El pozo de exploración, ubicado a 240 kilómetros de la costa en el mar de Chukchi, no produjo suficiente petróleo para ameritar el costoso e “incierto” esfuerzo, manifestó Shell en una declaración. De modo que será sellado y abandonado “de conformidad con la reglamentación estadounidense”, agregó la compañía.
“Shell aún percibe un importante potencial de exploración en la cuenca y el área, probablemente será de importancia estratégica para Alaska y Estados Unidos. No obstante, el resultado de esta exploración en la cuenca ha sido, claramente, decepcionante”, dijo en su declaración el director regional de Shell, Marvin Odum.
El anuncio del lunes ocurre luego que Shell pasara años en un limbo de reglamentación, habiendo arruinado un intento previo para emprender una perforación exploratoria en la región y tras enfrentar protestas públicas durante más de un año, con muy publicitadas manifestaciones en las ciudades donde sus plataformas de perforación se encontraban ancladas. La decisión de retirarse conlleva consecuencias financieras: Shell dice que “el valor del balance” del proyecto es de unos tres mil millones de dólares y los compromisos contractuales futuros ascienden a un total de casi 1.1 mil millones de dólares. Según informes de Bloomberg, el precio de las acciones de la empresa se desplomó hasta 1.4 por ciento después de darse a conocer la noticia.
La oposición a perforar en el Ártico se centra en lo que investigadores han identificado como un alto riesgo de derrames de crudo en una región particularmente inadecuada para operaciones de limpieza. A principios de año, la Oficina de Administración de Energía Oceánica (dependencia del Departamento del Interior de Estados Unidos) calculó que una perforación en el mar de Chukchi tiene un riesgo de 75 por ciento de ocasionar un derrame grave en los próximos 77 años, con base en un modelo de proyección para desarrollo a largo plazo. El año pasado, Nuka Research realizó un estudio con fondos federales y descubrió que, debido a la cubierta de hielo, sería imposible limpiar semejante derrame con recolectores de aceite (skimmers) y barreras flotantes (booms) durante 78 por ciento del año.
“Aunque esto es una victoria para cuantos esperaban evitar un derrame catastrófico –o un cambio climático catastrófico- a consecuencia de los planes de Shell, también es prueba contundente de que la perforación en el Ártico es demasiado costosa para resultar eficaz y una mala opción para otras compañías energéticas”, dijo Annie Leonard, directora ejecutiva de Greenpeace USA, en una declaración vía correo electrónico, este lunes. “Es hora de iniciar el cambio a la energía renovable, en vez de llegar a extremos en la búsqueda de combustibles fósiles”.