La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó este lunes 9 de junio que mantiene activa la alerta por la epidemia de mpox, enfermedad que sigue afectando principalmente al continente africano, y solicitó un “apoyo internacional sostenido” para enfrentarla.
Según un comunicado oficial, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, confirmó que el brote de mpox “continúa cumpliendo con los criterios de una emergencia de salud pública de importancia internacional” (PHEIC, por sus siglas en inglés).
La emergencia fue declarada el 14 de agosto de 2022, luego de que la enfermedad —anteriormente conocida como viruela del mono— se propagara rápidamente en varias regiones de África.
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La mpox se caracteriza por lesiones cutáneas, como pústulas, fiebre alta y dolores musculares. Identificada por primera vez en República Democrática del Congo en 1970, permaneció confinada durante mucho tiempo a una decena de países africanos. Sin embargo, en 2022 comenzó a extenderse al resto del mundo, especialmente a países desarrollados donde el virus nunca había circulado.
“Desde principios de 2024, un total de 25 países notificaron a la OMS más de 37,000 casos confirmados de mpox, incluidos 125 fallecimientos”, declaró el viernes el responsable de la OMS ante el comité de emergencia del Reglamento Sanitario Internacional (RSI)
Hasta el año pasado la PHEIC era el nivel más alto de alerta ante una epidemia, según el RSI. No obstante, en 2024 se introdujo un nivel de alerta superior: el de “emergencia debido a una pandemia”.
MPOX Y SU TRANSMISIÓN
De acuerdo con los epidemiólogos, los jóvenes son más vulnerables a contraer mpox, cuyo virus viene en dos formas distintas o “clados”: clado I y clado II, y se propaga a través del contacto cercano.
En cuanto al tratamiento, se utilizan algunas vacunas contra la viruela (como Jynneos e Imvanex). Si bien no hay cura específica, en casos graves se pueden usar antivirales como el tecovirimat (aprobado en algunos países bajo ciertas condiciones).
Generalmente la enfermedad dura de dos a cuatro semanas. La mayoría de los casos son leves, aunque puede ser más grave en personas inmunocomprometidas o niños pequeños.
En cuanto a la transmisión es por contacto directo con lesiones, fluidos, objetos contaminados o contacto cercano prolongado (incluidas relaciones sexuales). N
(Con información de AFP)