Michael Stipe me ofrece anchoas. “Esto no es lo que
esperaba”, dice la estrella de rock jubilada, picando el plato de pescado que
acaba de ordenar en una barra de mariscos en East Village de Nueva York. “¿Tú
comes anchoas?”.
Esto tampoco es lo que yo esperaba: que me sirviera mariscos
el exlíder de R.E.M. Los rechazo con cortesía citando mi vegetarianismo.
“Soy vegano por defecto”, dice Stipe, riendo. “Me gustan
estos pececitos”. Entonces… ¿un piscitariano? “No, como lo que sea. Pero la
mayor parte del tiempo soy vegano”. Él dejó de comer carne cuando adolescente,
pero “empecé a comer de todo de nuevo cuando cumplí 40”.
Envejecer, que te hace hacer cosas raras, está en las mentes
de ambos mientras comemos: Stipe es un hombre de 57 años mirando en perspectiva
a la renuente superestrella de 32 años que hizo Automatic for the People,
el lanzamiento de 1992 que es ampliamente citado como la melancólica obra
maestra de R.E.M. Ve en retrospectiva, en parte, porque el álbum será
republicado este mes para celebrar su vigesimoquinto aniversario. “Estoy un
poco asombrado de lo que hicimos cuando éramos relativamente jóvenes”, dice. “O
sea, empezamos muy jóvenes”.
Entonces, es adecuado que Automatic se preocupe de
la mortalidad. Entre sus pistas más perdurables están la meditación al final de
la vida “Try Not to Breathe”, la narrativa afligida “Sweetness Follows” y, por
supuesto, la popular súplica antisuicida “Everybody Hurts”.
Para Stipe, es “superextraño” revisitar este hito ahora que
R.E.M. ya no existe. “Me hace sentir como el Padre Tiempo”, bromea. No es que
él lo parezca físicamente (ya no más): la larga barba de Stipe —el vello facial
montañés digno de ZZ Top que se volvió característico en 2016— finalmente se ha
ido. Con pantalón de vestir blanco y una camisa blanca de botones, el cantante
está de un ánimo locuaz y jovial. Nada está fuera de límite, y toda canción de
R.E.M. que menciono provoca una historia o perspectiva (sobre “Ignoreland”, su
diatriba atacando a los republicanos: “La producción pudo ser mucho más
iracunda”). Es una tarde de jueves de octubre, y Stipe acaba de terminar una
entrevista grabada con Dan Rather, a quien identifica en un pie de foto en
Instagram como “Héroe”.
Los principios de la década de 1990 fueron notablemente
ajetreados para R.E.M. En 1991, Out of Time, el tremendamente
popular sexto álbum de la banda, presentó un sonido más brillante, más
orquestal y se disparó al número 1 apuntalado por “Losing My Religion”. La
banda nerd de rock universitario de Georgia ahora era tan famosa como Madonna.
“De repente, era una celebridad”, dice Stipe, alguien que era reconocido en la
calle. “Pasé a un nivel diferente gracias a MTV”. Cantó por primera vez con
pista en el video de “Losing”, con lo que terminó una política duradera de
R.E.M. El cantante decidió darle una oportunidad después de ver el video
“Nothing Compares 2 U” de Sinéad O’Connor. “Antes de eso, yo pensaba: Esto es
increíblemente estúpido, y todos participan de la broma, y solo te ves como un
idiota”.
En los Grammys de ese año, Peter Buck, guitarrista de R.E.M.,
vistió pijamas con temática de casino como un chiste porque no esperaba ganar.
El burlado fue él: R.E.M. recibió tres premios. “Lo que [el éxito de 1991] nos
trajo como banda fue esta confianza increíble en saltar juntos al abismo”, dice
Stipe.
En vez de hacer gira para Time, R.E.M. entró en el
estudio con una sección de cuerdas e hizo rápidamente Automatic, un contrapunto
en gran medida sombrío al pop pastoral de Time. Un cuarto de siglo después,
sigue siendo quizás el álbum más elegiaco que haya vendido 18 millones de
copias.
Considerando todo ese éxito deslumbrante, ¿qué explica el
tono pesimista del álbum? “Acabábamos de pasar por la década de 1980”, dice él.
