Karl y Carolina
comenzaron a hacer música en su cuarto, con una guitarra y una batería digital.
“Era algo bien DIY, estaba medio raro”, dice Carolina riendo. Después de un
tiempo Sofía y Ramsés se unieron a la alineación, ahora solo faltaba un baterista.
Los millennials, amantes del punk, postearon un GIF en el que llamaban a bateristas
de Hermosillo a unirse a la agrupación. “El Eruviel mandó un video tocando un cover
de Blink 182 y nos encantó, de ahí ya empezamos a tocar juntos”.
Platicamos con
los Sr. Kino durante su visita a la Ciudad de México. Llegamos a despertarlos,
temprano, a la mañana siguiente de su primer show en esta absorbente ciudad y
nos sorprendió la energía con la que nos recibieron. Todos menos Eruviel, que
se encontraba materializado en una fotografía que, silenciosa, nos observaba
desde el sillón. Se siente la juventud.
FOTO: Antonio Cruz
Algunos de ustedes ya se conocían y otros se
conocieron tocando, ahora son amigos…
“Somos muy amigos
y nos vemos casi diario. No solo para tocar, también para convivir. Tocar
juntos se siente bien y nuestra relación cambió mucho desde que formamos Sr.
Kino. Ahora somos como hermanos y hay mucha confianza”, dice Karl mientras
observa a sus ahora hermanos. “A veces demasiada (confianza)”, interrumpe Sofía
riendo. “Además el que seamos tan amigos hace que esto no se siente como un
trabajo”, complementa Carolina.
Algunos ya los encasillaron como los percusores
del punk en Hermosillo…
Todos ríen, saben
de lo que hablo. “Es raro, yo creo que el disco Limonada Rosa es una
combinación de gustos y de influencias musicales de todos. No tiene un género
específico. Empieza con un surf feliz, con Señorita Hernandez y termina con
sonidos post punk en Recuerdos. Al final te pones triste. Es la típica historia
de amor, desde que el personaje principal se enamora, hasta que la relación termina
y el final quiere olvidarla por completo”, dice Karl y no podemos evitar
preguntarnos si habla de su propia historia de amor.
FOTO: Antonio Cruz
¿Todos componen?
“Para el nuevo
álbum hay canciones mías, de Sofía, de Carolina y de Ramsés. Todos participamos
en la composición y en la creación del álbum y eso esta muy chido, creo que
tiene que ver con lo que ha crecido nuestra amistad”, explica Karl.
¿Cómo fue tocar por primera vez en la Ciudad de México?
“El público aquí
es muy padre, la gente esta muy prendida, son muy alivianados y buena onda.
También se meten mucho en el show, a la gente le encanta la música y es una
ciudad única en ese sentido”, nos cuenta Carolina, a quien sus compañeros
describen como ‘la mamá de la banda’. “Nos encanta la ciudad y no descartamos
la posibilidad de algún día vivir aquí. Es una ciudad muy bonita y la gente es
increíble”, agrega Sofía.
¿Por qué hacen música?
“Queremos ayudar
a la escena de nuestra ciudad. Que sea más atendida, que la gente volteé a ver
los talentos que hay. Nosotros antes de tener la banda no podíamos ir a muchos
shows porque éramos menores de edad y eran en bares y queremos cambiar esa
cultura para que todos tengan acceso a la música porque es para todos”, dice
Carolina y en su voz se nota la realidad de sus palabras.
FOTO: Antonio Cruz
“También porque
nos gusta pasarla bien. Hacer música con amigos, ir de gira y que el trabajo sea
algo divertido”, concluye Karl.
Uno Ingeniería en
Mecatrónica, otro música en el CEDART, una más
Enseñanza del Inglés, otro continúa en la preparatoria y una se está tomando
un año sabático. Los jóvenes de Sr. Kino no solo están en su banda, también
están intentando cumplir con las responsabilidades que la sociedad dicta para jóvenes
de su edad. Y lo hacen con mucho estilo: “En prepa no me dejan traer el cabello
largo y tengo que rifarme, la hago mucho de pedo, hasta los he amenazado en
demandarlos” nos cuenta Karl, quien ha logrado mantener el largo de su cabello
hasta los hombros.
Carolina lleva el
pelo rosa y nos cuenta que en su caso “las reglas han cambiado mucho después con
los años. Ya en la Universidad cada quien puede hacer lo que quiere, eso es muy
liberador”.