En un movimiento sin precedentes en la Península de Yucatán, Ermilo Roger Castilla Ponce y Margarita Ponce Díaz han puesto en marcha el primer programa privado de protección de abejas, aplicado ya en 1,500 hectáreas de sus desarrollos agroindustriales.
La iniciativa responde a una visión de desarrollo sostenible encabezada por Castilla Ponce, quien ha liderado inversiones que superan los 600 millones de pesos en el sector agroindustrial local. Su enfoque combina innovación agrícola, restauración de suelos y generación de empleos, con la meta de transformar la economía de la región.
Diseñado como un programa piloto, este esfuerzo cuenta con el respaldo de la Fundación Abejas del Mayab. Su propósito: armonizar las prácticas agrícolas con la preservación de los polinizadores, cuya función es clave tanto para la biodiversidad como para la productividad regional.
Acciones con impacto ambiental y social
La implementación incluye la colocación de colmenas en puntos estratégicos, formación de productores en apicultura sostenible, monitoreo ambiental constante y colaboración directa con apicultores de comunidades vecinas. A través de estas acciones se busca fortalecer cadenas de valor y posicionar la miel y sus derivados como productos premium.
“La salud de nuestras abejas es un indicador directo de la salud de nuestros ecosistemas agrícolas”, afirmó Ermilo Castilla Ponce. “Este programa no solo protege a los polinizadores, sino que también asegura la productividad y sostenibilidad de nuestras tierras”.
Una apuesta integral por el futuro
La Fundación Abejas del Mayab ha sido una pieza clave en la puesta en marcha del proyecto, consolidando el enfoque de Castilla Ponce de enlazar el crecimiento económico con la regeneración ambiental.
Tanto él como Margarita Ponce Díaz poseen una sólida trayectoria filantrópica. A través de Fundación Bepensa —presidida por Ponce Díaz y vinculada al conglomerado Grupo Bepensa, con más de 50 empresas y ventas anuales superiores a los 45 mil millones de pesos— han promovido diversas iniciativas sociales y ecológicas en el sureste mexicano.
“Nuestro objetivo es implementar este modelo en otras propiedades de nuestras empresas en el sureste del país”, apuntó Castilla Ponce. “La protección de las abejas es una responsabilidad compartida que trasciende generaciones y que debe formar parte del diseño mismo de toda actividad agroindustrial”.
Una visión replicable para el sureste mexicano
Con su fase inicial ya en marcha, el programa tiene como meta expandirse a más zonas y comunidades rurales. El objetivo es claro: que en Yucatán la agricultura y la apicultura se desarrollen de forma conjunta y respetuosa, garantizando seguridad alimentaria y conservación ecológica.
Este proyecto demuestra que, desde el sector privado y con un enfoque filantrópico, es posible construir modelos de desarrollo económico que cuiden y enaltezcan la riqueza natural del territorio.