“Reagan y Bush y el sida. Fueron tiempos jodidamente oscuros. Y este disco es
un disco oscuro”.
También hubo pérdidas personales. “Mis abuelos estaban al
final de sus vidas. Tenía un perro enfermo. Mezclar un perro enfermo con la
crisis del sida obviamente es un territorio peligroso, pero esto era con lo que
estaba lidiando día con día. Y la década de 1980 simplemente fue una joda.
Muchísima gente se rindió y desapareció y murió. No sé. Cumplí los 30. Creo que
piensas las cosas de manera diferente”.
“NO SOY NORMAL”
John Michael Stipe nació en una familia militar a principios
de la década de 1960. A pesar de ser arrastrado de estado en estado por la
carrera militar de su padre —Texas, Illinois, una base del ejército en
Alemania—, el cantante ha dicho que tuvo una niñez “increíblemente feliz”.
Stipe rara vez discute su vida temprana en entrevistas, por lo que me sorprende
cuando empieza a hablar de su padre. “Él era un hombre extraordinario. Pero era
raro. Tenía esta oscuridad, tenía esta rareza”.
Cuando Stipe tenía 15 años, vio a Andy Kaufman en la
televisión y sintió un estallido de reconocimiento. Era 1975. El cómico estaba
totalmente en su personaje de “Hombre Extranjero” durante la primera temporada
de Saturday
Night Live. A Stipe le impactó la irreverencia del sketch. “Yo sentí: Esto
es demencialmente jodido”, recuerda que pensó. “[Kaufman] se dirigía a mí, como
adolescente, lo que el CBGB y el punk rock y Patti Smith y Tom Verlaine
[representarían]. Esta era mi isla de los juguetes rotos”.
Stipe vivía en el Este de St. Louis por entonces, y ahora se
sentía visto. “Andy Kaufman y el punk rock: súbitamente, hallé mi tribu. Estas
personas son como yo. Esto es lo que voy a hacer”. Stipe también descubría su
sexualidad (se declaró homosexual en 1994) y “me percataba de que era en verdad
diferente de todos los demás. Pero no soy normal de cualquier forma. Soy un
poquitín extraño”.
MIRAR ATRÁS CON IRA: Stipe se siente “insultado
personalmente” por el marcado giro político del país a la derecha. FOTO: MICHAEL LOCCISANO/GETTY
Después de la preparatoria, vivió con una banda punk en
Illinois, subsistiendo de espagueti y mantequilla. Pronto se mudó a Athens,
Georgia, para asistir a la Universidad de Georgia, donde conoció a su futuro
compañero de banda, Buck, en la tienda de discos donde el guitarrista
trabajaba. Ellos decidieron formar una banda con sus compañeros estudiantes de
la UGA, Mike Mills (batería) y Bill Berry (bajo). El resto es historia de rock
universitario. Murmur, el inescrutable debut de la banda, llegó en 1983, Reckoning
en 1984, y demás.
Años después, la obsesión de Stipe con Kaufman resultó en la
amada canción de R.E.M., “Man on the Moon”. Una despedida afectuosa al
comediante, quien había muerto en 1984, “Moon” es la canción favorita de Stipe
en Automatic.
También es una de dos escritas sobre celebridades trágicas de ambigua
orientación sexual: “Monty Got a Raw Deal” aborda la vida del actor Montgomery
Clift. Cuando menciono la pieza, Stipe se arranca con una historia sobre la
reunión con la una vez coestrella de Clift, Elizabeth Taylor. Cuando él le
habló a la actriz envejecida sobre la canción, ella le tomó la mano y dijo: “El
amor que tuvimos fue más poderoso que cualquier amor que yo haya conocido. No
había nombre para ello entonces, y no hay nombre para ello ahora”.
En 1992, Stipe, como Clift mucho antes que él, se enfrentaba
a los peligros de la fama recién descubierta y la posibilidad de reconocer
públicamente su homosexualidad. Corrían rumores (falsos) de que tenía sida. “Eso
fue desalentador, porque no sentí que proviniera de una auténtica
preocupación”, dice. “Sentí que era más chismerío mezquino”.
