Ricardo Bucio, presidente ejecutivo del Cemefi, manifiesta que los entornos
sociales seguirán siendo riesgosos si la actitud humana no se modifica.
LA DIFÍCIL situación sanitaria y económica que se ha vivido en el mundo en el último año se ha añadido a las condiciones complejas que en México personas, organizaciones, instituciones y empresas ya enfrentaban como parte de su entorno cotidiano, tales como problemas de inseguridad, medioambientales y de educación.
Este entorno complejo, de acuerdo con Ricardo Bucio Mújica, quien asumió la presidencia ejecutiva del Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi) en abril pasado, ha hecho que las empresas trabajen en un contexto de mayor adversidad y la gran mayoría ha tenido que readaptar las formas y conceptos de negocio.
“El entorno se les ha dificultado y, además, las empresas tienen que responder no solamente hacia su interior, sino a una situación que está dificultando el trabajo diario de las personas, ya sea de los consumidores, los proveedores y de los propios trabajadores”, manifiesta el directivo.
Frente al encierro derivado de las medidas sanitarias impuestas por la pandemia del covid-19, añade Ricardo Bucio, resulta necesario y positivo que las empresas tengan una perspectiva hacia fuera, “una perspectiva de responsabilidad social porque la unión de las empresas que tienen una visión de este tipo y se hacen cargo también de la sostenibilidad económica, ambiental y social puede ayudar a que se enfrenten de mejor manera las dificultades sociales”.
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—Desde el punto de vista del Cemefi, ¿qué acciones de responsabilidad social son las más preponderantes?
—La punta de lanza es el Distintivo ESR porque se deriva de varios componentes, como trabajar hacia un mercadeo y promover un consumo responsable, proteger el medioambiente, trabajar en el entorno comunitario, generar cadenas de valor con los proveedores, ayudar a transformar la política pública y mejorar las condiciones entre la vida laboral y la familiar de los trabajadores.
“La expresión es el distintivo, pero lo importante son estos procesos de transformación y de mejoramiento de las empresas, que suponen esta perspectiva de responsabilidad social empresarial”.
—¿Por qué es importante para la sociedad que una empresa sea reconocida como socialmente responsable?
—Para los consumidores finales de los bienes y servicios de una empresa es muy necesario saber cómo se produce lo que está consumiendo y si la cadena de producción y todo lo que la antecede tienen no solo un origen lícito, sino que está realmente siendo parte de un proceso que contribuye a la mejora del entorno. Yo debería de tener, como consumidor, la certeza de que estoy comprando algo que no es solo positivo para mí, sino que no causó daños en el proceso.
“Que los consumidores tengan una perspectiva así del valor del bien o servicio que le da una empresa ayuda al crecimiento de la misma empresa. Esta necesita no solo el crecimiento del consumo, sino que este vaya aparejado con la legitimidad social, y para eso es necesario tener una acreditación que dé un ente externo a la empresa. Esta acreditación es una propuesta de valor, ayuda a revisar el valor de los bienes y servicios de la empresa y también da un valor de legitimidad pública para su propio crecimiento y expansión. Por eso las empresas más grandes, nacionales y trasnacionales, son las que la han impulsado, son las que ponen más énfasis en la certificación de los distintivos que tienen que ver con la responsabilidad social empresarial”.
—¿Cuál debería ser el nuevo enfoque de la responsabilidad social empresarial?
—Tiene que ver con la adaptación al entorno. Han cambiado las situaciones y las exigencias temáticas. Antes hablábamos de minorías, hoy hablamos de modelos de inclusión y diversidad empresarial. Antes era el cumplimiento de responsabilidades en la seguridad social, hoy hay un proceso en el que cada vez se abren nuevas prestaciones para dar más valor a la seguridad social por parte de las empresas. Antes hablábamos de la necesidad del cuidado del medioambiente, hoy hablamos de los efectos del cambio climático y cómo a las empresas se les dificulta en algunos casos la producción y distribución de sus bienes.
“Además de este entorno totalmente distinto se ha ido creando un corpus de instrumentos de medición de estándares a escala internacional que busca mejorar la manera de medir cómo una empresa hace sus procesos. Es un auge de certificaciones de todo tipo, de procesos, de accesibilidad, para evitar el trabajo infantil, contra la trata y certificaciones que tienen que ver con los procesos que incluyen la responsabilidad social empresarial”.
—De manera personal, ¿cuáles son sus desafíos como nuevo presidente del Cemefi?
—Tratar de conducir el proceso de cambio que el propio Cemefi ha definido, un proceso de renovación, actualización, innovación. Es una institución que, como organización de la sociedad civil, es la que más servicios da a otras organizaciones en México y a las empresas.
“Entonces, en esta perspectiva hay que hacer una renovación también del acercamiento que debe haber con los distintos sectores de la sociedad que trabajan por la responsabilidad social: organizaciones civiles, ciudadanos comprometidos, instituciones de educación, incluso asociaciones religiosas y nuevas empresas.
“Tenemos que trabajar por una perspectiva de responsabilidad social que a todos nos conviene. Creo que algo que ha dañado al país es que tengamos esta visión de que si yo estoy bien no importa que lo demás no lo esté; si mi negocio camina no importa que lo demás no; si mi familia está segura, no importa que el entorno no. Lo que hemos visto durante las últimas décadas es que sí importa, pues todo de alguna forma se ha degradado y estamos en un proceso en donde todas las personas tenemos algún tipo de riesgo si el entorno no se modifica”. N