En medio de una crisis mundial en la producción de cacao, los granos de este fruto se han vuelto un recurso altamente valioso, y Ecuador está cosechando los beneficios. El país andino ha visto cómo el cacao gana terreno frente al plátano y la minería en el ranking de exportaciones, mientras que sus agricultores emergen como nuevos protagonistas de la riqueza rural.
En la costa del Pacífico ecuatoriano, muchos campesinos transformaron sus vidas al apostar por los árboles de cacao, que crecen en forma de mazorcas de color granate. Las prolongadas sequías y plagas que afectan a Costa de Marfil y Ghana —los líderes mundiales en producción— han disparado los precios del grano a niveles históricos en los mercados internacionales.
Este auge representa una época de prosperidad para Ecuador. “Antes el precio del cacao era muy bajo, apenas alcanzaba para mantener la finca. Ahora tengo la posibilidad de ahorrar, acceder a un crédito y comprar más tierra para seguir sembrando”, recuerda Cergio Lema, agricultor de 50 años.
En su finca de Milagro, cerca de Guayaquil, los granos de cacao se secan extendidos en el suelo y luego parten rumbo al extranjero en bultos. mLema recibe actualmente unos 350 dólares por cada quintal (100 kilos) de cacao que vende. Antes del nuevo boom, por un saco recibía máximo 100 dólares.
Los precios empezaron a subir a finales de 2023 y llevaron a que el cacao se posicione entre los productos de más valor que Ecuador ofrece a sus socios comerciales.
En 2024 el sector generó unos 3,600 millones de dólares, 600 millones más que la minería, en un país cuya economía depende en buena parte de la explotación de recursos naturales.
LAS EXTORSIONES FRENTE A LA PRODUCCIÓN DE CACAO
Entre septiembre y marzo el monto de las exportaciones de cacao, por 2,900 millones de dólares, fue incluso 480 millones de dólares mayor que el del fuerte sector bananero, según el Banco Central. Es la primera vez en seis décadas que lo supera.
Luego el plátano levantó cabeza, pero el cacao lo sigue de cerca. Ecuador es el mayor exportador de cacao fino y de aroma, una variedad muy apreciada en la cocina.
Benjamín Rosales, administrador de una hacienda de 100 hectáreas de cacao, celebra que los precios son “competitivos” para “invertir” en el campo.
Marco Vásquez, de 42 años, modernizó su finca en la provincia de Los Ríos, en el suroeste del país. “Con los anteriores precios era imposible invertir, pero ahora compré más semillas y construí un pequeño puente para pasar por encima del estero que antes inundaba las plantaciones”, dice en conversación telefónica.

Una tonelada de cacao se cotiza en 9,000 dólares en la bolsa internacional. El récord fue en octubre de 2024, con 12,000 dólares. El gremio Anecacao considera que unos 400,000 productores y exportadores se han beneficiado de los altos precios.
Pero el aumento de su poder adquisitivo llama también la atención de criminales, que exigen dinero a cambio de permitirles trabajar con tranquilidad. En Ecuador proliferan bandas criminales dedicadas al narcotráfico que azotan a los empresarios de las regiones en las que operan. De acuerdo con el gobierno, los casos de extorsión en el país casi se cuadruplicaron desde 2022 a 2024.
NO TODO ES BUENO: LAS ALTAS TASAS DE DEFORESTACIÓN
Para evitar correr riesgos en la exportación y producción, investigadores refuerzan la calidad de las pepas en laboratorios con un sabor más ácido al del cacao fino y de aroma. Un 90 por ciento de la producción cacaotera en Ecuador utiliza la especie CCN-51, un clon creado en los años 1980 para resistir plagas.
“La bonanza actual no es accidentada, estamos cosechando años de inversión privada e investigación en una variedad resistente”, dice Iván Ontaneda, presidente de Anecacao.
La oenegé Federación de Vida Silvestre llamó en 2024 la atención sobre la producción de cacao en Ecuador al señalar que ocasiona altas tasas de deforestación. Pese a las denuncias, la Comisión Europea retiró en mayo al país de su lista de alto riesgo, según la siembra en áreas deforestadas. N
(Con información de AFP)