Todos los años, entre los meses de
mayo y octubre, México enfrenta la furia de una gran variedad de fenómenos
meteorológicos.
El 15 de septiembre de 2014 será
recordado como uno de los días más difíciles de la historia, pues la madrugada
de esa fecha el poderoso huracán Odile tocó las tierras de Baja California Sur.
Las fuertes rachas de viento
provocadas por este fenómeno meteorológico devastaron gran parte de la
infraestructura en los cinco municipios del estado; aparte, causaron graves
daños en miles de casas y negocios.
Días antes de que el huracán tocara
tierra, el 9 de septiembre, el Servicio Meteorológico Nacional había boletinado este fenómeno climático como
“depresión tropical 15-E”. Al momento de impactar Baja California Sur lo hizo
con vientos de 210 a 240 km/h.
La depresión tropical de esa
temporada, la número 15, se formó en el Océano Pacífico, a unos 385 kilómetros
al suroeste de Acapulco, Guerrero, con vientos máximos sostenidos de 55 km/h y
rachas de 75 km/h. Por la mañana del 10 de septiembre, la depresión tropical
15-E se desarrolló en la tormenta tropical Odile a 335 kilómetros al
sur-suroeste de Zihuatanejo, Guerrero, con vientos máximos sostenidos de 65
km/h, rachas de 85 km/h y desplazamiento hacia el noroeste a 6 km/h.
En tanto avanzaba sobre las aguas de
la costa occidental de México, Odile siguió ganando fuerza, y el 14 de
septiembre se ubicó a 280 km al oeste-suroeste de Manzanillo, Colima, con
vientos máximos sostenidos de 195 km/h y rachas de 240 km/h, como un huracán
categoría III en la escala Saffir-Simpson. Posteriormente alcanzó su mayor
fuerza con vientos máximos sostenidos de 215 km/h y rachas de 260 km/h, con lo
cual se le clasificó como huracán de categoría IV en la escala Saffir-Simpson.
No obstante, horas después, debido a su cercanía con la tierra y el choque de
sus bandas de rotación con la parte sur de la Península de Baja California y la
costa de Sinaloa, Nayarit y Jalisco, se degradó a huracán de categoría III, con
vientos máximos sostenidos de 205 km/h y rachas de 250 km/h, fuerza con la que
tocó tierra en la zona de Los Cabos, en el sur del estado de Baja California
Sur.
Un total de 12 000 millones de pesos
en daños, 14 000 viviendas damnificadas, 26 000 turistas varados en Los Cabos y
95 por ciento de la red eléctrica suspendida fue el saldo dejado por Odile.
Además, el huracán causó los mayores daños agregados a la infraestructura de la
Comisión Federal de Electricidad (CFE). En nueve días dañó 534 torres de
transmisión, 1353 transformadores, 108 circuitos y 7963 postes de distribución
de energía eléctrica.
EL PLAN DE REPARACIÓN
Empero, Odile ha sido sólo uno de
los muchos fenómenos meteorológicos a los que se ha enfrentado la CFE. Por
ejemplo, en octubre de 2005 el huracán Wilma, en Quintana Roo, dañó 205 torres
de transmisión y 4676 postes de distribución de energía eléctrica. Sin embargo,
Odile ha sido uno de los huracanes más poderosos. Los estragos que causó
incluso fueron mayores a los provocados por los ciclones tropicales Manuel e
Ingrid en 2013, los cuales dañaron cinco torres de transmisión y 2871 postes de
distribución de energía eléctrica.
Hasta el mediodía del 15 de
septiembre, la parte trasera de Odile estuvo cruzando la costa, por lo que toda
la zona central de fuerte convección se extendió sobre el sur de Baja
California Sur. La fricción con el terreno y el choque de las amplias bandas
del huracán con la parte sur de la Península de Baja California y con la costa
de Sinaloa, Nayarit y Jalisco provocaron que la fuerza del huracán siguiera
disminuyendo, y horas después, cuando se encontraba en tierra, a 60 kilómetros
al oeste de La Paz, se degradó a huracán de categoría II con vientos máximos
sostenidos de 175 km/h y rachas de 195 km/h.
Finalmente, a las 16:00 horas del 17
de septiembre, cuando se encontraba en tierra, a 35 kilómetros al oeste-noroeste
de Caborca, Sonora, Odile se debilitó a una baja presión remanente con vientos
máximos sostenidos de 45 km/h.
Odile dejó al 95 por ciento de la
población de Baja California Sur sin servicio de energía eléctrica. Ante ello,
por instrucciones del presidente Enrique Peña Nieto, se puso en marcha un plan
técnico de trabajo, diseñado por ingenieros de la CFE, e implementado por
trabajadores y contratistas de la empresa.
