En marzo de 2021, el Instituto de Salud de Aguascalientes gastó 524 mil 700 pesos en la adquisición de 5 mil 700 cajas de ivermectina a la empresa Proveedora Hospitalaria del Bajío, para repartirlas en kits a pacientes con Covid-19. La adquisición fue aprobada a pesar de que el Hospital Hidalgo, dependiente del gobierno del estado, descubrió medio año antes que ese medicamento no mejoraba las condiciones de pacientes hospitalizados, ni había estudios médicos que respaldaran su uso en pacientes no graves.
Aquí te explicamos qué es la ivermectina, los dos usos que se le dio en Aguascalientes y cómo la crisis de la pandemia influyó en las decisiones médicas.
A inicios de abril de 2020, un grupo de científicos australianos publicó los resultados de una investigación, según la cual la ivermectina inhibía, en 48 horas, la replicación del SARS-CoV-2 en pruebas de laboratorio. Tras la publicación, médicos del Hospital Miguel Hidalgo se preguntaron cómo funcionaría ese medicamento en pacientes hospitalizados por Covid-19.
El 25 de abril de ese año, el Comité de Ética del Hospital aprobó el estudio “Seguridad y eficacia de la ivermectina e hidroxicloroquina para pacientes con neumonía por Covid-19”.
Entre mayo y agosto, 106 pacientes que fueron hospitalizados en estado no crítico, es decir, que no requerían intubación, aceptaron participar en el ensayo en el que participaron 13 médicos y estudiantes de medicina con diferentes especialidades.
“En pacientes no críticos hospitalizados con neumonía por Covid-19, ni la ivermectina ni la hidroxicloroquina reducen el número de días de hospitalización, el deterioro respiratorio ni las muertes”, concluyó el equipo en un artículo nor arbitrado –o sea, no revisado por científicos, una práctica obligatoria para validar ensayos clínicos–, publicado en febrero de 2021 en el portal MedRxiv, de la universidad de Yale.
José Manuel Arreola Guerra, Jefe de Investigación del Hospital Miguel Hidalgo y cabeza de ese equipo, acota en entrevista lo que también advierte el artículo: que la dimensión de la pandemia obligó a suspender el reclutamiento de pacientes para el ensayo.
“En agosto, la cantidad de pacientes críticos sobrepasó al hospital. Todo el paciente que ingresaba era crítico, paciente para intubación, entonces era más difícil el reclutamiento. De tal manera que vimos un poquito fútil seguir reclutando y nos quedamos ya con una muestra de 106 pacientes”, explica.
También detalla que, del total de sujetos, solo 37 recibieron ivermectina.
La última actualización del estudio, validado por el portal científico Clinical Trials, data del 6 de noviembre de 2020. Para entonces, tanto el Hospital Hidalgo como el ISSEA conocían sus resultados.
Antes, desde junio de 2020 la Organización Panamericana de la Salud (OPS) había desaconsejado el uso de ivermectina como tratamiento contra Covid-19. En México, la Secretaría de Salud federal de México recomendó en julio no prescribir medicamentos distintos del paracetamol “para el control de síntomas” y en agosto, no usar ivermectina en pacientes hospitalizados.
Y en enero de 2021, el Panel Multidisciplinario de la Comisión Coordinadora de Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad publicó sus conclusiones respecto a ese fármaco.
“No existe evidencia científica suficiente para recomendar el uso de ivermectina sola o en combinación con azitromicina, como tratamiento de la COVID-19 en ninguna de sus etapas. Tampoco existe evidencia de utilidad de ivermectina en la profilaxis de la infección por SARS-CoV-2”, se lee en el documento disponible en la página del gobierno federal.
Pese a ello, el 12 de marzo de 2021, el Comité de Adquisiciones del ISSEA autorizó la compra de 5 mil 700 cajas de ivermectina por 524 mil pesos. El contrato de adquisición con la empresa local Proveedora Hospitalaria del Bajío se firmó el mismo día y, diez días después, el ISSEA firmó un convenio con la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) para entregar un kit con insumos, medicamentos y material de curación “a la población más vulnerable”.
Miguel Ángel Piza Jiménez, secretario de salud de Aguascalientes, asegura en entrevista que había dos tipos de kits anti Covid-19: los que repartió la Sedeso, con un oxímetro, un termómetro y cubrebocas; y los que además contenían ivermectina y otros medicamentos, que distribuyó el ISSEA entre pacientes con diagnóstico de Covid-19 leve, y en seguimiento domiciliario a través del programa Médico En Tu Casa.
El objetivo era evitar que los casos sospechosos y leves saturaran los hospitales.
“Como era un kit integral, nosotros repartíamos a los positivos. Pero además, había gente que necesitaba porque no tenía dinero para comprar un oxímetro, (decidimos) darle a la gente que no pueda comprarlo. Si no estaba positivo, solamente se les daba el oxímetro o el termómetro para que pudieran usarlo. Y no se les daba el tratamiento con ivermectina; solamente se les daba la vitamina C y el Zinc. No fue a granel, como se piensa. Había una selección, se les analizaba”, afirma el secretario.
