Tina Fey y Robert Carlock abordan el movimiento #MeToo en la cuarta temporada de Unbreakable Kimmy Schmidt. Naturalmente, es incómodo.
El primer episodio de la cuarta temporada de Unbreakable Kimmy Schmidt encuentra a nuestra Kimmy —una mujer de grandes ojos, frustrantemente optimista y otrora víctima de secuestro, interpretada por Ellie Kemper— en su nuevo empleo, como directora de recursos humanos en la compañía incipiente Giztoob. Como siempre, está determinada a hacer que todo sea divertido, incluso cuando tiene que despedir a un empleado llamado Kabir. Después de llamarlo a su oficina, Kimmy inapropiadamente lo abraza, elogia y masajea. Al percatarse de que él podría sentirse avergonzado, ella le asegura que a cualquiera le pueden suceder cosas vergonzosas. Para demostrarlo, Kimmy deja caer sus pantalones: “¡Oh, oh!”, exclama. Luego, al estirarse por el raspado que ella le compró como regalo, añade: “¡Esta cosa no se va a chupar sola!”.
Kabir ya huyó de la oficina. “Bueno, pues”, lo llama Kimmy jovialmente. “¡Estás despedido!”.
Si esperabas corrección política de los creadores del programa, Tina Fey y Robert Carlock, es que no has prestado atención. Los dos, quienes colaboraron en la primera comedia de situación creada por Fey, 30 Rock, de NBC, son especialistas en comedia irreverente y veloz que tuerce la mojigatería. “En cierto momento tratamos de justificar que ella tuviera una puerta que se cerrara por sí sola”, dice Carlock, refiriéndose al ahora tristemente célebre botón en la oficina de Matt Lauer, expresentador del programa Today. “No pudimos hacerlo funcionar del todo”.
Carlock y Fey, quienes ocasionalmente son estrellas invitadas, apenas habían empezado a trabajar en la cuarta temporada de su comedia en Netflix cuando surgieron las acusaciones contra Harvey Weinstein en octubre pasado. “Siempre buscamos cosas que Kimmy tal vez todavía no sepa”, comenta Carlock sobre el escenario de pez fuera del agua del programa; su creación ingenua pasó 15 años viviendo en el búnker subterráneo de un fatuo líder de un culto (interpretado por Jon Hamm). “El mundo que ella conocía antes de eso era muy indulgente con el acoso sexual”.
Kimmy como una víctima despistada de acoso era una idea, pero, dice Carlock, hacer divertida a “una predadora agresiva de hombres” resultó ser muy desafiante. Así, el personal de 11 escritores más bien propuso ideas de movimientos espeluznantes para Kimmy, inclinándose por historias de la vida real de las seis mujeres en su equipo. “Si estuviera por mi cuenta, no pienso que me habría atrevido a tocar un asunto tan caliente”, menciona Carlock. “Y [la historia] era algo que Tina quería hacer en verdad”. Añade que Fey fue quien insistió en que Kemper dejara caer sus pantalones. Como escritores, continúa, ellos querían evitar una defensa, pero la “comedia debía hablar de este momento cultural”. Y sí, concede, “tenemos un punto de vista: la gente no debería acosar sexualmente a otras personas en el trabajo. Esperamos que ello no sea demasiado controversial”.
Los creadores ya habían abordado el tema el año pasado en Great News, de NBC, una comedia de situación en el lugar de trabajo en la que son productores ejecutivos. (También está ese chiste en 30 Rock de 2012 en el que Jenna rechazaba las insinuaciones sexuales de Weinstein, pero Carlock ha dicho que no se inspiró en un conocimiento específico.) Fey coescribió el episodio de News y fue su estrella invitada, como una poderosa jefa de televisora que obliga a sus empleados masculinos a comer plátanos lentamente y participar en juegos lascivos. Fue una repuesta a los supuestos abusadores sexuales como Roger Ailes: el personaje exhausto de Fey espera renunciar con una paga enorme.

Pero para el episodio de Kimmy (“Kimmy es… ¡niña pequeña, ciudad grande!”), tuvieron que tomarse en cuenta los movimientos #MeToo y #TimesUp. El mensaje aquí es que, sí, Kimmy en verdad no tenía malas intenciones, pero ello no significa que estuviera en lo correcto. Después de que Kabir presenta una queja oficial, otros empleados de Giztoob —ñoños antisociales a quienes no les gusta que los toquen— dicen que los abrazos perpetuos de Kimmy y su ¡choca esos cinco! los hace sentir incómodos. Como su compañero de piso, Titus (Tituss Burgess), finalmente le dice: “Esto no se trata de ti, niña. Esto se trata de tus colegas y cómo se sienten. Cada vez que entraste a esa oficina, hiciste que esos nerds se sintieran asustados e impotentes”.
Kimmy promete no volver a divertirse en el trabajo. Es una alusión a otra respuesta común posterior al #MeToo: hombres quienes ahora dicen que tienen miedo de siquiera decir “buenos días” a sus colegas femeninas. Titus le dice a Kimmy que, en realidad, hay maneras de divertirse en el trabajo mientras se respetan aún las barreras.
Según Carlock, el episodio al principio incluía una examinación más matizada de la reacción negativa al #MeToo, incluido un chiste sobre Matt Damon: atacado en Twitter en diciembre por criticar el fracaso de #MeToo en considerar “el espectro” de las ofensas sexuales. (Él luego se disculpó.) Carlock siente que el argumento de Damon era “muy racional”, pero el chiste se eliminó.
¿Hubo nerviosismo de presentar un retrato solidario de un agresor? “No puedo hablar por nadie, pero no lo creo”, responde Carlock. “Tenemos un personal que valora hablar de estos asuntos, y esto es probablemente lo menos controversial que hemos hecho al momento”.
Más que cierto. En la primera temporada, la exjefa de Kimmy, Jacqueline (Jane Krakowski), revela que es un miembro indígena de la tribu lakota haciéndose pasar por blanca, una trama que Libby Hill, columnista de Vulture, llamó “básicamente ofensiva”, y muchos en Twitter estuvieron de acuerdo. En vez de retractarse, Carlock y Fey doblaron la apuesta en un episodio de la segunda temporada presentando a activistas asiático-estadounidenses boicoteando una obra de teatro en la que Titus, un hombre negro, interpreta a una geisha. Al final, los activistas se percatan de que, más que ofensiva, la obra es simplemente mala. Cuando algunos críticos en línea tomaron el episodio como una réplica flagrante a sus quejas, Fey respondió con: “La gente tiene la libertad de escribir lo que quiera. Nosotros también tenemos la libertad de que no nos importe”.
Esa actitud de tómalo o déjalo es lo que muchos seguidores de Kimmy extrañarán cuando el programa se termine. Esta temporada, dividida en dos (la segunda mitad se transmitirá a principios de 2019), es la última. Aun cuando Netflix recientemente recortó varias comedias con guiones originales (incluidas Everything Sucks!, Disjointed y Lady Dynamite), Carlock sostiene que él y Fey tenían pensado darle punto final en esta temporada. Sin embargo, no será el fin de Kimmy. Está en desarrollo un largometraje para Netflix, y Carlock está presionando por un papel importante para el robot excesivamente ambicioso que se ha convertido en el chiste más utilizado del programa. “Yo abogo por la revuelta de Yuko”, comenta. “¡Una película de ciencia ficción total en la que Kimmy combata a Yuko!”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek