A pesar de la intensa temporada de lluvias, la presa de El Palote del Parque Metropolitano de León apenas registra un 30 por ciento de su capacidad, debido a que la cantidad de desviaciones que tiene el agua antes de llegar a este embalse ubicado al norte de la ciudad.
Así lo informó el director de la Comisión Estatal del Agua de Guanajuato (CEAG) Francisco García León, quien advirtió que no todo lo que llueve en la Sierra de Lobos escurre hacia la ciudad, debido al exceso de borderías que encuentra a su paso y de que la que se acumula en la cuenca es realmente pequeña.
“Esto significa que el agua que escurre en esta cuenca, y que a su vez es la que llenaría la presa de El Palote, es una cuenca de poco más de 210 km cuadrados; es una cuenca, relativamente pequeña: Estamos hablando de poco más de 21 mil hectáreas”.
Expuso que si bien una parte de Sierra de Lobos escurre hacia la cuenca del Río Santiago, es decir, una dirección completamente diferente, otra se dirige a la presa de La Gavia. Por ello, la proporción que en realidad escurre a la Presa El Palote es menor.
“Esto significa que traemos un 40% menos de escurrimiento en la zona que además fue muy golpeada por la falta de lluvia durante los tres últimos años. Ni en el 21, ni en el 22, ni en el 23 llovió lo suficiente”.
En cuanto a la bordería en ese tramo, esta ha proliferado entre los que tienen título de concesión y algunos que no. Al final, entre unos y otros no permiten que los escurrimientos sean mayores y es un tema que le compete a la Conagua.
“Se estima que el escurrimiento actual no llega ni siquiera a los 10 millones de metros cúbicos con lo que apenas se están llenando muchos de los vasos que están ‘aguas arriba’ y eso explica el por qué que no ha escurrido la suficiente agua a la presa de El Palote.
Agregó que aunque casi llegan a los 700 milímetros en precipitaciones, en esa zona en particular no ha llovido lo suficiente, pues apenas se llega al 60 por ciento del promedio
“Esto provocó que la zona estuviera muy seca y esto determina que hay mucha mayor absorción de agua tanto de la corteza vegetal, como del propio subsuelo, de la parte geológica que de manera natural requería más agua que otras zonas y eso no permitió la escorrentía que estábamos esperando”, advirtió.