Así, el estado se dividió en tres
zonas de trabajo: zona norte, que comprendió los municipios de Comundú, Mulegé
y Loreto y los poblados de Constitución, Guerrero Negro y Santa Rosalía; la
zona de La Paz, que incluyó las ciudades de La Paz y Todos Santos; y la zona de
Los Cabos, que englobó las poblaciones de San José del Cabo y Cabo San Lucas.
Ante la emergencia, desde todas las
entidades de la república se movilizó a 5617 trabajadores y contratistas de la
CFE para sumar su trabajo y talento a los 525 trabajadores de la División de
Baja California. En total, se contó con una fuerza laboral de 6142
trabajadores. Asimismo, se transportaron 2010 vehículos al estado, en gran
parte a través de servicios de ferry de Topolobampo, Sinaloa, a La Paz.
TRABAJO RÁPIDO Y OPORTUNO
Para reparar los daños a la
subestación eléctrica sudcaliforniana en total se contó con 2183 vehículos,
sumados a los 173 pertenecientes a la División Baja California, para realizar
las labores necesarias con el fin de normalizar el servicio de manera rápida y
oportuna.
Adicionalmente, la CFE trasladó 417
plantas de emergencia para ser utilizadas junto con las 34 de la División de
Baja California. En total se contó con 451 plantas de emergencia con
capacidades de generación de entre 5 y 500 Kilowatts, para dar atención, desde
un inicio, a los servicios prioritarios. Por ejemplo, con ayuda de la
Secretaría de Salud, de la Comisión Nacional del Agua y de Petróleos Mexicanos,
se instalaron plantas de emergencia en zonas prioritarias para dar servicio a
hospitales, albergues y plantas potabilizadoras de agua y, en su caso, aeropuertos,
centros turísticos, espacios cívicos y colonias populares.
El 22 de septiembre, es decir, tan
sólo una semana después del impacto del huracán Odile, la CFE logró
reestablecer el servicio de energía eléctrica a 95 por ciento de la población
afectada en la zona norte del estado. En la zona de La Paz, el 95 por ciento
del reestablecimiento se alcanzó el 24 de septiembre, nueve días después del
paso del fenómeno meteorológico. Y el 100 por ciento del reestablecimiento del
suministro eléctrico se alcanzó pocos días después, el 29 de septiembre en el
caso de la zona norte del estado, y el día 30 en la zona de La Paz.
Con el plan técnico se dividió la
zona de Los Cabos en tres subsistemas autónomos e independientes entre sí: San
José del Cabo, Cabo San Lucas y corredor turístico. A fin de reestablecer el
servicio, se crearon islas de suministro de energía eléctrica, utilizando
plantas móviles de generación que funcionan a partir de diésel.
El 19 de septiembre, la CFE adquirió
cuatro unidades móviles de generación nuevas, tipo Turbojet, de la empresa
General Electric Package Power Inc. Cada unidad tiene una capacidad instalada
de 30 megawatts y pueden utilizar diésel o gas natural. Por sus características
técnicas y económicas, resultaron ser las más convenientes para atender la
emergencia. Sumadas, estas unidades tienen la capacidad suficiente para
satisfacer la demanda local de los tres subsistemas.
La CFE logró restablecer el 95 por
ciento del suministro de energía eléctrica en la zona de Los Cabos el 30 de septiembre,
quince días después del impacto del huracán Odile en el estado. Finalmente, el
2 de octubre se alcanzó el 100 por ciento del reestablecimiento en la zona de
Los Cabos y en todo el estado de Baja California Sur, tan sólo diecisiete días
después del paso del fenómeno meteorológico.
ENFRENTAR CONTINGENCIAS
Después de la experiencia asumida en
2014 con Odile, en mayo pasado la CFE participó en la Reunión Nacional de
Huracanes 2015, en donde se presentaron los mecanismos para atender de manera
oportuna cualquier afectación a la infraestructura eléctrica que genere el paso
de un meteoro.
En su momento, las áreas operativas
de la CFE realizaron demostraciones por tierra y por aire de las maniobras que
se realizan para prevenir y atender colapsos en los postes de distribución y
torres de transmisión, operar los dispositivos antitormenta e izar postes de
fibra de vidrio.
Estas acciones, diseñadas e
implementadas por trabajadores de la CFE, le permitirán a la empresa reducir
las afectaciones y disminuir el tiempo de respuesta y recuperación en caso de
que se presente alguna contingencia.
Para ello, La CFE cuenta con 16 750
trabajadores apoyados por 8000 vehículos, once helicópteros y 410 plantas de
emergencia para enfrentar contingencias.
Allí, el director general de la CFE,
Enrique Ochoa Reza, recordó que el paso del huracán Odile por Baja California
Sur significó los mayores daños agregados en la historia de la CFE a la
infraestructura de transmisión y distribución.
No obstante, aseveró, el huracán
Odile dejó como enseñanza que el trabajo coordinado entre las diferentes áreas
de la empresa y dependencias de gobierno es un factor fundamental para superar
los retos.