Y subraya que, quienes recibieron el tratamiento en kit, lo hicieron con consentimiento informado.
“Se les decía: mire, esto no es para tratar el coronavirus, pero tiene un efecto que le puede ayudar. Lo que puede pasar es esto. ¿Está de acuerdo? ¿Sí? Fírmele. Y hubo quien dijo: no, yo no quiero”, declara.
Afirma que la distribución del medicamento se suspendió cuando la OMS desaconsejó el uso de ese fármaco fuera de ensayos clínicos, a finales de marzo de 2021. Es decir, después de las recomendaciones oficiales sobre no utilizar ivermectina en pacientes con Covid-19, hechas en enero, y de los resultados del estudio del Hospital Hidalgo conocidos en 2020.
“Todavía tenemos unas 600 u 800 cajas. Pero teníamos como 50,000 (pacientes) positivos. Para lo que se compró, realmente no hicimos gran cosa”, valora el secretario.
Piza también declara que el convenio con la Sedeso se firmó para que esa dependencia adquiriera los termómetros y oxímetros, mientras que el ISSEA aportaría los medicamentos y cubrebocas.
Se buscó al titular de Sedeso, Humberto Montero. A través de su personal de comunicación social, declinó ser entrevistado sobre los kits “por tratarse de un tema añejo”. Y aunque no informó cuántos paquetes distribuyó su dependencia, indicó que se repartieron como parte de “un programa del ISSEA y que ellos le destinaron una partida a la Sedeso”.
Anteponer la urgencia a las pruebas médicas
La pandemia de Covid-19, cuya dimensión no se esperaba, puso al sector salud mexicano en crisis, y para el doctor Francisco Márquez Díaz, coordinador del Grupo Consultor de Infectología del Colegio de Medicina Interna de México, influyó en que las y los doctores utilizaran medicamentos no probados para combatir el virus, como la ivermectina. Márquez advierte que con o sin urgencia, no deben recetarse medicamentos que no hayan sido estudiados previamente.
“Se da en todos los países pero la estructura de gobierno, la estructura legal y la responsabilidad moral y social de las autoridades no debía de verse rebasada por la inquietud, la preocupación, la duda o incluso el miedo (…) El punto más crítico es que en el momento difícil no me deje llevar por el temor, la duda, el miedo, la pasión, al momento de orientar a un paciente y no se diga de orientar a la comunidad. Nuestro pensamiento social a veces nos gana y domina a la educación formal y científica que hemos recibido”, explica.
Eso le ocurrió al propio secretario de Salud estatal, Miguel Ángel Piza. Frente a la urgencia de combatir una enfermedad poco conocida hasta entonces, cualquier medida que pudiera ayudar podría ser empleada aun sin evidencia suficiente.
“La verdad, como médico, cuando yo veía algo en internet o en la televisión, yo decía: ‘Hay que usarlo’. Pero ese era mi sentir como médico porque decía: ¿qué puedo hacer?. Algo tenemos que hacer. Al no haber nada, algo teníamos que hacer. Pero cuando ya lo analizábamos con los médicos concluíamos: no es suficiente, no tenemos experiencia, no hay la experiencia para su uso, no sabemos si va a funcionar; el riesgo es más alto que el beneficio. Entonces yo creo que todos los médicos teníamos esa sensación, sobre todo al ver que había tanta gente demandando el servicio y, lo más triste, muriéndose”, dijo en entrevista.
En contraste, José Arreola Guerra, jefe de investigación del Hospital Miguel Hidalgo, asegura que la manera en que las autoridades sanitarias de Aguascalientes, Ciudad de México y otra decena de estados del país usaron la ivermectina “fue algo que no se hizo de manera consensuada”. Pero admite que no puede juzgar.
“Había grupos internacionales que ya lo apoyaban; sería injusto juzgar de forma clara ese actuar porque había claras publicaciones internacionales que sugerían que podía servir”, considera.
Arreola Guerra defiende que, pese a las limitaciones, el estudio hecho en Aguascalientes cumple los requisitos de rigor científico y ético. Sin embargo, lamenta, el hecho de haber confirmado que el tratamiento no funcionaba y de haberse realizado en una institución local, dificultaron que el ensayo fuera tomado en cuenta por autoridades de salud y la comunidad científica.
“Desgraciadamente es de un hospital pequeño y de un estado pequeño, y es difícil vender una publicación negativa. Pero decidimos que sirviera de algo y lo subimos a un portal abierto (…) Eso permitió que el estudio pudiera ser tomado por agencias internacionales. Entonces, la OMS cita nuestro estudio, Cochrane cita nuestro estudio y después me contactó un periodista de investigación de Australia con todo esto del fraude por ivermectina y le pasé la base de datos”, afirma el médico.
Al cierre de esta edición, el artículo ya había sido aceptado para publicarse en una revista arbitrada.
Por su parte, José Carlos Álvarez García, director de la Unidad Médica de Tepezalá, uno de los municipios más pequeños de Aguascalientes, afirma que en su lugar de trabajo nunca tuvieron acceso a la ivermectina, y añade que no encontró estudios que respalden su uso para tratar médicamente a personas con Covid-19. Para Álvarez García, tener estudios para recomendar su uso es fundamental.
De acuerdo con la herramienta “Científicamente comprobado” del portal especializado Salud con Lupa, que clasifica los tratamientos propuestos para Covid-19 a partir de los estudios médicos que se realicen, el uso de ivermectina para tratamiento contra el Covid solo fue prometedor entre el 28 de enero y el 25 de febrero de 2021. Salvo ese periodo, entre el 10 de septiembre de 2020 al 10 de febrero de 2022, pasó de ser un tratamiento neutro (sin efectos benéficos demostrados) a uno de uso no apropiado (es decir, que no genera beneficios).
Para este explainer, la Secretaría de Salud de Aguascalientes entregó siete artículos científicos utilizados como evidencia disponible para utilizar la ivermectina en pacientes positivos a Covid-19. En todos, incluso en el más alentador, se advertía la necesidad de realizar ensayos clínicos y pruebas en seres humanos pues la eficacia de ese medicamento no estaba demostrada.
“Este esquema de dosis única ha sido clásicamente utilizado en diversas parasitosis; no obstante, considerando que la ivermectina es conocida por ser segura y bien tolerada, puede que no sea suficiente para enfermedades virales como COVID-19, por lo que se requieren más estudios al respecto”, señala el estudio Propiedades antivirales y antiinflamatorias de ivermectina y su potencial uso en COVID-19, publicado en diciembre del 2020.
En otro, publicado el 16 de abril anterior, bajo el nombre de Ivermectin and COVID-19: Keeping Rigor in Times of Urgency, se advirtió de la necesidad de probar el uso del medicamento con ensayos clínicos rigurosos.
“Se requiere una extrema, debida diligencia y una revisión regulatoria antes de probar la ivermectina en enfermedad severa. Debería considerarse realizar ensayos clínicos bien concluidos, nutridos por modelos farmacocinéticos robustos para validar el impacto antes de implementar la ivermectina para tratar el SARS-CoV-2”, concluye el estudio.
Otros dos estudios tomados en cuenta en Aguascalientes se publicaron después de que la Secretaría de Salud comprara la ivermectina para los kits. Uno de ellos, fue retirado de circulación el 7 de febrero de 2022 por dudas/pendientes sobre los datos utilizados y sus resultados.
Al margen de las recomendaciones de las autoridades nacionales e internacionales, el doctor Francisco Márquez advierte que las personas siguen consumiendo ivermectina y otros medicamentos no probados para tratar el Covid.
“Un hecho lamentable es que las personas que atendemos a pacientes graves, cuando los vemos ya en la terapia intensiva o en el hospital, la gran mayoría, yo puedo decir que el 90%, han consumido ivermectina, han consumido hidroxicloroquina, han tomado azitromicina, han tomado dióxido de cloro y suplementos biogénicos, y cosas que lamentablemente han venido a ser para un sector un verdadero negocio en esta crisis de salud que es la pandemia”.
Y a todo esto, ¿qué es la ivermectina, para qué sirve y qué efectos secundarios tiene?
Al igual que la hidroxicloroquina, la dexametasona y los retrovirales que se han probado contra Covid-19, la ivermectina es un medicamento ya existente y aprobado por agencias sanitarias nacionales e internacionales, explica el doctor Francisco Márquez.
“Es un antiparasitario de uso principalmente veterinario, pero que en seres humanos la indicación se tiene para el tratamiento de ectoparásitos; los más comunes son los piojos. Una manera en la que nosotros (los médicos) podemos prevenir que los niños se llenen de piojos cuando van a la escuela es darles ivermectina, es una manera de saturar la sangre de un medicamento para un parásito que se alimenta de sangre”, explica.
Entonces, ¿cómo se tomó la decisión de comprar ivermectina para tratar a pacientes con Covid en Aguascalientes? El secretario Miguel Ángel Piza dice que lo primero que se tomó en cuenta fue el principio fundamental de la medicina: no dañar.
“Lo primero que hicimos fue conseguir medicamentos que no hicieran daño. Todos estos medicamentos tuvieron su momento. Y, a nivel mundial, en base a la experiencia que se estaba dando en Europa y llegaba con nosotros (…) empezamos a hacer análisis de investigación científica en el grupo que nos juntamos cada semana para ver la situación y decíamos: esto sí, esto no, esto no va a hacer daño”, describe.
Que el medicamento no haga daño, no significa que consumir ivermectina no pueda tener efectos secundarios, advierte el infectólogo Márquez Díaz.
“Dársela a un ser humano le generaría una toxicidad hepática (alteraciones en el hígado). Hemos visto personas que, por recibir dosis altas han tenido alteración en las pruebas de funcionamiento hepático. Que han sido los menos, pero sí se han presentado”, comenta.