No existen sitios inherentemente espirituales, sino que toman esa característica cuando experimentamos una sensación de admiración y aceptación, asombro o sanación, al estar allí y sentir una conexión pura con algo mucho más grande que nosotros mismos como la tierra.
No importa a dónde vayamos —ya sean maravillosos acantilados en Irlanda o un centro comercial en Finlandia, una reserva de tortugas o un cementerio— ni cómo llegamos allí, podemos emprender un viaje espiritual.
Aquí hay algunas sugerencias para encontrar lugares liminales propios: espacios entre el cielo y la tierra donde se pueden hallar experiencias significativas tanto sagradas como mundanas.
1. RESERVA HOPI
Condados de Navajo y Coconino, Arizona. Una vez que te alejas unos minutos de las áreas comerciales, dentro de la reserva el tiempo se vuelve irrelevante. La mesa de Oraibi es uno de los más antiguos asentamientos humanos (1100 d. C.) que han estado habitados continuamente en las Américas.
2. WALDEN POND
Concord, Massachusetts. Un cambio en nuestro entorno personal a veces puede ayudarnos a sanar al reorientarnos hacia nuestro yo espiritual. El trascendentalista Henry David Thoreau construyó su famosa cabaña aquí solo tres años después de la muerte de su hermano John —lo cual, dicen los biógrafos, fue la mayor aflicción de su vida—. Quería ser partícipe del “tónico de lo salvaje”. Como explicó en su diario poco después de su llegada: “Si no estoy del todo bien aquí, estoy menos equivocado que antes”.
3. DESIERTO DE ATACAMA
Chile. Se dice que esta franja de tierra de 65,983 kilómetros cuadrados a lo largo de la costa pacífica, en el oeste de Los Andes, puntuada por el volcán Licancabur —considerado sagrado por el pueblo atacameño–, es el mejor lugar de la tierra para observar las estrellas. Su gran altitud, la ausencia de nubes, de contaminación lumínica y del aire, lo convierten en un paraíso para los astrónomos, incluso sin un telescopio. Siglos antes de que llegaran los europeos, los pueblos indígenas trazaron aquí el sol, las constelaciones y los planetas para navegar en el tiempo y el terreno.
4. LA CALZADA DEL GIGANTE
Condado de Antrim, Irlanda del Norte. Cuenta la leyenda que estos fantásticos acantilados fueron construidos por un gigante llamado Fionn Mac Cumhaill. Según los geólogos, las 40,000 columnas entrelazadas son el resultado de una erupción volcánica que sucedió hace 56-66 millones de años. Como si las formaciones rocosas no fueran lo suficientemente maravillosas, la Calzada del Gigante también es una reserva natural protegida para plantas y aves, como el raro helecho de mar Asplenium, las orquídeas rana, las alondras y los pardillos.
5. COLINA DE LAS CRUCES
Siauliai, Lituania. Se estima que hay más de 100,000 cruces en esta colina. La mayoría están inscritas con nombres y oraciones que abarcan idiomas, naciones y religiones. A pesar de que los soviéticos demolieron el área en repetidas ocasiones durante su ocupación (de 1944 a 1990), los lituanos dejaron estas cruces y otras señales aquí como protesta pacífica. Después de recuperar su independencia, este ejemplo de esperanza y resiliencia permaneció.
6. CAPILLA DEL SILENCIO DE KAMPPI
Helsinki. Un centro comercial en el corazón de una gran ciudad podría no parecer el lugar más espiritual, pero esta capilla ecuménica que asemeja un poco a una elegante nave extraterrestre es justo eso. Fue construida específicamente para sentarse en calma, silencio y reflexión. Cuando la Oficina de Turismo de Finlandia exploró qué atraería a los viajeros al país, se tomaron en cuenta el paisaje, la educación y el diseño, pero se decidieron por un elemento completamente diferente: el silencio.
7. IGLESIAS TALLADAS EN ROCA Y TIERRA
Lalibela, Etiopía. Estas 11 iglesias medievales excavadas en la roca de las montañas a menudo se describen como “oración en piedra”. Más tarde se agregaron columnas, ventanas y plomería a estas notables estructuras de piedra roja del siglo XIII. Algunas contienen pasillos para procesiones ceremoniales o pasadizos a catacumbas y cuevas de ermitaños.
8. RESERVA DE TORTUGAS RAS AL HADD
Omán. Cada abril y agosto, las tortugas marinas verdes migran 45 kilómetros, y la gente se traslada también para presenciar el milagro de la eclosión de unos 50,000 huevos de tortuga. Al igual que los pájaros y las abejas, las crías se guían con una brújula interna en su camino hacia el mar. En el folclore árabe, la tortuga simboliza paciencia, humildad y persistencia: los rasgos que componen la fe. Mira tú mismo a las crías y entenderás por qué.
9. MONASTERIO TAKTSANG
Valle de Paro, Bután. El “Nido del Tigre” se alza sobre el borde de un acantilado, a un kilómetro sobre el Valle de Paro. Su construcción imposible y precaria contribuye a la magia casi tangible de este sitio sagrado del Himalaya. Se dice que el maestro budista Padmasambhava, a quien se le atribuye haber llevado el budismo al Tíbet y a Bután en el siglo IX, ocultó textos y objetos rituales en medio de las cuevas y lagos de la zona para que los descubrieran e interpretaran los tertones, o futuros “reveladores de tesoros”.
10. BOSQUE DE WAIPOUA
Hokianga, Nueva Zelanda. La extensión de bosque nativo más grande que queda en el país, en la Isla Norte, fue declarada santuario en 1952. Es el hogar de árboles kauri gigantes, atesorados por los neozelandeses y especialmente por los indígenas maoríes. Destacan dos kauri: God of the Forest (Dios del Bosque) es el más grande de todos, mide casi 11 pisos de altura; y Father of the Forest (Padre del Bosque), que se dice ha estado vivo por casi 3,000 años, es el árbol más antiguo de Nueva Zelanda y quizá de la tierra. N
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(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek).