No lo es. Las muertes de
celebridades se producen en grupos de tres, dicen, pero en las últimas semanas,
las pérdidas de famosos parecen haber venido por docena, particularmente en los
mundos de la música y el cine.
La más reciente muerte de un músico de
alto perfil: Maurice White, fundador y cantante de la banda de R&B de la década
de 1970 Earth, Wind & Fire. Entre los muchos éxitos que se identifican con su
nombre se encuentran “September” y “Boogie Wonderland” White
tenía 74 años; murió mientras dormía debido a los efectos de la enfermedad de Parkinson,
con la que fue diagnosticado a fines de la década de 1980. Y aunque el año aún es
joven, la muerte de White parece ser la más reciente en una pronunciada
escalada en el número de obituarios del mundo del espectáculo.
La tendencia parece haber comenzado
pocos días antes del Año Nuevo, cuando Lemmy, cantante principal de la banda Motörhead
e icono del aspecto más salvaje del rock, murió de cáncer poco después de su
cumpleaños número 70. En las primeras horas de 2016, nos enteramos de que
Natalie Cole había muerto en la víspera de año nuevo. Más tarde, en la muerte
de una celebridad más sentida de ese mes, y quizás del año, se produjo el
deceso de David Bowie. Luego, Alan Rickman, Dale “Buffin” Griffin (de
Mott the Hoople, cuyo mayor éxito fue escrito por Bowie), Glenn Frey, Abe
Vigoda (de quien se dijo muchas veces que había muerto) y Paul Kantner (de
Jefferson Airplane). Sir Terry Wogan, el presentador de radio y televisión irlandés,
murió el último día de enero.
Maurice White murió el 4 de febrero. Dan
Hicks, de Dan Hicks and His Hot Licks, murió dos días después.
¿Por qué se han producido tantas
muertes de celebridades aparentemente en una rápida sucesión? ¿Y por qué hemos
perdido a tantas figuras del rock clásico al mismo tiempo?
“Pienso que es más una triste coincidencia
que otra cosa”, afirmó Jem Aswad, editor de alto rango de Billboard, en
una entrevista realizada justo antes de la muerte de White. Aswad señaló que la
edad o la enfermedad fueron factores importantes en la mayoría de esas muertes. “En
primer lugar, la esperanza promedio de vida de muchas personas que fueron
famosas en la década de 1960 y principios de la de 1970 es precisamente esa. Todos
ellos están en su séptima década de vida. [Y] teniendo en cuenta esa época,
hubo muchas drogas y se fumaron muchos cigarrillos, y el hecho de ser un músico
viajero que actúa cada noche supuso un alto costo para ellos.
“Lemmy era la persona que mejor
representaba el estilo de vida del rock and roll.Más que Keith
Richards”, añade Aswad.”Si
vemos a Leonard Cohen, quizás haya algo que decir, porque creo que tiene unos
80 años. Se retiró y vivió en un monasterio durante ocho años.” (Cohen, que
actualmente tiene 81 años, celebró su cumpleaños número 80 el año pasado retomando
el viejo hábito de fumar.)
Wikipedia, que difícilmente es una fuente
científica pero sí una crónica exhaustivamente minuciosa de muertes, parece confirmar
un alza en las muertes de personas prominentes. En la enciclopedia se informa
acerca de 624 muertes de personas notables en enero. (Es probable que muchas de
ellas, como la del hombre de negocios taiwanés Chang Yung-fa o la del joyero francés
Alexandre Reza, no hubieran sido publicadas en los medios de comunicación
estadounidenses.) La página de diciembre presenta una lista sustancialmente
menor de 466 muertes, mientas que la de noviembre presenta 485.
Algunas de estas muertes suscitaron
argumentos sorprendentemente sombríos sobre la forma correcta de guardar el
luto en línea. ¿Debemos dejar salir todo, como un apasionado adiós a las
famosas figuras a las que “conocíamos”, pero con las que nunca hablamos
personalmente? ¿O bien, como insiste un autor del Sunday Times, el luto debería
mantenerse en el ámbito privado?
