Debido a una presunta falta a legislación en materia
ambiental, un manglar, hogar de múltiples especies de flora y fauna catalogadas
bajo protección por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales
(Semarnat) está siendo devastado en Cancún, Quintana Roo. Esto, tras el
comienzo de la primera etapa de construcción del megaproyecto inmobiliario
“Malecón Tajamar”, informa el portal SinEmbargo.
Se trata de un desarrollo inmobiliario promovido por el
Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) que contempla alrededor de 30
proyectos de construcción en los que se incluyen torres residenciales, un
centro comercial, un proyecto médico, un templo católico y edificios para
oficinas.
“Malecón Tajamar” obtuvo permisos federales para cambio de
uso de suelo de 58.76 hectáreas en el año 2005, después de haber sido sometido
a un Proceso de Evaluación de Impacto Ambiental (PEIA) por parte de la
Semarnat, y antes de que, en 2007, se incluyera a la Ley General de Vida
Silvestre el artículo 60 TER mediante el que “queda prohibida la remoción,
relleno, transplante, poda, o cualquier obra o actividad que afecte la
integralidad del flujo hidrológico del manglar; del ecosistema y su zona de
influencia”.
De acuerdo con medios locales, hasta el momento sólo ocho
del total de los 30 proyectos contemplados han presentado sus informes
preliminares ante la Secretaría de Desarrollo Urbano del gobierno municipal.
Pero, hasta la semana pasada, ninguno de los proyectos
presentados para el desarrollo habían sido comenzados, por lo que Juan Carlos
González Hernández, titular de Fonatur, instó hace algunos meses a los dueños
de terrenos en el malecón a poner en marcha sus proyectos de forma pronta
puesto que el plazo de sus Manifestaciones de Impacto Ambiental (MIA) –mediante
los cuales la Semarnat evalúa la sustentabilidad y factibilidad de un proyecto–
expirarían pronto; y también en razón de que los mismos no podrían ser
renovados por el artículo 60 TER.
Ante la urgencia, los trabajos de remoción de superficies de
manglar comenzaron la semana pasada a toda prisa sin respetar legislación
ambiental que contempla la protección de especies de fauna y flora mediante el
rescate y reubicación de la misma. La maquinaria pesada comenzó a remover,
entre otras especies de flora, mangle blanco, rojo, palma de chit (dos en
peligro de extinción y todas bajo protección especial). Dicha acción obligó a
las diversas especies de fauna, entre las que se encuentran reptiles y anfibios
como ranas, cocodrilos, iguanas; aves marinas (incluidas especies migratorias);
y algunos mamíferos, a huir del lugar.
Un testimonio recabado por el medio local Cancuníssimo
indica que “Lo que hicieron fue venir, echar las máquinas, sacar la tierra,
echarla sobre los animales vivos, matándolos, dañando las anidaciones y, a los cocodrilos, los enterraron vivos
[…] Hemos visto a muchas aves que están buscando sus nidos o sus polluelos;
también están naciendo cocodrilos, hay fotos y videos de cocodrilos pequeños”.
Ante los hechos, un grupo de mujeres comenzó a intentar
impedir la actividad de las máquinas el día jueves; desde entonces, se les han
sumado sociedad civil y organizaciones para solicitar la revocación de las
autorizaciones del megaproyecto pues, independientemente de que sus permisos
estén en regla ante la Semarnat, su realización ha implicado un ecocidio.
“Aquí el conflicto principal no es si tiene permiso o no
tiene permiso, por que sí lo tienen, pero el permiso está condicionado: el
manglar debió haber sido transplantado; la fauna tuvo que ser reubicada, y eso
no se hizo. Eso es causal de nulidad de la autorización del proyecto”, explica
a SinEmbargo Gerardo Solís Barreto, vicepresidente de la Defensoría
Internacional de Derechos Humanos A.C. cuya asociación participa en las
protestas contra el ecocidio.