Cuando Stipe finalmente abordó se sexualidad en 1994,
promovía el álbum más ruidoso y más vistoso de R.E.M., Monster, pero aún
escribía sobre la muerte. “Let Me In”, la pieza central de ese álbum, encuentra
a Stipe llorando por el suicidio entonces reciente de su amigo cercano Kurt
Cobain. Es como el complemento desgarrador de “Everybody Hurts” que nadie
quería y todos necesitaban. “He tenido más suicidios de los que merecía”, me
dice Stipe. “Me gustaría ya no tener más”.
ESE PAYASO ANARANJADO
En 2015, Donald Trump, entonces un candidato poco probable a
la presidencia, usó el éxito de R.E.M. de 1987, “It’s the End of the World as
We Know It (and I Feel Fine)” como su música de entrada en un mitin
republicano. Mala idea. La denuncia de Stipe fue dura y veloz: “Jódanse”, dijo
el cantante a la campaña de Trump en una declaración. “No usen nuestra música o
mi voz para su payasada idiota de campaña” (Mills se unió al disgusto, llamando
a Trump un “payaso anaranjado” en Twitter).
Era clásico de Stipe: estridente, liberal, contra el sistema.
También fue una demostración de unidad artística y política de parte de los
miembros de R.E.M., cuatro años después de que la banda se separó
amigablemente.
Stipe nunca fue tímido con respecto a compartir sus opiniones
políticas, en especial durante la era de Automatic: esta es la estrella de
rock que usó una gorra de “Casa Blanca—Detengan el sida” en los Grammy de 1992.
Después de R.E.M., su apoyo político se ha intensificado. Él ha hablado en
contra del trato “injustificable” a Chelsea Manning, quien filtró secretos
militares de Estados Unidos, y se unió a Elton John para apoyar a los presos
transgénero en Georgia. En 2016, se convirtió en un partidario franco de Bernie
Sanders, a menudo presentando al senador en mítines. Stipe y Sanders una vez
fueron retratados comiendo hot dogs en Coney Island.
¿Son amigos? “¡No, no amigos! No intercambiamos mensajes de
texto ni nada”. Pero Sanders era el candidato externo, “y por supuesto que
terminé donde él. Estás hablando con el tipo que escribió ‘Everybody Hurts’,
pero yo mismo me considero alguien externo”.
Stipe desprecia a Trump y se siente “insultado personalmente”
por el marcado giro político del país a la derecha. “Soy un hippie”, dice. “Mi
generación iba a resolver los problemas de la eficiencia energética y el medioambiente.
Y ve dónde nos hallamos, al borde del colapso absoluto. Mi generación ha hecho
exactamente lo opuesto a lo que pensábamos que haríamos”.
El cantante halla consuelo en empresas artísticas: escultura,
fotografía, retratos en video, música. Tiene un libro autobiográfico de
fotografías que saldrá en 2018. “Ni siquiera me gusta hablar de ello, porque
cuando leo al respecto, siento como: ¡Pendejete pretencioso! Solo ponte a
escribir una jodida canción de nuevo. Me imagino a otras personas leyendo eso y
diciendo: ¡Cállate!”
Es más feliz hablando del proyecto de reedición de R.E.M.; le
encanta reintroducir la música de la banda al mundo. Out of Time recibió el
trato de lujo por el vigesimoquinto cumpleaños en 2016, Monster está programado
para una reedición en 2019, y el álbum favorito de Stipe, el extenso New
Adventures in Hi-Fi, debería seguirle dos años después. Solo no esperes
una gira de reunión (tenía que preguntarlo, aunque habría sonado más a súplica que
a pregunta). “Eso nunca sucederá”, dice Stipe llanamente. “No puedo pensar en
una sola cosa que podría hacernos juntarnos para hacer algo públicamente”.
¿Por qué tan seguro? “Porque hicimos lo que hicimos. Tratar
de reunir a la banda por cualquier razón solo sería triste y erróneo”.
¿Alguna vez hará un disco en solitario? “No sé qué es un
disco en solitario. Entonces, la respuesta es no. Pero quiero usar mi voz de
nuevo. En verdad me gusta”. —Zach Schonfeld.
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Publicado en
cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek