En un campo de California, en medio del trajín y la exigencia de un tradicional e importante torneo juvenil para mujeres, María Fassi supo que el golf sería lo más importante de su vida como deportista.
Apenas tenía trece años de edad, pero el esplendor del campo del club Lake Merced, en Daly City, California, y la energía que giraba alrededor del importante torneo juvenil US Girls, fueron la clave para que María se diera cuenta de que el golf le daba una sensación que desde entonces “no ha podido generar ninguna otra cosa”. Porque para María Fassi golpear la bola en un campo le provoca “mucha paz, pero al mismo tiempo, mucha adrenalina; y esa es una combinación que no había encontrado nunca. Y cuando la descubrí me gustó el sentimiento”.
“LA PRESIÓN Y LAS GANAS de querer hacerlo bien a mí me aceleran, me hacen querer ir por más. Me siento como en una montaña rusa cuando tengo que meter un putt que sé que va a contar mucho”. FOTO: LUIS SORIANO
Hoy la joven hidalguense colecciona premios, medallas y campeonatos como jugadora amateur, y visita los distintos continentes para representar a México en torneos internacionales, o bien como la jugadora que encuentra en Lorena Ochoa una inspiración para crear su propia historia desde el día en que se convierta en profesional.
María Fassi Álvarez forma parte de una familia marcada por el fútbol gracias a la impronta que su padre, el directivo de los Tuzos Andrés Fassi Jurgens, ha dejado sobre sus hijos y allegados. Su infancia y juventud han estado ligadas a los deportes. Con los Fassi lo mismo se patea un balón, que se golpea una bola de golf por las mañanas. “Muchos años jugué fútbol más que el golf. Me gusta mucho, muchísimo”, confiesa.
Hoy, cerca de cumplir la mayoría de edad, María recuerda que sus primeros pasos sobre un campo de golf los dio diez años antes junto a sus hermanos en calidad de acompañante. “Estábamos casi todo el fin de semana en la práctica”, señala en entrevista con Newsweek en Español. “Todo el día, hasta la hora de la comida, estábamos ahí. Y como vivíamos en el club (de golf Pachuca), pues teníamos acceso a todo. Mis hermanos siempre me pedían que los acompañara, y como siempre quieres hacer lo mismo que tus hermanos mayores, empecé a jugar con ellos hasta que el profesional del club me dijo que debería de intentarlo yo, que jugara, que era muy divertido. Y comencé a jugar así, en los torneos del club, y me empezó a gustar mucho, y lo practiqué hasta los trece años para divertirme, para pasar el rato”.
“LAS FIESTAS, los amigos, las salidas a cenar, al antro, todas esas cosas sí las dejo a un lado”. FOTO: LUIS SORIANO
Para la amateur mexicana la oportunidad de jugar el torneo US Girls llegó en 2013, y de hacerlo en el campo del club Lake Merced, el mismo en el que en 1999 debutara también un jovencito llamado Tiger Woods. Y fue cuando la chispa prendió en la mente de María: “Era todo nuevo para mí, y te trataban como si estuvieras en un torneo de profesionales, había prensa y todas esas cosas que no habían existido antes, y ahí fue cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo, de lo que era el golf, y de lo que quería hacer. Me gustaban los viajes que podíamos hacer, los amigos que tenía en otros lugares, y después de ese torneo fue cuando senté cabeza y comencé a practicarlo en serio”.
La descripción que María Fassi hace de su sentimiento al jugar golf parece encontrado. Habla de paz, de tranquilidad, pero también de adrenalina. Ella lo explica así al cuestionarla sobre ello: “La presión y las ganas de querer hacerlo bien a mí me aceleran, me hacen querer ir por más. Me siento como en una montaña rusa cuando tengo que meter un putt que sé que va a contar mucho. Siento eso, cosas que no había logrado sentir antes”.
FOTO: LUIS SORIANO
—Los maratonistas suelen competir pensando en superarse a sí mismos. ¿Es lo mismo en el golf? ¿O piensas en superar al rival?
—Entre menos te enfoques en los demás, tú tienes que hacer un buen trabajo. Debes enfocarte en lo tuyo, en tu proceso, y al final los resultados se terminan dando. Pero también hay situaciones en las que no puedes evitar la competencia contra el otro, porque si estás en el último hoyo para definir un torneo, y la otra lo mete, sabes que estás jugando contra ella. Y entonces es una combinación: el que sea un trabajo para ganarte a ti, para ganarle al campo; y después el plus de que estás jugando contra alguien más”.
—¿En quién piensas cuando juegas, a quién tratas de seguir?
—Lorena Ochoa me parece una mujer ejemplar en todos los aspectos en los que pueda uno pensar. Como golfista fue y va a seguir siendo una de las mejores jugadoras que ha tenido el golf en su historia, y a mí me gusta mucho la calidad humana que tiene, y su personalidad; siempre se ha mantenido humilde, y eso habla bien de ella.
—¿Has hablado con Lorena?
—Sí, hablo bastante seguido con ella. He tenido la oportunidad de jugar de vez en cuando con ella, y siempre que estoy en algún torneo y puedo conversar con Lorena, lo hago. Algún consejo, alguna cosa que me diga, yo sé que siempre me va a ayudar.
—¿Pesa mucho la comparación con Lorena Ochoa cuando se habla de las jóvenes golfistas mexicanas?
—No. Creo que es un honor que usen su nombre con nosotras, pero también pienso que nosotras debemos hacer nuestra propia historia; y, por lo menos de mi parte, nunca perdiendo de vista lo que ella fue y lo que ha generado en mí, que dentro de todo ha sido una de las razones por las que juego, y por las que seguiré jugando muchos años más.
ESCALAR PARA SER LA NÚMERO UNO
El mejor consejo que María Fassi ha recibido como deportista no vino, curiosamente, de un o una golfista, sino de un hombre ya fallecido que era muy allegado a su familia: Miguel Calero, tal vez el portero más emblemático de los Tuzos de Pachuca. “Él siempre me decía que había que entregar todo lo que uno tenía; no llevarse nada después de haber terminado. Él en un partido, yo en una ronda de golf. Que siempre entregara todo de mí, que diera todo, y que me quedara tranquila de que no podía haber hecho nada más. Que siempre me fuera sabiendo que había dado el cien por ciento”.
María Fassi dedica gran parte de su día a su desarrollo como deportista. A sus diecisiete años asiste a la preparatoria temprano, y luego se dirige al campo de golf.
FOTO: LUIS SORIANO
“Voy a la escuela tres horas, de 7 a 10 de la mañana; y después estoy todo el día y toda la tarde en el golf, y entre esas horas me meto en el gimnasio, que también hago todos los días. Llegó a mi casa como a las 7, 8 de la noche, y me levanto al día siguiente como a las 5:30 para poder alistar todo para la escuela, y para el resto de mi día”.
Hace unos años la familia Fassi cambió de residencia y dejó de vivir en el campo de golf de la capital hidalguense. Ya no es lo mismo vivir junto al engramado y tener la posibilidad de ir y venir a casa en el momento que se deseara. Los constantes viajes también son una merma para María y su relación familiar. La golfista reconoce que cumplir su meta no es sencillo. “Sin duda la vida de un atleta de alto rendimiento es de muchos sacrificios. A mí el que más me cuesta es la familia. Por el trabajo de mi papá (directivo de equipos de futbol de Pachuca, y de Córdoba, Argentina), y mis hermanos, que están jugando futbol en otros lados, pues no podemos compartir mucho tiempo. Hay ocasiones en que ellos se juntan y yo, por algún torneo, no puedo estar presente; entonces el no poder pasar tiempo con ellos es lo que más me cuesta de todo”.
Y agrega que “las fiestas, los amigos, las salidas a cenar, al antro, todas esas cosas sí las dejo a un lado. Pero tampoco son cosas que me duela tanto dejar, porque sé que la meta por la que yo estoy trabajando es mucho más grande que eso”.
—Aspiras a ser profesional y a convertirte en número uno del golf. ¿Hay un plazo para ello?
—No. Tengo que ir trabajando día con día, enfocada en eso, nunca perdiendo de vista lo que quiero hacer. Pero no me voy a poner una fecha límite para cumplirlo. Ahora es cada vez más joven el deporte en general, entonces tengo que ponerme a trabajar muy fuerte para conseguirlo. Siento que cuando llegue el momento para hacerme profesional voy a estar preparada, voy a saber que estoy lista, y entonces comenzar a escalar para ser la número uno.
“Voy a la escuela tres horas, de 7 a 10 de la mañana; y después estoy todo el día y toda la tarde en el golf.” FOTO: LUIS SORIANO
—¿No hay días en que tengas un mal torneo, o un mal día, y quieras dejar el golf a un lado?
—Hay días en que uno está cansado después de llegar de un torneo, o estás sin ganas de jugar, o hacer algo así, pero siempre vengo al campo aunque sea por un momento, porque dentro de todo sé que esto es lo que quiero hacer, lo que más disfruto. Hay días en que estoy jugando y me canso, y tengo varios amigos en el club de golf y me voy y paso la tarde con ellos para despejar un poco la mente, porque estamos bastante cargados durante el día. No soy tan estricta en eso de decir: “Voy a entrenar seis horas”, y entreno las seis horas. Trato de disfrutar lo más que pueda los entrenamientos, de llevarlos tranquilos, de pasarla bien, de jugar con los amigos en el club y hacerlo más ameno.
Los torneos que más presentes tiene María Fassi en su memoria, los que más le han gustado en lo que va de su carrera, han sido el US Girls de 2013 (“siempre lo recuerdo con una sonrisa”), y el Abierto de Estados Unidos, en julio pasado. “El US Open fue un sueño hecho realidad. Desde chica fue algo que siempre quise jugar. Lo quiero ganar algún día. Y este año tuve oportunidad de jugarlo. Es un torneo impresionante. Pude estar con las profesionales; aprendí mucho de ellas. Compartí muchas cosas con ellas, y todo lo que está alrededor de ese torneo lo hizo muy especial para mí”.
—Comenzaste a jugar golf al lado de tus hermanos mayores. ¿Ya les ganas?
—Sí, sí (risas), Cada vez que vienen aprovechamos para salir a jugar los tres, y mi papá nos acompaña a veces. Y cuando salimos de vacaciones tratamos de jugar porque disfrutamos mucho el pasarla juntos.
—¿No te reclaman?
—No. Ellos me enseñaron. Tengo buena escuela.