Durante la edición número 65 del Festival de Cine de Berlín, le fue entregado el Oso de Oro a “Taxi”, la más reciente película del cineasta iraní Jafar Panahi. La cinta, como su nombre comienza a revelar, tiene lugar a través de los ojos de un taxista que conduce por las calles de Teherán.
El director es reconocido como parte de la “nueva ola” de cine iraní, y mientras que es aplaudido fuera de su tierra natal, dentro de ella ha sido arrestado en distintas ocasiones (la más reciente en 2010) bajo los cargos de difusión de propaganda contra el gobierno de Irán a través del contenido de sus películas. En su más reciente cinta revela, a manera de crónica, una crítica a la sociedad iraní.
Taxi, que ya ha recibido varios reconocimientos en festivales y alabanzas por parte de la crítica cinematográfica, fue comprada en días recientes por más de 30 países alrededor del mundo. Por ahora, en América Latina el filme será difundido en Brasil y Colombia, mientras que en Asia en Taiwán y China.
En Europa, en donde el director cuenta con un nicho consolidado, los derechos fueron recién adquiridos para España, Francia, Suiza, Bélgica, Luxemburgo, Alemania, Austria, Dinamarca, Finlandia, Suecia, Noruega, Italia, Portugal, Grecia, Polonia y los países bálticos. La cinta incluso será distribuida en algunos países de Oriente Medio. Esta información fue dada a conocer por Celluloid Dreams, encargada de las ventas internacionales de la película, que también aseguró que las negociaciones se encuentran en marcha para Gran Bretaña y Estados Unidos.
Jafar Panahi rodó Taxi de manera clandestina en Irán, después de que le fuera prohibido hacer cine en este país árabe. Resulta entonces que, tanto el Oso de Oro como la amplia distribución con la que ya cuenta el filme fuera de su país, representan un gesto enorme por parte de la comunidad artística internacional, y en cierta medida una señal política a Irán, que, desafortunada e irónicamente, será uno de los pocos países en donde la proyección deTaxiestará contundentemente censurada.
Pese a esto, lejos de desalentarse Panahi enriquece su arte con la prohibición que le han impuesto, y desde entonces ha respondido a ella con dos largometrajes, el documental This Is Not a Film (2011) y el drama Closed Curtain (2013). En un comunicado reciente dirigido al certamen berlinés, Panahi declaró: “Soy un cineasta. No sé hacer otra cosa más que hacer películas. Nada puede impedírmelo. Y cuanto más me han empujado a los rincones más alejados, más he conectado con mi interior”.