¡No te
rías! grita César Enríquez y enmudece por unos segundos a la Prietty Guoman y
al teatro entero, que ya de por sí se había paralizado ahora que la puesta en
escena ha mutado de la comedia ácida al discurso contundente sobre transfobia.
Hay lágrimas ya en el público; hay gays, lesbianas, bisexuales, transgénero,
hetero, inter y transexuales, agarrándose fuerte el corazón, en plena ceremonia
interior por sus amigos y familiares muertos por violencia. Alguien escapa una
risa. ¡No te rías! grita César.
Nunca
antes le había pasado. “Cuando escuché las risas salió el actor, habló por mí. ¡Te
callas!, así como te ríes tú se ríen otros y esto no es cosa de risa”, me dice
César personificado ahora de hiena, entre escena y escena de El Rey León. “No
me fui al mar de lágrimas en escena porque soy un actor entrenado”, pero ahora
sí se va, naufraga en él. Llora mientras recapitula con voz cortada que es muy
doloroso ver morir gente cercana de esta forma.
Dice Inegi
que en el país la mitad de las mujeres ha sufrido violencia emocional, cifra
que en Guanajuato alcanza 620 mil casos denunciados. En el país 41 por ciento
fue víctima de agresiones sexuales que acá documenta 505 mil casos. Nuestro
estado cuenta de 2001 a mayo del 2017, 105 asesinatos de mujeres. Mujeres,
mujeres, mujeres, exploro la información publicada buscando otros géneros.
Cifras sobre miembros de comunidades de sexualidad diversa no existen. Aquí en
los números, donde debían ser discriminados de los demás, no aparecen.
La compañía de Pietty Guoman sabía que la puesta
específica en Leónera muy pertinente para lanzar “este grito no ahogado, sino a voces”, hacer
visible lo invisibilizado, en la clausura de la Muestra Nacional de Teatro, el
evento más importante del tema en el país, “saber que podría estar ahí el gobierno”
de uno de los estados más conservadores. Pero nunca midieron lo que ocurrió. El
teatro lleno, en un aplauso de pie, el gobierno ausente, la medalla Xavier
Villaurrutia al fundacional activista del movimiento gay a nivel nacional Tito
Vasconcelos, los discursos de Trans, Los Delirantes, Fancy Lupe, De pícaros,
truhanes y actores, o hasta de Feroz y Celestina; la obra off a la muestra La
insoportable levedad del gay; ahora el discurso de la Dirección Artística en
voz de la crítica e investigadora Luz Emilia Aguilar Zínser.
El epílogo
de Prietty daba sentido y amarre a todo: un grito por la paz. Se queda sola. La
luz la aplasta. “A los 13 años fui vendida… imaginándome una vida entre
vestidos hermosos… Terminé con mis rodillas anudadas a los brazos, quemada
por las colillas del cigarro apagadas en mi piel, violada y torturada… y,
después de escuchar ¡¡por puto!! es que en la oscuridad de una cajuela viajé
para siempre”.
Alguien se
ríe entre el público. “¡¡No te rías!!”, grita la Prietty y enmudece al teatro
entero. “Así se mata en este país, se mata por odio, se mata con saña después
siempre viene el silencio y la impunidad… Y todo aquél credo o ser que incite
al odio, lleva en su mano culpa”.
“¡¡Por las
maricas, por mis amigas que ya no están… Por cada loca que le arrancaron la
vida, por todas las que se les oculta, por todas las que se les embolsa, por las que no somos ni siquiera una
estadística… ¿Ven por qué hacemos el carnaval? Porque México ya es un velorio…”
Las
agendas del alcalde y del gobernador Miguel Márquez dicen que están en
actividades privadas el 23 de noviembre y el dos de diciembre, inauguración y
clausura de un evento de tal relevancia. Emilia Aguilar discurre sobre
violencia de género en el mensaje de la Dirección Artística y agradece “al
alcalde doctor Octavio Villasana Delfín” y esta sustitución hace más visible la
ausencia de Héctor López Santillana. Un golpe a la boca del estómago.
Guanajuato
retumba con la transfobia, un neologismo brutal en uno de los estados más tradicionalistas,
que ahora aplaude de pie. Son las 12 de la noche y la Muestra Nacional de
Teatro acaba de fenecer. Una madre de familia abraza a César y le agradece por
abrirle los ojos, por tocar un tema tan difícil de entender para ella; luego
dos familias de lesbianas porque les encantó y su hija de cinco años lo abraza
muy fuerte y le dice “nosotras te queremos”; luego Rubí Araujo, regidora de
Guanajuato, la primera transexual en todo el país, le agradece por hablar por
todas, porque se sintió identificada; otras mujeres transexuales más porque es
un espectáculo que las dignifica. Porque la realidad de la transexualidad es más
dura que la de los indígenas, la de los colores de la piel; porque estos crímenes
no aparecen en las estadísticas.
El frío se ensaña. En la calle, las noche ocurre
como siempre.