La publicación póstuma de una grabación perdida de Prince ofrece un vistazo singular de su proceso creativo, pero revelarlo ¿traiciona la voluntad del artista de mantener ocultos materiales que consideraba privados?
“¿Puedes bajar las luces?” Con esa solicitud a un ingeniero, un Prince de 24 años se sentó frente a un piano en el estudio de su casa y, en una sola toma de 34 minutos, dio esbozos potentes de canciones que definirían la era dorada de su carrera. Él cantó tres clásicos futuros en forma rudimentaria (incluido poco más de un minuto de “Purple Rain”), dos covers (uno es una canción de Joni Mitchell) y tres joyas que nunca saldrían a la luz en forma completa.
Era 1983, y después de la combinación de uno-dos-tres golpes de Dirty Mind, Controversy y 1999, Prince ya era una estrella especial, una que no se reservaba nada. “Incluso cuando no había un público frente a él, exteriorizaba sus sentimientos de una manera que muchos artistas se reservan para tocar en un concierto”, dice Michael Howe, archivista en jefe de la administración de la herencia de Prince, sobre la grabación. “Él estaba absolutamente comprometido con transmitir emociones”.
Por más de tres décadas, el casete resultante TDK-SA-60 permaneció sin tocarse en la bóveda enorme de Prince en Paisley Park. (“Literalmente, miles de casetes” de material sin publicar, dice Howe.) Ahora, se ha hecho público como el primer álbum póstumo de Prince, titulado Piano & a Microphone 1983.
Aparte del año, no está claro cuándo se hizo la grabación; pudo haber sido en enero de 1983, cuando Prince estaba en su casa entre periodos de la gira 1999, u octubre, poco antes de empezar a filmar Purple Rain [Lluvia púrpura]. Prince vivía por entonces en Chanhassen, Minnesota, y grababa —a menudo toda la noche— en su estudio Kiowa Trail. (Paisley Park se construyó en 1986.)
Piano & a Microphone ofrece un vistazo inusualmente íntimo del proceso de un artista notoriamente precavido. Oímos las instrucciones de Prince a Don Batts, su ingeniero de grabación personal de ese entonces. Oímos su pie golpear el suelo mientras toca el piano. Oímos una versión temprana de “Strange Relationship” (supuestamente inspirada en la relación de Prince con Denise Matthews, conocida como Vanity), la cual saldría a la luz en 1987, en Sign o’ the Times. Y oímos ese fragmento prometedor de la que llegaría a ser su canción emblemática. “No sé de algún fragmento documentado de ‘Purple Rain’ que ocurriera antes de esto”, comenta Howe. Pero la versión de “17 Days”, el amado lado B de su no. 1 de 1984 “When Doves Cry”, suena extraordinariamente completo.
“A Case of You”, es el cover de Mitchell al que regresaría a lo largo de su carrera, incluso durante su gira final en 2016. Su cantante de acompañamiento y novia del momento, Jill Jones, escribe notas en el cuaderno en el que se esbozó Piano: Prince tocaba la canción “en viajes largos a través de Minneapolis en días nublados y grises”. El segundo cover, “Mary Don’t You Weep”, se remonta a la era antes de la guerra; Spike Lee usó la versión de Prince en su película más reciente, BlacKkKlansman [El infiltrado del KKKlan].
Una de las piezas originales inéditas, la irónica “Cold Coffee & Cocaine”, presenta a Prince cantando con la voz de Jamie Starr, el alter ego grosero que él asumía en momentos juguetones en el estudio. “Mi sospecha es que la canción estaba pensada para que Morris Day la grabara con [su banda] Time”, dice Howe. “Pero nunca se dio. Esta es la única versión que existe”.
La pregunta incontestable es si Prince habría querido que se oyera la grabación; no dejó un testamento o instrucciones con respecto al material sin publicar. Lo que sí sabemos es que era tremendamente protector con su obra e imagen; un perfeccionista que nunca hizo público algo que fuera tan crudo o cándido como lo que se oye en Piano. Aun cuando el álbum ha deslumbrado a críticos y fans, también ha suscitado un debate acalorado en el foro de Prince.org, donde muchos insisten en que le falta al respeto a los deseos del artista. Varios reseñadores escribieron sobre la tensión incómoda de escuchar con placer algo que el artista tal vez no quería que ellos oyeran. (The A.V. Club lo describió como rayando “en voyeurismo post mórtem”.)
El respeto a los deseos de Prince “es el tema número uno cuando se discute cualquier cosa cuya publicación pudiera considerarse”, insiste Howe. “Nunca haríamos público algo que no tenga el calibre artístico absolutamente más alto”.
Dadas las buenas ventas de Piano (actualmente entre los 15 álbumes principales en Amazon) y los elogios unánimes, Howe dice que se harán públicos más tesoros del archivo. “Tenemos muchas discusiones sobre lo que debería o no surgir. Sus piezas eliminadas y las cosas que dejó atrás son, en muchos casos, mejores que la mejor obra de otro artista”, dice él sobre un archivo de material que podría llenar una segunda carrera. “Fue como una ocurrencia tardía para él”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek