Un gato que ayudó a los científicos a descubrir un virus el año pasado, volvió a demostrar sus habilidades de caza. Gracias a ello, los investigadores identificaron una nueva cepa de ortoreovirus, un virus que rara vez provoca enfermedades graves, pero que puede estar vinculado a infecciones leves en las vías respiratorias superiores o gastroenteritis.
John Lednicky, doctor en filosofía y virólogo de la Facultad de Salud Pública y Profesiones de la Salud de la Universidad de Florida, Estados Unidos, tiene un gato doméstico negro de pelo corto llamado Pepper. Aficionado a cazar, el felino suele llevarle animales muertos a su dueño como obsequio.
De acuerdo con un artículo de Catster, revisado por veterinarios, los gatos suelen ofrecer presas muertas a sus humanos como muestra de afecto. Aunque la mayoría de los dueños se sienten intimidados por este comportamiento, Lednicky lo ha visto como una oportunidad para avanzar en su investigación sobre el virus de la viruela del ciervo mulo (DPV), un poxvirus que provoca lesiones cutáneas en distintas especies de ciervos.
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El año pasado uno de los ratones que Pepper dejó como “regalo” permitió descubrir el primer jeilongvirus documentado en Estados Unidos, según informó Newsweek. Este virus, bautizado como jeilongvirus 1 de roedores de Gainesville, solo se había detectado antes en África, Asia, Europa y Sudamérica. Su capacidad para infectar células de distintas especies lo convierte en un posible candidato para un evento de propagación, es decir, cuando un virus salta de una especie a otra.
EL NUEVO VIRUS QUE “ATRAPÓ” PEPPER, EL GATO
La última captura de Pepper fue una musaraña muerta de cola corta. Esta vez las pruebas de Lednicky revelaron que el pequeño tenía una cepa de ortoreovirus no identificada previamente, que el equipo de investigación de la Universidad de Florida denominó “ortoreovirus mamífero tipo 3 de la musaraña de Gainesville, cepa UF-1”.
Se sabe que virus similares del grupo infectan a humanos, venados de cola blanca, murciélagos y otros mamíferos, según un artículo de la Universidad de Florida. Los efectos en humanos no se comprenden bien, pero se han reportado casos aislados de encefalitis, meningitis y gastroenteritis en niños.
La autora principal del artículo, Emily DeRuyter, afirmó que aún no se sabe lo suficiente sobre el virus recién identificado como para generar preocupación. Se necesita más investigación para comprender sus modos de transmisión, su prevalencia en huéspedes humanos y animales, y el grado de enfermedad que podrían causarnos.

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“Originalmente, los ortoreovirus se consideraban ‘virus ‘huérfanos’, presentes en mamíferos, incluidos los humanos, pero sin estar asociados a enfermedades. Sin embargo, recientemente se les ha relacionado con afecciones respiratorias, del sistema nervioso central y gastrointestinales”, explicó.
En cuanto a Pepper, Lednicky señaló que no presenta síntomas de enfermedad. Su obsesión por la caza y sus aventuras al aire libre continuarán, y con su trayectoria, probablemente contribuirán a más descubrimientos científicos.
“Este fue un estudio oportunista. Si se encuentra un animal muerto, ¿por qué no analizarlo en lugar de simplemente enterrarlo? Se puede obtener mucha información”, declaró Lednicky a la institución educativa. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)