Él mismo, indica que el viernes pasado “se presentó una
denuncia ante el municipio en la que se solicitó la intervención del Presidente
municipal, del Secretario del Ayuntamiento y de la Dirección de Ecología, la de
Desarrollo Urbano de Cancún, para frenar el desastre ecológico; pero hasta el
momento no se ha recibido respuesta”. Solís Barreto también comenta que se han
interpuesto denuncias ante la Profepa y la Procuraduría General de Justicia del
estado.
“Esto es preocupante, porque es un asunto urgente. No es
posible que nosotros estemos haciendo el trabajo que debieron hacer las
autoridades”, concluye.
Para pronunciarse, este grupo de civiles ha realizado
diversas manifestaciones públicas y realizan organizan guardias en la zona.
También se ha valido de internet mediante un par de peticiones colgadas a la
plataforma change.org (Petición 1, Petición 2) y en las redes sociales con la página
Salvemos Manglar Tajamar.
“Sí: Hay peces aún en el agua. Sí: sólo los cubren con
tierra y listo ¿Hay más especies muertas bajo la tierra y las máquinas” se
puede leer en una de sus publicaciones.
Por su parte, la Profepa indicó mediante un comunicado publicado
el día de ayer que, en atención a una denuncia popular, “realizó los días 29 y
30 del pasado mes de julio, una
inspección en materia de impacto ambiental y cambio de uso de suelo a obras en
el Malecón de Tajamar [de] 4 lotes en dicho proyecto situado en terrenos
forestales.
“Durante la inspección […] el responsable del proyecto
denominado Malecón Cancún [hoy Malecón Tajamar] no exhibió las autorizaciones
correspondientes de ley […] en materia
de impacto ambiental y cambio de uso de suelo”.
La dependencia también informó que hasta el día de ayer no
habían sido “proporcionados documentos tales como el Estudio Técnico
Justificativo y los Programas de Rescate de individuos bajo algún estatus de
protección de acuerdo a la Norma ecológica 059, así como el Programa de
Prevención y Mitigación de impactos, entre otros”.
Finalmente, señaló que del 4 al 7 de agosto se continuará
con trabajos de campo para inspeccionar el resto de lotes afectados por el
cambio de uso de suelo y que, derivado de éstas acciones, “se impondrán, de ser
el caso, medidas correctivas de urgente aplicación tendientes a la restauración
de los ecosistemas”.
¿Por qué importa tanto un manglar?
Los manglares son sistemas costeros de gran importancia
biológica y ecológica puesto que brindan
una gran variedad de servicios ambientales.
De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y
Uso de la Biodiversidad (Conabio) “son zonas de alimentación, refugio y
crecimiento de juveniles de crustáceos y alevines, por lo que sostienen gran
parte de la producción pesquera, son utilizados como combustible (leña), poseen
un alto valor estético y recreativo, actúan como sistemas naturales de control
de inundaciones y como barreras contra huracanes e intrusión salina, controlan
la erosión y protegen las costas, mejoran la calidad del agua al funcionar como
filtro biológico, contribuyen en el mantenimiento de procesos naturales tales
como respuestas a cambios en el nivel del mar, mantienen procesos de
sedimentación y sirven de refugio de flora y fauna silvestre, etcétera”.
México es el quinto país con mayor extensión de manglares en
el mundo. De acuerdo con un informe de Greenpeace titulado “La destrucción de
México, La realidad ambiental del país y el cambio climático”, para el año 2009
México ya había perdido un 65 por ciento de sus manglares y éstos están
desapareciendo a una tasa promedio de 2.5 por ciento anual, lo que equivale a
poco más de 4.43 hectáreas cada día o a seis campos de futbol diarios.
La Profepa señala que “las actividades humanas constituyen
la principal amenaza para los manglares [y que entre estas encontramos] la
destrucción del hábitat, la contaminación, la sobreexplotación de los recursos,
la falta de planificación del desarrollo urbano, industrial y turístico, así
como del desarrollo agrícola, ganadero y acuícola, que han desplazado y
reducido extensiones considerables de manglares”.
(Con información de Sin Embargo)