La impresión 3D hará posible que usted tenga cosas que nadie más tiene, y en la forma en que usted las desea.
La emoción provocada por las impresoras 3D que algún día serán capaces de “imprimir” como por arte de magia una tostadora o un traje Armani desde su propia casa, me recuerda cuando mi padre me decía, en la década de 1960, que pronto estaríamos conduciendo automóviles alimentados con energía atómica.
Ambos pronósticos se dividen en la misma categoría: sandeces plausibles.
Dicho lo anterior, la impresión en 3D comienza a hacer cosas asombrosas. La tecnología está transformando cosas físicas en datos, de forma muy semejante a la manera en que la tecnología digital transformó en datos cosas como los periódicos y las llamadas telefónicas en los últimos 20 años.
En cuanto algo se convierte en datos, resulta barato y fácil enviarlo a cualquier lugar a través de redes, y su manipulación mediante software también resulta barata y fácil. Así que imagine un mundo en el que las cosas físicas (sillas, zapatos, juguetes sexuales, Jeeps) puedan ser enviadas a todo el mundo en un instante y con un costo casi nulo. E imagine un mundo donde el diseño de esas sillas, zapatos, juguetes sexuales o Jeeps pueda ser modificado y personalizado por cualquier ama de casa suburbana en su iPad mientras lucha contra el aburrimiento en el partido del fútbol de su hijo.
Es importante señalar, sin embargo, que no hablamos de imprimir esos productos finales en casa. El futuro previsible se relaciona más con productos impresos y armados cerca de su casa por una empresa que pueda adquirir máquinas de tipo industrial. En cierto modo, estos productos impresos serán como las papas fritas: desde luego, usted puede instalar una freidora y hacer papas fritas en su cocina, pero es mucho más sencillo simplemente ir a McDonald’s.
Conforme las cosas físicas se convierten en datos, uno de los primeros impactos importantes se producirá en el área de las piezas de repuesto. Solo piense en la enorme pérdida de tiempo, espacio y energía que se dedica a las piezas de repuesto. Para cada artículo vendido que sea moderadamente costoso (automóviles, computadoras, robots de fábrica, calentadores de agua) los compradores esperan poder conseguir piezas a perpetuidad. Por sí solo, el mercado estadounidense de las refacciones automotrices tendrá un valor de US$141 mil millones este año. Perillas de plástico, cubiertas de metal, mangueras, conectores, ruedas y otros objetos llenan depósitos de todo el mundo, esperando pacientemente que algo se rompa.
La impresión 3D cambiará eso. Las partes se convertirán en datos, es decir, en diseños alojados en sistemas informáticos. Cuando una pieza de su lavavajillas se estropee, tal vez usted irá a Home Depot, donde el empleado descargará el artículo y lo imprimirá ahí mismo. Los vendedores de automóviles podían hacer lo mismo en el caso de estos. Ya no tendrá que esperar varios días hasta que la refacción para su Volvo llegue desde Suecia. Este cambio empezará con partes de plástico de una sola pieza, pero pronto se trasladará a metales y partes más complicadas que requieran la impresión de varias piezas que puedan ser ensambladas. El almacenamiento de la mayoría de las refacciones será como imprimir música en un disco compacto: se volverá superfluo e inconveniente.
Otro efecto de convertir las cosas en datos será la personalización masiva. Es posible que usted nunca tenga que tener nada que se parezca a lo de otra persona.
Shapeways es una de las jóvenes empresas de impresión 3D que siguen este camino. Cualquier persona puede diseñar un producto y subirlo al sitio de Shapeways. Hasta ahora, la mayoría de los elementos son sencillos y pseudoartísticos: tazas de té rodeadas de dientes, pendientes que lucen como audífonos. Ninguno de estos productos se fabrica con anticipación. Cuando alguien hace clic para comprar esa taza llena de dientes, Shapeways la imprime y la envía, y comparte la ganancia con el diseñador de la taza. En tanto no haya un pedido, todos productos de Shapeways no son más que datos.
