Frente a un gran cuerpo de agua salada, unas cortinas de manta frenan las ráfagas de viento que intentan colarse en un cuarto de madera instalado a pie de playa del hotel Panamera en Tulum, Quintana Roo. La vista sorprende a todo aquel escéptico de encontrarse a sí mismo a través de una transmisión energética. En el suelo, vestida de blanco, está Beatriz Jaraba, quien realiza constantes movimientos con sus dos manos en sintonía con el cuerpo de una mujer de tez blanca. Al fondo se alcanza a escuchar música gutural.
Durante 60 minutos, el facilitador —como llama a los maestros del Kundalini Activation Process (KAP)— actúa como canal realizando varios movimientos sobre la persona, quien debe estar acostada sobre un tapete, con los ojos cerrados y en paz. El propósito parece sencillo: generar varias sensaciones a nivel mental y físico. Aquí la salud holística tiene una función importante, pues el KAP puede beneficiar en reducir la ansiedad, desarrollar mejores hábitos, tomar mejores decisiones y estar más conectado con la naturaleza.
“En la búsqueda de respuestas, no quería llevar una vida convencional. Descubrí KAP en 2019, en ese entonces vivía en Ibiza, pero como trabajaba en hotelería era complicado asistir a las sesiones y solo se quedó como una idea. Más tarde, cuando me mudé a México, se volvió a cruzar en mi camino, en 2020. En esa sesión pude dar la vuelta a ciertas historias que me perseguían desde siempre y pude ver otro ángulo con más claridad. Algo cambió dentro de mí”, relata la española Beatriz Jaraba, quien en mayo se certificó como facilitadora de KAP con Venant Wong, creador de este método.
RECONECTAR CON EL ALMA, PROMESA DE KAP
De acuerdo con el hinduismo, los chacras son centros energéticos ubicados en el cuerpo. Los siete principales están alineados con la espina dorsal, distribuidos desde la coronilla hasta el periné o suelo pélvico. Se dice que canalizar la energía hacia estos y equilibrarlos promueve el bienestar mental, físico y espiritual. Según los especialistas en cultura hindú, el kundalini representa una energía o fuerza primordial que está adormecida en la base de nuestra columna vertebral y constituye el primer chacra.
Esta energía suele representarse como una serpiente enroscada. Conforme a la definición de Venant Wong, KAP es una transmisión de energía directa que activa el proceso de despertar de kundalini. Durante la sesión, asegura, es común que el individuo tenga movimientos involuntarios y perciba una sensación de plenitud y reconexión con el alma. Incluso algunos experimentan visiones sobre su vida.
“El facilitador toca o presiona algunos de los chacras o puntos meridianos de su cuerpo. Eso es todo lo que sucede en el exterior, pero a nivel interior es una historia totalmente diferente”, refiere la página de Wong, quien también practicó tae kwon do.
Para ser maestro de KAP, se debe tener una capacitación presencial de cinco días con un bono de cuatro meses de seguimiento en línea, conforme la certificación de Venant. Con un costo aproximado de 1,000 pesos por sesión, cada transmisión energética es diferente. Hay personas que conectan desde el primer instante, mientras otras necesitan más clases. La regla es “no tener expectativas y dejarse llevar”.
RECOMENDADO PARA MAYORES DE 18 AÑOS
“Cuanto más practicas más profundo llegarás (…) En personas que ya he facilitado les puede ayudar en problemas de insomnio, tema de adicciones y bloqueos emocionales. Sin embargo, no debe sustituir, por ejemplo, una terapia psicológica en caso de que estemos atravesando por ataques de pánico. Van de la mano. No es excluyente, KAP es una herramienta que te empodera y expande tu conciencia”, asegura Beatriz Jaraba.
La mujer de raza caucásica que yace en el suelo, frente al mar de Tulum, realiza un arco con su cuerpo mientras sus piernas tambalean al compás de la música. Su cabeza echada hacia atrás parece alcanzar su espalda curva. Sin tocarla y de pie, Beatriz coloca una mano abajo de su columna y otra encima de su vientre sacudiéndolas, faltaría poco para que la mujer levite. En esto consiste el KAP, o así lo ejecuta la española de 37 años.
El testimonio de Celia Krieger, también facilitadora en la Ciudad de México, recae en conectar con el ser. Con más de 15 años como maestra de yoga, encontró en esta experiencia catártica un sentido a la vida. Al igual que Beatriz, su certificación la obtuvo con Venant Wong tras una semana en Costa Rica, en donde él vive con su esposa e hijo.
“Fuimos alrededor de cuarenta personas de diferentes partes del mundo (…) La recomendación es tener 18 años en adelante, Wong nos comentó que todavía hay una purificación natural antes de esa edad. Hay padres que me han dicho que quieren traer a sus hijos a mis sesiones, siempre les contesto: ‘Si ellos saben de lo que se trata y pueden estar, adelante’. Sí he tenido gente de más de 16 años”, dice en entrevista por videollamada.
KUNDALINI GRUPAL O INDIVIDUAL
Las clases pueden ser individuales o grupales, depende de cada sujeto. Al final, es un salto de fe, como enunció el psicólogo y ensayista suizo Carl Gustav: “Quien mira afuera, sueña; quien mira adentro, despierta”. La revelación a nivel espiritual, emocional y corporal de Krieger fue hasta su segunda sesión, en ese momento un pensamiento enterró a los demás: “¡Ya entendí todo en la vida!”, reflexionó para sí misma.
“En la semana me escribió una joven, me decía: ‘No sé qué pasó, en la sesión no sentí mucho, pero sí te puedo decir que estoy acostumbrada a fumar marihuana y algo pasó después del KAP que ahora me sabe espantosa’. Entonces puede ayudar a hacer este switch para adicciones importantes, conecta con tu interior”, concluye la facilitadora que activa el kundalini en ocasiones en Valle de Bravo y en Bosques de Las Lomas, en la Ciudad de México.
Si no se tiene experiencia previa con la energía, se puede asistir igualmente. Bajo las palabras del precursor y gurú estadounidense Venant Wong, “la mejor manera de presentarse a una clase de KAP es con una mente de principiante”. Así, Wong resume el Kundalini Activation Process como una transmisión y no una práctica, solo pide estar abiertos mentalmente. N