoró el secretario Osorio Chong, pues sólo incluía el genérico “mexicanos”, en masculino, y no su declinación en femenino como él agregó.
Pero, más allá de tal sutileza, el mensaje del presidente de México era contundente: Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, quien se fugase de una prisión de máxima seguridad la noche del 11 de julio de 2015, había sido recapturado por miembros de la Marina en el municipio de Los Mochis, en el estado de Sinaloa.
El escenario dispuesto para dar a conocer la noticia tenía algo de teatral: un auditorio donde departía la plana diplomática mayor en la reunión anual de embajadores y cónsules de México en el mundo, en la sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores. ¿Artificiosamente casual o casualmente artificioso? En cualesquier caso, y dado no sólo el historial de Guzmán Loera, sino también el de las instituciones de seguridad del país, la noticia fue recibida en un principio con escepticismo y prudencia.
No mucho después de darse a conocer, The New York Times titulaba en su página de internet: “Mexico Says Escaped Drug Lord El Chapo Is Recaptured”. Y algo similar hizo The Washington Post en la propia: “Fugitive drug lord El Chapo has been captured, Mexico says”. El escepticismo en ambas oraciones está determinado por las palabras “Mexico says”, un nombre propio y un verbo común que no asegura, afirma, asevera o sentencia, sino tan sólo se contiene en la ambigüedad de expresar algo que puede o no ser cierto.
Pero a despecho de las dudas de los medios de comunicación estadounidenses, la noticia era cierta: el hombre cuyo imperio y figura llegaron a rivalizar con los de Pablo Escobar Gaviria y el Cártel de Medellín, que en dos ocasiones ridiculizó al gobierno de México al escapar de dos prisiones de máxima seguridad, que fue incluido en la lista de los hombres más ricos del mundo de la revista Forbes, y que en algún momento formó parte de los “Diez fugitivos más buscados del mundo”, había sido recapturado.
LA FAMILIA Y LA MARINA, DE NUEVO
Hombre de familia como también lo fue Pablo Escobar Gaviria, Guzmán Loera pagó en aquella ocasión el haber abandonado el refugio de las montañas que, si bien implicaba vivir a salto de mata, lo mantenía a salvo y oculto. Pero su incursión a un núcleo urbano con tal de ver a su familia, amén de la delación de un hombre que había trabajado con él, posibilitaron su captura.
Al parecer, algo similar ocurrió en esta ocasión. Tras su fuga del penal del Altiplano, el Chapo volvió a su estado natal y se refugió primero en la sierra, donde estuvo a punto de ser capturado en octubre pasado. Prestidigitador extraordinario, consiguió huir nuevamente,aunque en esta ocasión mucho tuvo que ver el hecho de que, cuando fue descubierto desde un helicóptero, caminaba junto con dos mujeres; para protegerlas, se ordenó a los miembros de la Armada no disparar. Sinembargo, nuevamente, agobiado por la huida y la lejanía de su familia, volvió a cometer elmismo error: ingresar en un núcleo urbano,esta vez la ciudad de Los Mochis, acaso con elmismo propósito.
FELIZ ABRAZO: El presidente de México felicita al secretario de Gobernación después de su discurso tras la captura del capo Joaquín Guzmán Loera. Horas antes, Osorio Chong había leído públicamente un tuit de Peña Nieto.
FOTO: OMAR TORRES/AFP
De acuerdo con la procuradora general de la República, Arely Gómez, la madrugada del viernes 8 de enero, luego de un mes de labores de inteligencia, decidieron proceder a la captura de Guzmán Loera, a quien se había ubicado en una vivienda limítrofe en los barrios Scally y Las Palmas de Los Mochis. Al aproximarse, los marinos fueron recibidos a tiros por miembros del círculo cercano al capo y repelieron la agresión. Fueron abatidos cinco delincuentes que portaban chalecos antibalas, y detenidos seis más. Por el bando contrario, un marino resultó herido, aunque no de gravedad. Guzmán Loera consiguió escapar de ahí junto con su lugarteniente Orso Iván Gastélum Cruz, acaso a través de un pasaje subterráneo que los condujo al sistema de drenaje de la ciudad. Siempre bajo tierra,su muy peculiar estilo, ese que posibilitó mediante la construcción de túneles a lo largo de la frontera de México y Estados Unidos, la introducción de miles de toneladas de droga y que le permitió escapar de la prisión del Altiplano en julio pasado mediante un túnel de 1.5 kilómetros de largo.
Guzmán Loera y Gastélum Cruz recorrieron un trecho del drenaje y, en determinado momento, salieron por una alcantarilla tras lo cual robaron un auto en el que escaparon. Sin embargo, la suerte los abandonó y fueron detenidos por los marinos que, para resguardarlos y pedir refuerzos, los condujeron al motel Doux, el cual se ubica en el kilómetro 3 de la Carretera Internacional Mochis-San Miguel (la autopista sería cerrada por espacio de media hora). Horas más tarde habría salido de ahí fuertemente custodiado por los marinos ycon una toalla blanca cubriéndole la cabeza.
DEL “FOUR MORE YEARS” AL “MISIÓN CUMPLIDA”
El 1 de mayo del año 2011, el presidente Barack Obama anunció, mediante un mensaje en vivo transmitido a través de la televisión, que las fuerzas militares de Estados Unidos habían realizado una operación en Pakistán que había concluido con la muerte de Osama bin Laden. Teatral, caminando desde el fondo de un pasillo que conduce al Salón Oval, Obama alcanzó un estrado, y sin preámbulos anunció “al pueblo de los Estados Unidos y al mundo”, que Bin Laden había muerto.
El acontecimiento acaso ameritaba un poco de drama y solemnidad, hablar del deber cumplido y de la justicia que tras el 11 de septiembre de 2001 perseguían los Estados Unidos; ninguna de las dos cosas estuvieron ausentes. Y el mejor medio para conseguirlo era la televisión.
Los estrategas de comunicación de la Casa Blanca ni siquiera consideraron entonces la posibilidad de dar a conocer el hecho a través de una redsocial. Pero las cosas cambiarían con el tiempo. Cuando Barack Obama fue electo para un segundo mandato, en su cuenta de Twitter, enmarcada con una foto de él mientras abraza a su esposa, Michelle, escribió: “Four more years”. El tuit de Obama alcanzaría casi 750 000 retuits y se convertiría enuno de los mensajes breves más contundentes y replicados de la era de internet y las redes sociales.
Individualista, poderosa y moderna, la red social creada por Jack Dorsey en el año 2006 resultaba perfecta para comunicar una noticia feliz, para reivindicar una administración que iba en picada así como para revertir el descenso de la popularidad de Enrique Peña Nieto.
Pero había que ser en extremo discretos para impedir la más mínima filtración, y eso se cumplió a la letra. La mañana del viernes 8 de enero, una noticia cuya fuente era la Secretaría de Marina (El Universal la publicó a las 11:11 horas) apareció en los portales de algunos periódicos de México: daba cuenta de un enfrentamiento entre un grupo criminal y miembros de la Marina en Los Mochis. Cinco delincuentes habrían muerto, seis más habían sido capturados y un marino resultó herido. Amén de lo anterior, los miembrosde las fuerzas del orden habrían requisadoun arsenal sólo propio de los cárteles del narcotráfico. Pero fuera de eso, no se mencionó en ningún momento el nombre de Joaquín Guzmán Loera.
Para ese momento, empero, los principales actores del gabinete de seguridad de México ya estaban enterados de que Guzmán Loera había sido detenido. Casual, azarosa, coincidentemente, tenía lugar la XXVII Reunión de Embajadores y Cónsules de México en el Mundo en la sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores en la Ciudad de México y ahí estarían (premeditada, casual, azarosa,coincidentemente) los secretarios Osorio Chong, Cienfuegos, Soberón, amén de la canciller Ruiz Massieu. Si se hacía coincidir el tuit de Enrique Peña Nieto con la presencia de tales funcionarios en el evento en el que, ya se ha dicho, se encontraban presentes los embajadores y cónsules de México en el mundo, el efecto sería exponencial.
En política, forma es fondo. Osorio Chong lee el tuit que acaba de subir el presidente. Los presentes estallan en júbilo. Osorio Chong y Cienfuegos se abrazan. En algún lugar dela Residencia Oficial de Los Pinos, Enrique Peña Nieto sonríe como no lo había hecho en mucho tiempo.
Y quizá mira su teléfono celular, su cuenta de Twitter, y vuelve a leer ese mensaje de 103 caracteres y 16 palabras que supone para él algo más que un tanque de oxígeno: “Misión cumplida: Lo tenemos. Quiero informara los mexicanos que Joaquín Guzmán Loera ha sido detenido”.