EN TODO EL MUNDO ha comenzado a surgir un debate respecto a prácticas que buscan suprimir la sexualidad de las personas con una orientación sexual o identidad de género distinta a la de un heterosexual. Prácticas que van desde la privación de la libertad, tortura y castraciones químicas, hasta tratos crueles, inhumanos y denigrantes y violaciones correctivas, entre otros.
Diversos países han legislado ya para prohibir este tipo de prácticas, pues los métodos empleados configuran una violación a los derechos humanos. Por supuesto, México no es la excepción. En los últimos años, grupos ultraconservadores que promueven limitar los derechos sexuales y reproductivos han emprendido diversas acciones para que psicólogos “curen” la homosexualidad en cuatro meses y “desarrollen” la heterosexualidad, con lo que fomentan y promueven el estigma y los prejuicios, lucrando con el dolor y desinformación de las familias.
Por ello, hoy en día es vital poder estar informados, pues estamos frente a un retroceso social y cultural que se creía superado desde la década de 1990.
¿QUÉ SON LAS TERAPIAS DE CONVERSIÓN?
Estos métodos son uno de los tantos Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual e Identidad de Género (ECOSIG), comúnmente empleados por “profesionales” de la salud mental, pero que impiden el libre y pleno desarrollo de la personalidad del individuo, en su mayoría motivados y fundamentados por discursos religiosos y morales que patologizan cualquier práctica sexual que no tenga como fin la procreación, sometiendo al paciente bajo mucho estrés y orillándolo, de manera coercionada, a reprimir su personalidad. La mayoría de las víctimas son las y los jóvenes LGBTTTI que son llevados en contra de su voluntad o como castigo por salir del clóset y no cumplir las expectativas sociales.
¿La homosexualidad se puede curar a través de la terapia? La respuesta es muy clara. No.
Desde la década de los años 90, la Organización Mundial de la Salud Mental removió la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales, y recientemente lo ha hecho con la transexualidad para reconocerla como un elemento inherente de la sexualidad humana.
Si la homosexualidad no es una enfermedad, entonces no hay nada que curar. Las instituciones y asociaciones psiquiátricas con mayor prestigio a escala mundial han declarado que este tipo de “terapias” carecen de fundamento científico y, además, han advertido del daño irreparable que ocasiona en las víctimas, orillándolos, en el peor de los casos, al suicidio.
En México, la Universidad Nacional Autónoma de México, en conjunto con Naciones Unidas, el Consejo Ciudadano para Prevenir la Discriminación (Copred) y diversas expertas y expertos en las ramas de salud mental han publicado un manual dirigido a psicólogos y psiquiatras para informar sobre el daño que implican estas prácticas y sus nulos resultados para “curar” algo que no es una enfermedad mental.
¿Qué consecuencias existen derivadas de estas prácticas? Diversos estudios afirman que aquellas personas que viven estas prácticas, motivadas en su mayoría por un rechazo y violencia social, tienen 8.4 veces más probabilidades de intentar suicidarse, 5.9 más probabilidades de presentar depresión, 3.4 veces más probabilidades de usar alguna droga ilegal y 3.4 veces mayor riesgo de contraer VIH y otras enfermedades de transmisión sexual.
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¿CÓMO AYUDAR A QUE ESTO DEJE DE PASAR?
En octubre de 2018 las senadoras Patricia Mercado, Citlali Hernández y Alejandra Lagunes, con el apoyo y articulación del académico Genaro Lozano y la asociación civil Yaaj México, presentaron una iniciativa de ley que busca prevenir estas prácticas, modificando el código penal para prohibir todo esfuerzo que busque suprimir la sexualidad de una persona, así como una modificación a la ley general de salud para retirar la cédula profesional a todo psicólogo o especialista de esta rama que ejerza este tipo de terapias.
El Estado mexicano tiene la obligación de castigar y perseguir todo delito que atente en contra de la dignidad humana, pero sobre todo tiene la obligación de prevenirlo, por ello la importancia de esta ley.
Apoyar esta iniciativa de ley es apoyar la generación de políticas públicas, protocolos de actuación, normatividades y cualquier acción que ayude a prevenir y erradicar estas prácticas. Es importante exigir a las y los senadores, así como a las y los diputados federales, que aprueben esta ley lo antes posible, pero sobre todo ir trabajando de manera articulada entre sociedad, academia y gobierno para lograr un verdadero cambio cultural y social.
No queremos ni una víctima más en nuestro país, #NadaQueCurar #NoEstoyEnfermx.
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El autor es director de YAAJ México