Heridas de perdigón, exposición a gases lacrimógenos, contusiones o inestabilidad psicológica, el equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF) se mantiene al frente atendiendo a decenas de manifestantes y policías en Perú.
Con un saldo de casi 60 muertos y más de 1,200 heridos, el país enfrenta una crisis sociopolítica que se inició tras la destitución del expresidente Pedro Castillo, el pasado 7 de diciembre, y cuyo hecho divide profundamente al país en torno a la desigualdad, corrupción y violencia por parte de las fuerzas militares y de seguridad.
“He estado protestando contra la corrupción desde que comenzó la manifestación. Tengo 70 años. Estaba adolorido por los gases lacrimógenos, y mientras regresaba a la Plaza San Martín (ubicada en la avenida Nicolás de Piérola, en Lima), me encontré en medio de otro tumulto, y se dispararon más gases y perdigones. Sentí que algo me golpeaba en la sien izquierda y temí que la perdigona había penetrado, pero gracias a Dios no fue así”, comparte un paciente de MSF.
De acuerdo con The New York Times, una estrategia central de la nueva presidenta, Dina Boluarte, es afirmar que los protestantes más violentos están organizados por grupos de narcotraficantes, la industria de la minería ilegal y activistas políticos en la vecina Bolivia. Hace una semana, horas antes de las marchas multitudinarias en Lima, Boluarte acusó a criminales o bien, “grupos radicales”, de impulsar el caos. Además, pidió una tregua nacional en rueda de prensa con medios extranjeros.
“Esto no es una protesta pacífica. Eso es una acción violenta generada por un grupo de personas radicales que tienen como agenda política y económica basada en el narco, minería ilegal y contrabando”, declaró en conferencia con la Asociación de Prensa Extranjera del Perú (APEP).
MÁS DE 140 MANIFESTANTES ATENDIDOS POR MSF
El 19 de enero, 43 días después de que el Congreso destituyera al presidente izquierdista, Médicos Sin Fronteras comenzó a prestar primeros auxilios y apoyo psicosocial a las víctimas de la represión política durante las demandas en Lima. En esa fecha, la capital del país andino fue escenario de una masiva manifestación antigubernamental.
“En el primer día de actividad, nuestros equipos atendieron a 15 personas, entre ellas un paciente con herida de bala, y personas lesionadas por balas de goma y gases lacrimógenos”, dice Jean Heureux, jefe de misión de MSF en Perú, en entrevista con Newsweek en Español.
—Actualmente, ¿cuántas personas han atendido y cómo es su actuar de MSF en esta zona de conflicto? —preguntamos.
—Estamos preocupados por la situación. Es un descontento social de hace muchos años; una desigualdad que aumentó con la pandemia y toca grupos rurales. La misión de Médicos Sin Fronteras es responder a los eventos. Se tienen puntos médicos avanzados fijos, en zonas estratégicas. Estos se arman los días de las protestas. Trabajamos en coordinación con los brigadistas de primeros auxilios que nos transfieren a los heridos, para estabilizar a los pacientes y, en caso de ser necesario, se dirigen a un hospital de mayor nivel.
“Nuestro equipo está compuesto de un médico, dos enfermeros, un psicólogo, un logista y un responsable de actividad. Hemos atendido más de 140 personas, las diferentes heridas observadas son por perdigones, en la cabeza —donde la mayoría necesita suturas— y un herido por bala fue transferido al nosocomio. También hay gente con un estado psicológico crítico porque hay mucha violencia. En nuestro punto atendimos a tres policías”, agrega.
Según las palabras de Dina Boluarte, las pérdidas económicas ascienden a más de 2,000 millones de soles (514 millones de dólares) en cuanto a producción y 3,000 millones de soles (alrededor de 722.3 millones de dólares) respecto a destrozos de infraestructuras como aeropuertos, carreteras, comisarías y sedes del Ministerio Público.
Durante las protestas, los peruanos exigen la renuncia de la presidenta, el cierre del Congreso y la convocatoria de una asamblea constituyente. El domingo 29 de enero, Boluarte solicitó al Congreso adelantar las elecciones generales para 2023, con el objetivo de salir de la grave crisis política y social con miles de heridos.
“Vine con unos amigos para unirnos a las protestas. Caminábamos un par de cuadras, cuando vimos a la gente que huía. Nosotros también comenzamos a correr y nos dispararon por la espalda. Me dispararon en el talón (con una pistola de perdigones) cuando me retiraba. Dispararnos no tenía ningún sentido”, relató para MSF otro individuo de 34 años.
—Por el largo periodo de protestas, ¿MSF observa carencias? — cuestionamos.
—En algunas regiones está faltando abastecimiento de oxígeno y medicamentos. En Lima hay algunos hospitales que no tienen la capacidad de atender.
PRESENCIA DE MSF EN PERÚ
Jean Heureux tiene en consideración evaluar las necesidades médico-humanitarias en el sur de Perú, porque hoy su prevalencia es solo en Lima. Aunque hasta la fecha no han atendido menores de edad, sí abarcan una gran población civil de diferentes edades: estudiantes, grupos de 30 a 40 años y adultos mayores.
“Tenemos dos puntos médicos especializados, nos enfocamos en el centro de Lima porque los manifestantes quieren llegar al Congreso, que es un punto simbólico”, refiere. En las imágenes enviadas a este medio, se visualizan a los agentes humanitarios vestidos de chaleco blanco con logos de la organización, cascos, mascarillas y guantes.
A pesar de su presencia destacada en este periodo, en 2021 MSF colaboró en la respuesta nacional al covid-19 con tratamientos y vacunas, organizando clínicas móviles para atender a la comunidad migrante procedente de Venezuela. Algunas de sus cifras disponibles en su página oficial acerca de su trabajo en Perú, figuran las 1,690 consultas externas y 43,500 dosis de vacunas anticovid inoculadas.
En este país sudamericano, viven cerca de 1.3 millones de migrantes venezolanos. Sin embargo, debido al coronavirus y al cierre de fronteras en 2021, la comunidad se quedó sin manera de registrarse oficialmente para recibir atención médica y otros servicios públicos. Un total de 60 integrantes de MSF laboran en Perú, de los cuales diez operan específicamente para las manifestaciones.
“Los casos de covid están en descenso, pero en Tumbes y Lima, por ejemplo, estamos vacunando a migrantes (…) La flexibilidad y reactividad de Médicos Sin Fronteras es invaluable”, concluye Jean. N