Si eres una celebridad que lee este artículo
(¡hola!), no está claro que debas preocuparte por algo más que el inquietante
murmullo acerca de tu propia mortalidad. Lo que sí está claro es que la
Gran Epidemia de Muertes de Celebridades de 2016 giró alrededor de una serie de
coincidencias extrañas y un tanto escalofriantes.
La primera, y quizás la más
extraordinaria, de estas coincidencias fue la pérdida de David Bowie apenas dos
días después del cumpleaños número 69 del artista y el lanzamiento de su excelente
nuevo álbum, Blackstar. Bowie no pudo haber planeado tal sincronización (¿o sí?),
pero el impacto, aunado a las oscuras pistas líricas y videos de Blackstar,
produjo una de las despedidas más enigmáticas e ingeniosas en la historia de la
música pop.
Esa fue también la muerte de una celebridad
más impactante del mes. Bowie había estado luchando contra el cáncer durante 18
meses, pero mantuvo en privado su batalla con la enfermedad, y su reaparición
con un nuevo álbum presentó la ilusión de que gozaba de una buena salud. “Nadie
esperaba que muriera tres días después de publicar el mejor álbum en 35 años”,
dice Aswad. “Por no mencionar de la forma tan elegante en la que se
despidió.”
Además, la imaginación popular difícilmente
concebía a Bowie, ese ente pop de otro mundo, como un ser mortal.
La segunda de estas tristes coincidencias
se produjo tan sólo cuatro días después. El actor Alan Rickman, conocido por
toda una generación como el murmurante y siniestro Severus Snape, murió el 14
de enero, y su muerte presentó varios escalofriantes paralelismos con la de
Bowie: Rickman también era un británico de 69 años. Rickman también
sucumbió al cáncer. Rickman también mantuvo su enfermedad terminal en secreto
para el público, haciendo que su muerte fuera una triste sorpresa. Por último,
Rickman también se mantuvo creativamente activo hasta el final; el estreno de
su última película, Alicia a través del espejo, está programado para el próximo
mes de mayo.
Nos lamentamos, compartimos memes de Harry
Potter con citas falsas, nos preguntamos si 2016 está maldito ¿O son los famosos
de 69 años quienes lo están? También se produjeron macabros rumores sobre quién
sería el próximo.
La tercera coincidencia fue trágica
para Celine Dion, quien perdió a su esposo debido al cáncer, y después a su
hermano, también de cáncer, en esa misma semana. Entre estas muertes y la de Bowie,
enero fue un mes importante para crear conciencia sobre el cáncer.
Es probable que la cuarta coincidencia
haya sido observada por las personas obsesionadas con el rock clásico: Paul
Kantner, líder de Jefferson Airplane, murió el mismo día que Signe Toly
Anderson, uno de los miembros fundadores del grupo que se separó del mismo en 1966. (Un
verdadero fanático de las conspiraciones podría llegar a la conclusión de que Jefferson
Airplane comparte la primera mitad de su nombre con Jefferson, como Thomas
Jefferson, quien murió precisamente el mismo día que John Adams en el 50
aniversario de la Declaración de Independencia, pero guardaremos ese agujero de
conejo para la próxima secuela de La Leyenda del Tesoro Perdido.)
Y por último, se produjo la muerte de
Maurice White, no tanto una coincidencia como un triste caso de sincronía:
White iba a ser homenajeado apenas unos días después en la 58 entrega anual de
los Premios Grammy.
Esa entrega de premios tiene por
delante una tarea nada envidiable para planificar un segmento “In
Memoriam”. Lo mismo ocurrirá con los Premios de la Academia, que tendrán lugar
a finales del mes. Esperamos que, para entonces, la tendencia se haya reducido.
“Por supuesto, veremos más [muertes de
músicos] de esa generación en particular (una vida difícil combinada con el
envejecimiento)”, señala Aswad. “Sólo espero que no tantas como hemos
visto en enero de este año.”
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Publicado en cooperación con Newsweek // Published in cooperation with Newsweek