Dado que los productos son datos, no tienen que ser estáticos. Los diseñadores pueden modificarlos constantemente en respuesta a la retroalimentación del cliente. “Es algo interactivo; he visto como se producen 30 versiones del mismo producto en un par de meses”, afirmó Peter Weijmarshausen, director ejecutivo de Shapeways, en la Semana de Internet de 2014 en Nueva York.
Tal vez lo mejor sea que los clientes pueden diseñar sus propios objetos. Weijmarshausen señala las monturas para las cámaras deportivas GoPro. Las personas desean montar sus GoPro en cualquier cosa, desde sus perros hasta hula-hulas, por lo que entran al sitio de Shapeways y personalizan una montura para imprimirla. “Todo el mundo tiene el poder de solucionar sus propios problemas”, dice.
La impresión 3D de escala industrial se volverá cada vez más sofisticada, transformando una cosa física tras otra en datos que pueden ser enviados a cualquier lugar, modificados por cualquier persona, e impresos y ensamblados a nivel local. Dentro de una década, zapatos, sillas, bicicletas o solo Dios sabe qué más se convertirá en datos. “Tendremos todo un mundo de artículos completamente hecho de encargo”, señala el futurista Paul Saffo.
Todo esto también tiene un aspecto industrial. Este proceso abrirá a las industrias de los productos físicos de la misma forma en que internet y los blogs abrieron a la industria noticiosa. Incluso el gobierno de Obama participa en todo esto. El 18 de junio, organizó su primera Feria de Fabricantes en la Casa Blanca, señalando que “Las nuevas herramientas para democratizar la producción fomentan la innovación y la capacidad empresarial en la fabricación, en la misma forma en que internet y el alojamiento en la nube han reducido las barreras que impedían la entrada a las nuevas empresas digitales”.
A Stephen Liguori, ejecutivo de General Electric le gusta hablar de un soporte de reactor que GE decidió diseñar en colaboración e imprimir en 3D. GE publicó los requisitos en línea y permitió que cualquier persona pudiera presentar un diseño. GE esperaba ideas que pudieran eliminar 30 por ciento del peso del soporte. Un ingeniero de Central Java en Indonesia ganó el desafío, eliminando 84 por ciento del peso. GE pudo simplemente descargar su diseño e imprimirlo en acero y titanio. “Obtuvimos 697 diseños de personas increíblemente inteligentes a quienes nunca habríamos encontrado”, dice Liguori.
Esta situación se repetirá una y otra vez. Si un nuevo taller del año 2020 quiere desarrollar una nueva cortadora de césped ligera, podría preparar una impresora en 3D, descargar las mejores partes diseñadas por personas de todo el mundo y crear una cortadora de césped a partir, esencialmente, de datos. Entonces, la nueva empresa no tendrá que fabricar un inventario de cortadoras de césped; se limitaría a imprimir y ensamblar una sola cortadora de césped cuando alguien ordene una. Las posibilidades para los empresarios serán interminables.
No es que las personas vayan a tener impresoras 3D en casa. Sin embargo, “La impresora 3D más visible, la que todo el mundo podría tener en casa, es lo menos importante”, señala Saffo.
Así que tendremos avances como la impresora 3D doméstica de US$149 de la nueva empresa New Matter. Y tendremos el accesorio que permite que una impresora 3D doméstica imprima Nutella. Y por supuesto, la industria de la pornografía, que siempre adopta las nuevas tecnologías antes que las demás, encontrará formas que le permitan fabricar una réplica instantánea en su propio hogar de cualquier parte corporal que usted pueda admirar en su pantalla.
Sin embargo, en términos generales, la impresora doméstica 3D que hace aparecer objetos como Samantha, el personaje principal de Hechizada, sucumbirá ante el principio de las sandeces plausibles: parece real, pero no lo es. El truco más grande de la impresión 3D será la forma en que convierte los átomos en bits.
