El
sistema educativo y laboral que prevalece en la actualidad determina las capacidades
por los títulos académicos conseguidos, y asigna emolumentos con base en el
mismo criterio.
Parece
que no seguirá así por mucho tiempo, las nuevas generaciones están dejando a un
lado esa arcaica idea, prefieren dedicarse y especializarse en cosas que les
gustan; los jóvenes de ahora portan la bandera de la educación informal y se
muestran totalmente abiertos al autoaprendizaje.
Concepto
que se inspira en el hackschooling,
que plantea cambiar la educación, desarrollar una creatividad que no tiene
cabida en la escuela tradicional. Lo lanzó a la fama en 2014 Logan Laplante, un
niño de 13 años que se convirtió en la prueba palpable del aprendizaje autónomo,
con excelentes resultados. Sus padres lo apoyaron, lo sacaron del colegio y le
ayudaron a formarse en las áreas en las que en verdad se interesaba. El
objetivo se resume en pocas palabras: hacer una vida antes que una carrera, la
felicidad, y no las herramientas para obtenerla.
Fernando
Rosales Collignon, especialista en problemas de actitud, describe el autoaprendizaje
como la facultad que tiene una persona para dirigir, controlar, regular y
evaluar su forma de aprender de manera consciente e intencionada, haciendo uso
de estrategias que conduzcan a lograr el objetivo.
Un
prejuicio de los adultos es asumir que los jóvenes no tienen el interés ni el
ánimo de aprender por su cuenta todo lo que necesitan para abrirse paso en la
vida. La realidad contradice por completo la idea.
Rosales
Collignon asegura que lo que se requiere es reestructurar el sistema educativo
actual, diseñar un modelo que tome en cuenta las exigencias y hábitos de las
nuevas generaciones, trazando un camino de qué y cuándo deben aprender. El
punto medular es que la forma y dinámica debe estar 70 por ciento en las manos
de los estudiantes.
Trabajar
en equipo por un sistema que ayude a convertir los anhelos más profundos de los
jóvenes en una visión y, como consecuencia, se motive con suficiente fuerza
para mantenerse abiertos, con iniciativa y aprendiendo no sólo lo que necesitan
para cumplir las metas, sino contribuyendo para beneficiar a otros con sus
acciones.
En
lugar de exigirles a los alumnos que cumplan con ciertas tareas o que memoricen
ciertos datos, que elaboren proyectos que incluyan todas las destrezas que se
desean desarrollar, basados en los anhelos particulares de cada joven.
Cuando se trae un plan en mente, la actitud se
transforma en entusiasta y proactiva; se espera con ansias que llegue cada
mañana para dedicar el tiempo y la energía en aprender todo, hacer lo que haga
falta, investigar lo que se ignora, con tal de alcanzar el objetivo, señala
convencido el especialista, quien cree que esa parte puede ser la clave y
agente de cambio en el sistema educativo actual.