Cuando era niño e iba a casa de mis abuelos siempre veía una tornamesa con discos gigantescos que me fascinaban por su forma, y a pesar de que no sabía cómo funcionaban, los ponía sobre el tocadiscos, fingía que era un DJ y jugaba con ellos. Con el arribo de la adolescencia llegó mi primer amor, la música, pero en especial el rock, y por lo mismo hubo una época de cierta prohibición sobre lo que se debía escuchar en casa: me era difícil conseguir tan sólo un CD, ya que mis padres estaban preocupados porque estuviera tan obsesionado con la música, y ni se diga adquirir un vinil, ya que para ellos era algo “impráctico”, hasta raro, ya que los formatos digitales estaban naciendo y no había que gastar en cosas demás en objetos obsoletos.
Pero agradezco al tiempo, ya que ahora puedo comprar lo que quiera sin que me restrinjan qué escuchar. El primer vinil que compré, con mi novia, fue The Division Bell, de Pink Floyd, y simplemente me quedé anonadado al poner la aguja sobre el plástico negro: yo que me consideraba conocedor de la música descubrí una nueva dimensión sonora.
La verdad es que no estaba descubriendo el hilo negro, pues los discos de vinilo existen desde mediados de los años 1800, pero este sonido traía una claridad que nunca antes había percibido ni en mp3, CD o cassettes, no sólo en cuestión de sonido, sino en la materialidad de la música que cada vez se ha visto más alejada con la llegada de plataformas como Spotify y Apple Music.
“El rango de frecuencia del vinil permite subir el volumen sin que el audio se distorsione”, comenta a Newsweek en Español Roberto Martínez, uno de los socios de Roma Records, al preguntarle su opinión sobre por qué los vinilos se han vuelto un artículo de culto.
“Otra de las causas que hace que estos discos sean tan especiales es que siempre sonarán diferentes debido al equipo de sonido que se use para reproducirlos, como también la tornamesa donde se gire”, añade Martínez. En otras palabras, disco puede ser el mismo, pero siempre producirá una sensación diferente.
Roberto, quien cuenta con una impresionante colección personal de tres mil vinilos, cuenta un poco sobre la aparente extinción de éstos: “El disco de vinilo sí dejó de existir en Latinoamérica a causa del CD. En México la última producción fue en 1992, y Colombia, que fue el último en producir, dejó de hacerlo en 1997. Por eso los álbumes de la década de 1990 producidos en Latinoamérica son escasos y, por lo mismo, caros”.
Esto resultó en que mucha gente en América Latina creyera que los vinilos habían desaparecido de la faz de la tierra, pero ¡oh, sorpresa!, “Estados Unidos, Europa y Japón siguieron produciendo”, añade Martínez. “Lo que mantuvo vivo al vinilo en Europa fueron los productores de música electrónica, y en Estados Unidos, que se volvió un artículo de colección.”
A pesar de que la producción seguía en estos países, el CD llegó para desbancar al que alguna vez fue el rey vinilo. Artistas como Madonna y Michael Jackson maquilaban millones de copias en la década de 1980, pero la llegada del nuevo formato en la de 1990 hizo que las producciones de millones se redujeran sustancialmente a miles. Mercados como México se quedaron fuera del negocio tanto en la venta como en la producción debido a los precios.
¿Moda, melancolía, calidad de sonido?
El repunte en las ventas de vinilos comenzó a mediados de la década pasada, pero ¿cuál es el motivo de tal resurrección? Muchos creen que es cuestión de moda, pero eso sólo es uno de los probables motivos para Alejandro Baeza y Claudio Pérez, dueños de Retroactivo Records: “El sonido es superior y, aparte, es el único formato físico atractivo que no se puede piratear, esto ha hecho que la industria musical apueste al aparentemente olvidado vinilo”.
Tanto es así que los artistas y disqueras reeditan el material para producir los vinilos. Por ejemplo, este año se va a reeditar una gran parte del rock mexicano y la obra de artistas populares como José José y Juan Gabriel, según Roberto de Roma Records. Otro de los factores del renacimiento del vinilo es “el arte no sólo del producto, sino el arte ritual de reproducir uno”.
“El vinilo nunca murió, siempre hubo un mercado y algunos DJ lo mantenían vivo, pero el boom surgió en lo efímero de lo digital. Aún así, la gente quiere tener algo tangible, algo que haga atesorar aún más su música favorita”, considera Igor Figueroa, socio de Discos Mono. También opina que, en este nuevo mundo digital, volver al vinilo significa poseer la música y otros menesteres de forma física, una sensación totalmente distinta a que existan archivos digitales.
¿Dónde comprarlos?
La Roma Records
Fue fundada en agosto de 2012 por César Sánchez, un diseñador gráfico y un ávido coleccionista de vinilos que cuando fue despedido de su último trabajo decidió ir a Nueva York a respirar nuevos aires. Ahí revivió un sueño que desde el 2000 había concebido: abrir su propia tienda de vinilos.
De Nueva York salió la inspiración para tomar el paso al precipicio y empezar una nueva aventura, ya que cuando se encontraba en Nueva York se percató de que sí existía mercado, ya que la gente allá seguía comprando reediciones.
La fachada de La Roma Records te hace pensar un poco en una tienda de discos en Brooklyn, con un anuncio de neón rojo chillante (pero del bueno). A la entrada encuentras una bola de disco sobre tu cabeza. La tienda cuenta con un aproximado de cuatro mil vinilos y su fuerte es el rock, aunque da bastante prioridad al rock nacional, a los soundtracks, jazz, rap y electrónica. Cabe destacar que de estos dos últimos géneros, La Roma Records ha producido álbumes de diferentes artistas nacionales.
Los precios rondan entre los 250 y los 350 pesos para las producciones nacionales, y para las internacionales, entre los 350 y 2700 pesos, dependiendo de la edición, el artista y otros factores más.
Realizan eventos de releases como lo hicieron con Natalia Lafourcade y su última entrega, que vendió trescientas copias en tan sólo dos horas. También venden y reparan tornamesas, y puedes llevar tus vinilos a vender o a reparar ahí también. Ofrecen mercancía de bandas y de la tienda y tienen otros artículos de audio.
Álvaro Obregón 200 Bis1, delegación Cuauhtémoc, Centro Urbano Benito Juárez, Ciudad de México, D. F.
01 55 5264 2140
Facebook: facebook.com/LaRomaRecords
Twitter: @LaRomaRecords
Retroactivo Records
Fue creada hace diez años por Claudio Pérez y Alejandro Baeza, quienes empezaron buscando discos para su colección personal y al ver oportunidad de hacer negocio con lo que les gusta, comenzaron en un tianguis de antigüedades en la calle Londres, en la Zona Rosa. Su primera venta fueron dos cajas de discos con música regional, soundtracks, música pop, boleros, y se dieron cuenta de que no era la mejor apuesta. Luego decidieron formalizar la venta a través de la compra de lotes de discos de rock y así nació Retroactivo Records.
La tienda tiene un ambiente entre rockero y vintage que se puede percibir a la llegada con pósteres, artículos y fotografías antiguas que envuelven a sus cuatro paredes repletas de vinilos. No sólo se puede percibir esta vibra a través de las imágenes, curiosamente también por el olor, ya que el 85 por ciento de lo que está en venta es vintage. Los discos de vinilo antiguos hacen que el material de las cajas se impregnen de un aroma muy peculiar.
“El mercado del vinilo está principalmente enfocado en los rockeros”, comentan, ya que es el nicho más fiel a sus artistas; pero a pesar de esto cuentan con música pop, jazz y clásica. La colección de vinilos a la venta es gigantesca: alrededor de 50 000 y en bodega tienen alrededor de 25 000.
Los precios son variados, hay ofertas desde 10 pesos, los álbumes nacionales rondan entre 30 a 50 pesos, y los internacionales desde los 70 hasta los 5000 pesos.
Jalapa 125, Roma Norte, delegación Cuauhtémoc, 06700 Ciudad de México, D. F.
01 55 4333 0504
Facebook: facebook.com/Retroactivo-Records
Twitter: @RetroactivoRec
Discos Mono
La más joven de ésta selección abrió el 5 de noviembre de 2014 a partir de una idea de un grupo de amigos coleccionistas, que deseaban compartirle a la gente lo que ellos consideran valioso escuchar. La idea estuvo en las nubes un buen rato hasta que se decidieron a ejecutarla el año pasado.
La propuesta de Discos Mono es atractiva y arriesgada, ya que sólo venden discos independientes, o poco populares. Nunca verás un disco The Beatles o The Doors. Sí manejan discos algo viejos, pero que no fueron éxitos masivos. Entre su selección más bien destacan joyitas que no tuvieron la atención generalizada de la crítica y el público.
La imagen de la tienda es un chimpancé con unos lentes de 3D y recibe su nombre porque, antaño los discos eran producidos en sonido monoaural, en el que a diferencia del sonido estereofónico, todo se escucha a partir de un canal y carece de sensación espacial.
Discos Mono cuenta con un stock de entre 700 y 900 vinilos a la venta (todos nuevos) y procura tener un número muy reducido de copias de un álbum, esto pensando en que la rotación de música sea fluida y para que la tienda siempre tenga “de todos los géneros”, comenta Igor Figueroa, y así no limitarse a un sólo nicho de melómanos nostálgicos. Los precios en Discos Mono rondan los 300 pesos para las producciones nacionales, y de 300 a 2000 las internacionales.
La tienda está a punto de lanzar su primera producción de un artista experimental mexicano distinguido. Prefieren evitar dar más detalles para que sea una grata sorpresa.
Jalapa 129, Roma Norte, delegación Cuauhtémoc, Ciudad de México, D. F.
Tel. 01 55 6724 0261
Facebook: facebook.com/discosmono
Twitter: @DiscosMono