Estados Unidos posee un arma que podría freír los componentes electrónicos de los misiles norcoreanos y evitar su lanzamiento, de acuerdo con una funcionaria de desarrollo de armas.
Las armas, conocidas como CHAMP, tienen un alcance de alrededor de 1,126 km y utilizan energía de microondas para desactivar sistemas electrónicos en el territorio enemigo. Los dispositivos se lanzan desde bombarderos B-52.
Mientras la guerra de palabras entre Pyongyang y Washington se agrava, el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump analiza todas las posibilidades en caso de que se desate un conflicto con el estado paria.
A los funcionarios les preocupan tanto los lanzamientos de misiles por parte de Corea del Norte, que las armas de microondas se analizaron en agosto pasado, en una reunión realizada en la Casa Blanca acerca de ese país, declararon dos funcionarios a NBC News.
Solo se sabe que la CHAMP, cuyo desarrollo comenzó en 2009, ha sido probada una vez, en 2012, ya que las demás pruebas se han mantenido en el más absoluto secreto. Sin embargo, el arma funcionó perfectamente después de ser probada.
Esta arma de microondas de alto poder envía pulsos eléctricos hacia los dispositivos electrónicos enemigos, desactivando sus circuitos.
“Estas señales de microondas de alto poder son muy efectivas para perturbar y, posiblemente, inhabilitar circuitos electrónicos”, declaró a NBC News Mary Lou Robinson, jefa de desarrollo de armas del Oratorio de Investigación de la Fuerza Aérea en Albuquerque, Estados Unidos.
El ejército estadounidense ha utilizado anteriormente esa tecnología en Afganistán e Irak, donde ha librado prolongadas guerras contra insurgentes islamistas, para inhabilitar drones y dispositivos explosivos improvisados.
Si tienen éxito, estas armas podrían ser capaces de inhabilitar los muchos componentes electrónicos presentes en los centros de control de misiles. Los detalles precisos sobre la distancia a la que el arma debe estar con respecto a los componentes electrónicos sigue siendo información clasificada por temor a darle una ventaja al régimen de Kim Jong Un.
Corea del Norte disparó un misil balístico intercontinental que aterrizó en el Mar de Japón la semana pasada, en lo que fue considerado como un acto de desafío contra el gobierno de Trump, Naciones Unidas y China, su único aliado diplomático.
Trump ha utilizado la amenaza de ejercer acciones militares contra Corea del Norte junto con sanciones económicas incapacitantes, para tratar de disuadir las ambiciones nucleares de Kim. La semana pasada, Nikki Haley, embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, dijo que si se desata un conflicto entre ambos países, el régimen de Corea del Norte sería “totalmente destruido”.
Corea del Norte calificó al nuevo ejercicio militar entre Corea del Sur y Estados Unidos, realizado el lunes pasado, como una “provocación”. En el ejercicio participaron miles de soldados y más de 200 aeronaves militares.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek