Durante las últimas décadas, el clima en México ha dejado de ser simplemente “caluroso en verano” para convertirse en una constante alerta roja. Según datos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), mientras en los años 1980 apenas se registraba una ola de calor por año, con duración promedio de cinco días, hoy enfrentamos hasta cuatro olas anuales que pueden extenderse por más de 30 días.
Este fenómeno afecta nuestra salud y bienestar, pero también impacta en el uso de energía eléctrica. Por ello es crucial saber cómo ahorrar energía al usar el aire acondicionado sin sacrificar el confort.
Y es que, en medio de estas temperaturas sofocantes, la reacción casi instintiva es buscar refugio en la frescura artificial que nos brindan los sistemas de aire acondicionado. Y es comprensible, pues en estos días en que el asfalto parece derretirse y el aire se siente denso y pesado, el aire acondicionado se convierte en un oasis, en un respiro necesario para nuestra salud y bienestar.
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El problema es que esta búsqueda de confort tiene una consecuencia directa y palpable en nuestros bolsillos, pues el uso intensivo del aire acondicionado dispara el consumo eléctrico y, por tanto, el monto de la factura del servicio.
Cuando un equipo no se encuentra en óptimas condiciones o no cuenta con la tecnología que ayude a reducir las facturas de energía, el impacto en el medioambiente y en el recibo de luz es notorio. Por ello, un buen mantenimiento a los equipos e invertir en sistemas energéticamente eficientes son movimientos inteligentes para ahorrar dinero a largo plazo.
CONSEJOS PARA AHORRAR ENERGÍA CON EL AIRE ACONDICIONADO
Pero ¿significa esto que debemos resignarnos a la incomodidad del calor de esta época para no ver nuestra economía evaporarse? Afortunadamente, la respuesta es “no”. Podemos tomar medidas inteligentes para lograr un ahorro de energía con el aire acondicionado y, al mismo tiempo, disfrutar de un ambiente fresco sin que esto implique un golpe tan duro a nuestro presupuesto.
1. Conocer bien el equipo de aire acondicionado y usarlo con inteligencia puede marcar una gran diferencia en el ahorro de energía. Ajustar la temperatura entre 20 °C y 22 °C es una buena práctica, ya que ofrece el confort necesario. Cada grado que se está por debajo de ese rango puede representar un incremento notable en el consumo de energía.
2. Optimizar nuestro hogar para conservar la frescura es clave si queremos reducir el uso del aire acondicionado sin sacrificar comodidad. Un buen punto de partida es mejorar el aislamiento en techos, paredes y ventanas, ya que esto ayuda a mantener el calor fuera y el aire fresco en el interior, lo que alivia la carga sobre el sistema de climatización.
Durante las horas de mayor exposición solar, cerrar cortinas y persianas es una estrategia efectiva. Los colores claros en estos elementos ayudan a reflejar la luz del sol y reduce la ganancia de calor.
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3. Realizar un mantenimiento preventivo adecuado es esencial para asegurar el rendimiento óptimo del aire acondicionado y prolongar su vida útil. Una de las tareas más importantes es limpiar o reemplazar los filtros con regularidad. Cuando están sucios dificultan la circulación del aire, obligan al equipo a trabajar con más esfuerzo y aumentan el consumo energético. Lo ideal es seguir las recomendaciones del fabricante sobre la frecuencia de mantenimiento.
También conviene revisar que la unidad exterior esté libre de obstrucciones. El polvo, las hojas u otros objetos pueden bloquear la ventilación y afectar el rendimiento del sistema. Mantener esta zona despejada permite una mejor disipación del calor.
Además, es muy recomendable contratar un servicio de mantenimiento profesional al menos una vez al año. Esto no solo mejora la eficiencia del equipo, sino que también ayuda a prevenir fallas costosas en el futuro.
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4. Considerar la renovación de nuestro equipo de aire acondicionado puede ser una decisión inteligente si buscamos cómo ahorrar energía. Si el sistema que utilizamos actualmente tiene más de diez años es muy probable que esté operando con una tecnología obsoleta.
Los modelos más recientes de aire acondicionado son de bajo consumo energético y están diseñados para ajustar la velocidad del compresor de manera continua, lo que permite mantener una temperatura constante sin los picos de consumo característicos de los equipos tradicionales. Esta tecnología reduce el gasto energético y ofrece un funcionamiento más silencioso y una mayor durabilidad.
Además, conviene fijarse en las etiquetas de eficiencia energética, como el SEER (Seasonal Energy Efficiency Ratio) o el IEER (Integrated Energy Efficiency Ratio).
La crisis climática ya no es un asunto lejano, la vivimos a diario, y se siente en el ambiente… y en el recibo de la luz. Hoy no se trata de renunciar al confort, sino de aprender a usar nuestros sistemas de aire acondicionado con una conciencia que conlleve a la eficiencia y cuidado del medioambiente. N
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Carlos García es director general de Trane México. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.