Si bien la familia es el mejor ecosistema para el desarrollo durante la infancia, muchas veces un divorcio es inevitable y cambia el concepto de familia que los niños y niñas tenían hasta el momento. Cuando sucede una separación de los padres se debe encontrar un ecosistema nuevo para continuar con una crianza sana y feliz, para lo cual es indispensable tiempo, maduración y mucho compromiso de los adultos.
La Unicef considera que, aunque el divorcio o la separación puede traer consecuencias emocionales negativas, muchas veces el sufrimiento de los menores se relaciona con el pésimo clima familiar que han vivido más que con la decisión de los padres de poner fin a la convivencia. El daño más severo se produce cuando los niños presencian peleas, agresiones, humillaciones o engaños entre padres.
Sin embargo, esto no significa que ante la separación de los padres no exista cierto grado de dolor o incertidumbre, pues son inevitables ante un cambio en las dinámicas familiares. Asumir que los padres no podrán seguir juntos genera dolor, pero no necesariamente un daño si es que los padres saben conducir el proceso de manera saludable.
Para ayudar a enfrentar este reto familiar, especialistas destacan cinco claves que pueden hacer la transición más amena para los menores.
1. MANTENER COMUNICACIÓN ENTRE LOS PADRES TRAS LA SEPARACIÓN
Mantener una comunicación clara y constante después de la separación de los padres es de suma importancia, incluso a través de correos o mensajes, para coordinar decisiones y estar al tanto de lo que ocurre con los hijos y que alerten sobre cualquier problema para adoptar soluciones coordinadas.
Como psicóloga clínica, Zenaida Aguilar Vijande, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), detalla que las terapias familiares en procesos de separación son más comunes y uno de los principales problemas que develan es la falta de acuerdo entre los padres en decisiones importantes que afectan la vida del menor.
Por ejemplo, el desacuerdo puede frenar el acceso a la terapia apropiada ante una afectación emocional tras la separación, ya que legalmente se necesita el consentimiento de ambos progenitores y, en muchos casos, uno de ellos se opone, lo que genera conflicto y afecta el bienestar emocional del menor.
“Si uno de los progenitores intenta excluir al otro de decisiones y actividades relacionadas con los hijos provoca que los menores se sientan atrapados en ese conflicto. La comunicación y el acuerdo entre los padres son fundamentales para evitar que los hijos sufran las consecuencias emocionales de la separación”, explica la experta.
2. NORMAS COHERENTES EN AMBOS HOGARES
Es muy importante que los padres apoyen la autoridad del otro, pues en caso contrario el minar la autoridad de la contraparte crea un desbalance en la percepción del menor. Además, es importante mantener los mismos límites y normas en ambas casas para evitar confusiones entre los niños en lo que respecta a horarios, pautas de alimentación, acompañamiento a la escuela o actividades extraescolares.
Según la Academia Americana de Pediatría, un enfoque estable y consistente para la crianza durante el divorcio es de suma importancia, pues los menores prosperan cuando los padres colaboran, se comunican con frecuencia y establecen reglas consistentes en los dos hogares. En particular, se resalta la efectividad de la disciplina consistente de los padres porque establece límites claros que no varían mucho entre los dos hogares.
En tiempos de cambio, es importante que los niños mantengan tantas rutinas como sea posible, por lo que compartir los mismos parámetros en ambos hogares enriquece su desarrollo y mejora los contactos con el entorno social del menor.
3. LOS NIÑOS NO DEBEN TOMAR PARTIDO
Involucrar a los niños en los conflictos entre los padres es peligroso y, en especial, pedirles que elijan entre uno u otro. Los peores casos son aquellos que terminan en tribunales en los que se exige a los menores que declaren con quién quieren quedarse.
Por desgracia, es bastante común. Durante 2023 en México se registraron 163,587 divorcios, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Del total de divorcios, 10 por ciento se resolvió vía administrativa y 90 por ciento, vía judicial.
Es muy importante que los padres eviten hablar mal del otro progenitor delante de los hijos. A menudo, estas situaciones son consecuencia del afán de manipulación o venganza por parte de los progenitores, y deben evitarse. En derecho y psicología existe el síndrome de alienación parental (SAP) que, aunque es muy discutido, hace referencia a la actitud de una menor que no quiere ver a su padre en un contexto de divorciado.
De acuerdo con Richard Gardner, quien acuñó el término, la alienación parental se define como “un desorden psicopatológico en el que uno de los padres manipula o condiciona la relación de los hijos con el otro progenitor, buscando provocar rechazo, hostilidad o indiferencia hacia este último”.
Las afectaciones por involucrar a los hijos en los problemas de pareja y usarlos para dañarse mutuamente pueden ser severas. Además de la tendencia a generar odio hacia el progenitor que se ataca, el menor puede presentar conductas violentas, e incluso puede atentar contra su vida al no comprender el conflicto, según análisis de la UNAM.
Por lo tanto, es importante que se prioricen las necesidades del menor. Los padres deben evitar envolverse en competencias mutuas o guerras, tanto al buscar la custodia como al tomar decisiones. De ser necesario, se recomienda que los padres busquen ayuda para afrontar sus propios sentimientos sobre el divorcio. Si ambos son capaces de adaptarse, los hijos también lo lograrán.
4. PROPORCIONAR SEGURIDAD Y ESTABILIDAD EMOCIONAL A LOS HIJOS
En situaciones de cambio, los padres deben asegurarse de que los niños se sientan seguros y estables. Si se trata de niños pequeños pueden necesitar objetos de transición, como un peluche, un amuleto o una foto para sentirse conectados con el otro progenitor cuando están trasladándose de una casa a otra.
Legitimar sus sentimientos y ofrecer apoyo es vital durante los meses posteriores a la separación, pues los menores continúan acoplándose al cambio. Es importante animar a los niños a expresarse y desahogarse cuantas veces lo requieran. Ello refuerza la conciencia de que está bien sentirse contento, triste, aliviado o confundido sobre el futuro.
Posteriormente, el padre puede proponer algunas ideas para reconfortarlo. Sentarse un rato los dos juntos, dar un paseo o abrazar a su peluche favorito son algunas opciones. Los niños pequeños pueden agradecer enormemente la posibilidad de llamar por teléfono a su padre. O también, hacer un dibujo para dárselo a su madre cuando vuelva a verla.
5. TRAS LA SEPARACIÓN DE LOS PADRES, BUSCAR APOYO PROFESIONAL SI ES NECESARIO
Por último, pero igual de importante, es bueno reconocer que una separación no es un periodo para enfrentarse a solas. Si los menores muestran señales de no estar gestionando bien la separación es recomendable que los padres busquen ayuda profesional. Terapia familiar o individual para los niños, por ejemplo.
E incluso si no parece haber grandes problemas, es recomendable hablar con otras personas o niños que hayan atravesado la misma situación. Los menores que tienen la habilidad de buscar y obtener apoyo de otras personas se pueden adaptar mejor a los cambios relacionados con el divorcio. N